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Desde hace más de 20 años la OMS temía la otra pandemia: la soledad

¿Qué es la pandemia de la soledad que la OMS advirtió hace 20 años?

Escrito en OPINIÓN el

Estas próximas semanas representan uno de los momentos pico de cada año donde nos encontramos con más amigos y familiares y tenemos múltiples contactos sociales obligatorios, opcionales, con mala cara o disfrutables.

Es un buen momento que nos da pie para poder platicar acerca de lo que nos había advertido la Organización Mundial de la Salud (OMS) a comienzos de los años 2000 sobre lo que esperaban que fuera la pandemia del siglo XXI: la soledad. 

Se emitieron varios reportes que alertaban a todos los profesionales de la salud sobre los riesgos que enfrentarían las sociedades a múltiples niveles debido al aislamiento y a la falta de contacto cara a cara que se volvía más prevalente. 

Desde hace más de 20 años la OMS temía la otra pandemia: la soledad

Hay que ubicarnos en los inicios de este siglo, todavía lejos de la pandemia de la covid-19, un mundo en constante avance digital, con incremento en la despersonalización de los oficios y labores, centrado en el individuo y con una gran variedad de formas de obtener los satisfactores que no implicaban la relación con otros seres humanos

(Foto: Especial)

Estos factores hacían que una gran cantidad de personas eligiera vivir solos, la longevidad del incremento en la esperanza de vida también hacía que se quedaran sin pares para compartir vivienda y que cada vez tuvieran que salir menos a la calle.

Pensemos ahora en que factores de riesgo de salud se veían afectados. Se incrementaba el sedentarismo, teníamos menos conversaciones, nos desplazábamos menos kilómetros, no salían a jugar a la calle los niños y una gran parte de nuestras vidas transcurría enfrente de las pantallas. 

Esto era un campo fértil para las adicciones, aumento en uso de tabaco en presentaciones más simples, mayor consumo de alcohol y más momentos muertos donde nos surgían ideas de tomar carbohidratos ricos. 

Consecuencias

Las consecuencias comienzan a sonar esperables:

  • un repunte en la presentación de enfermedades cardíacas
  • aumento en los casos de hipertensión arterial
  • problemas metabólicos como la diabetes descontrolada
  • el colesterol alto y los triglicéridos alterados
  • problemas que podrían regresarnos a puntos ya superados en la historia de la salud mundial

Y que decir en cuanto a la salud mental, el aislamiento, el poco contacto, claramente son factores de riesgo para la presentación de depresión y ansiedad como banderas de las enfermedades neuropsiquiátricas. 

De este tamaño es el problema de la soledad, así se veía venir, las cifras y las consecuencias ya se habían calculado; ahora tenemos que sumar un componente inesperado, pero ya de todos conocido: la ya citada pandemia de la covid-19.

El confinamiento, la nula interacción social, el trabajo a distancia, la escuela digital, crearon vacíos tan relevantes en mi funcionamiento cerebral que han ocasionado que estemos viendo el debut de las enfermedades de salud mental que deberíamos de ver en los siguientes 10 años de la humanidad.

(Foto: Especial)

El modo equivocado de entender este análisis y estas estadísticas es de la forma pesimista y de forma pasiva. La moraleja correcta, es el comprender y darle el valor que tiene el ejercicio y mantenimiento de una sana capacidad de socializar en el crecimiento y desarrollo sano de todo individuo. 

Somos entes y animales “evolucionados” eminentemente sociales y esto no es solo para mero entretenimiento y sentirnos acompañados.

La socialización nos activa redes neuronales que nos facilitan la capacidad de empatía, de poder leer y entender las situaciones, de saber cómo comportarnos en cada momento y de poder analizar y proyectar cuales deben de ser los mejores comportamientos para lograr mis objetivos. 

Socializar nos hace menos sedentarios, nos hace aprovechar nuestras redes de apoyo para resolver conflictos y para tener actividades que muchas de ellas pueden verse reflejadas en actividades que mejoran mi salud en general. Así que a ejercitar el músculo de la socialización.