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¿Por qué debes dejar de creer que hay “niños difíciles”?

Los "niños difíciles" son aquellos que muestran un comportamiento desafiante, que no obedecen a la primera o discuten constantemente

Escrito en SOY MAMÁ el

¿Crees que hay “niños difíciles”? Es probable que sí, ya que este concepto está muy arraigado entre muchas familias, no obstante, expertos señalan que es importante dejar de usarlo pues en realidad, no existe.

Etiquetar a algunos niños como difíciles puede ser sencillo, pero lo cierto es que esconde muchos errores donde prevalece un ambiente inflexible, la inmediatez, las prisas y las preocupaciones adultas que dejan en segundo plano a los niños.

El mayor problema de esto es que se les llama así a algunos niños sin tomar en cuenta el daño emocional que les podemos generar y que en realidad, ni siquiera debería usarse.

¿Por qué dejar de creer que hay niños difíciles? 

En general, se les llama “niños difíciles” a aquellos que no hacen lo que queremos que hagan, los que no obedecen a la primera, ni escuchan sin protestar, a los que no asumen sus obligaciones y pelean constantemente.

(Foto: Pixabay) 

Sin embargo, esta etiqueta es completamente adulta, pues no se toman en cuenta las necesidades, opiniones y comportamientos de los niños, pues deben someterse a lo que dictan los adultos a su alrededor.

Por otra parte, hablar con otros padres sobre lo “difícil” que es nuestro hijo nos hace sentir comprendidos y respaldados.

Decirle a un niño que es difícil también nos consuela, especialmente cuando sentimos una gran frustración porque el pequeño no hace caso, no escucha y no está quieto un solo momento.

De acuerdo con el portal Bebés y más, de manera inconsciente, nos quitamos responsabilidad porque las cosas no salen como queremos, culpamos al menor porque creemos que los niños deberían facilitarnos las cosas, cuando es totalmente al revés.

Trastorno de oposición desafiante 

Sin embargo, esto también podría ocultar problemas de comportamiento o conducta, como el trastorno de oposición desafiante.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el trastorno de oposición desafiante generalmente comienza antes de los 8 años de edad, pero no después de los 12 años.

(Foto: Pixabay) 

Los niños con trastorno de oposición desafiante tienen más probabilidades de presentar una actitud desafiante o de oposición con las personas más conocidas, como los miembros de la familia, las personas que los cuidan habitualmente o los maestros.

Algunos ejemplos de trastorno de oposición desafiante incluyen:

  • Estar enfadado o perder los estribos a menudo.
  • Discutir con adultos o negarse a cumplir sus reglas o pedidos a menudo.
  • Mostrarse resentido o rencoroso a menudo.
  • Molestar a otros en forma deliberada o molestarse con otras personas.
  • Culpar a la gente a menudo por los propios errores o mal comportamiento.

{"field1":"“Debido a que los trastornos del comportamiento implican portarse mal y comportarse de manera no deseada con las demás personas, a veces se los llama trastornos de externalización”, detallan. ","field2":""}

No existen los “niños difíciles” 

Dejar a un lado las exigencias de adulto y tener un mayor respeto por los niños nos permitiría darnos cuenta de que en realidad no existen “niños difíciles”, sino niños con necesidades que no están siendo resueltas ni satisfechas.

Esto surge como consecuencia de la impaciencia, el agotamiento físico y mental y la "desconexión" de los padres con los pequeños.

Como respuesta al trato del adulto, el niño, que cabe resaltar no tiene completamente adquiridas las habilidades sociales y tampoco sabe cómo gestionar sus emociones, se revela gritando, pataleando, mordiendo, pegando, o desafiando a los adultos. 

Antes de etiquetarlos como “niños problema” se debe cambiar la forma de dirigirse a los niños, la crianza y la educación. 

(Foto: Pixabay) 

No se trata de sentirnos culpables, sino de ser conscientes que el cambio está en los padres y no en los niños. Para mejorar la relación y crianza con los pequeños, se recomienda lo siguiente:

  • Trata a los niños con paciencia, amor y empatía 
  • Comunícate de forma positiva, escúchale de forma activa y mantén el diálogo abierto 
  • Conecta emocionalmente con el niño para fomentar la confianza 
  • Valida respetuosamente lo que está sintiendo en todo momento  
  • Atiéndelo siempre que lo necesite para que no tenga que llamar tu atención de otras formas 
  • Enséñale a responsabilizarse de sus actos y asumir sus errores 
  • Respeta sus ritmos
  • Elogia sus logros para contribuir a una autoestima fuerte 
  • Ten presente que los niños tienen comportamientos diferentes a los adultos

Si sientes que las cosas no mejoran a pesar de hacer cambios en la crianza, siempre es buena idea consultar con un profesional para detectar los problemas o trastornos, como el que te mencionamos, que hay detrás.

(Con información de Bebés y más)