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Prolongar la vida o dejar morir en paz y con la familia, el dilema

Existen muchos dilemas inherentes al final de la vida, así como muchas distintas maneras de enfrentarlos

Escrito en OPINIÓN el

Hace algunas semanas tuve la oportunidad de ver el documental Extremis, dirigido por Dan Krauss, en la plataforma Netflix. El documental fue filmado en la unidad de cuidados intensivos del hospital Oakland’s Highland, en California.

Originalmente filmado en inglés, Netflix ofrece traducción en distintos idiomas, incluyendo al español. La sinopsis en inglés habla sobre las emociones que acompañan a médicos, pacientes y familiares en una unidad de cuidados intensivos, ante las difíciles decisiones a las que se ven enfrentados: “Witness the wrenching emotions that accompany end-of-life decisions as doctors, patients and families in a hospital ICU face harrowing choices”(Netflix, 2022). 

Sin embargo, me sorprendió descubrir que la sinopsis que se ofrece en español, dice a la letra: “Sé testigo de las intensas emociones que suponen acompañar la eutanasia desde la perspectiva de médicos, familiares y pacientes en una unidad de terapia intensiva.”

Esta traducción, evidentemente incorrecta, me parece preocupante porque el espectador puede pensar que, en efecto, algunas intervenciones o decisiones que se muestran en el documental  están relacionadas con la eutanasia cuando, por el contrario, el documental tiene el objetivo de señalar algunos de los muchos dilemas inherentes al final de la vida, así como las distintas maneras de enfrentarlos. El documental nos presenta, primordialmente, los casos de dos pacientes,  Donna y Selena. 

(Foto: Unsplash)

Donna

Donna está siendo asistida por un ventilador mecánico, y Jessica Zitter, médica paliatiavista, logra, con esfuerzos, comprender lo que Donna intenta comunicar; ella desea saber cuándo que le retirarán el tubo que la conecta a un ventilador. Después de diversas conversaciones entre médicos y familiares el panorama parece muy claro, Donna se encuentra en estado terminal, debido a la distrofia muscular que la aqueja de tiempo atrás. A través de los diálogos podemos darnos cuenta que la familia ha tenido la oportunidad de hablar sobre los distintos escenarios que podrían presentarse cuando llegara este momento.

De alguna forma, están preparados para la decisión que la paciente toma de manera firme: entre las dos opciones que tiene a su alcance, 1. ser conectada permanentemente a un respirador, a través de una traqueotomía o 2. permitir que la muerte llegue en forma natural, acompañada de sus seres queridos y atendida por el equipo médico, ella opta por la segunda. Donna reaparece, ya sin el ventilador mecánico, rodeada de su familia. Ella luce serena y les pide a sus seres queridos que estén tranquilos. La escena es de paz, en medio de la inevitable tristeza.

(Foto: Unsplash)

Selena

Selena sufre un infarto camino al hospital y su hija realiza con éxito la reanimación cardiopulmonar. Selena sobrevive, pero llega al hospital en estado comatoso. De acuerdo con la doctora Zitter no podrá recuperarse. La hija y los hermanos de Selena se enfrentan a una emergencia de salud que, al parecer, no podían haber previsto. La doctora Zitter intenta advertir que conectarla definitivamente a un respirador solo prolongará su agonía.

Por su parte, la familia pide certezas que nadie puede dar. La hija siente que retirar el ventilador mecánico equivaldría a matar a su madre. La familia entera se encuentra en crisis, en aparente desconocimiento de lo que Selena elegiría, si estuviera en condiciones de tomar sus propias decisiones, y sin tiempo y calma para entender y optar por los mayores beneficios, de acuerdo a las circunstancias.  Es así como deciden que se le realice la traqueotomía para conectarla a un ventilador. 

Al final del documental, nos enteramos que Donna muere al día siguiente de haber sido desconectada y Selena, seis meses después. Sin duda el final de la vida trae consigo enormes retos y dilemas. No conocer los distintos escenarios que se pueden presentar, puede ponernos a todos en riesgo de sufrir una agonía prolongada y a nuestros seres queridos, de atestiguar nuestro deterioro y sufrimiento, sintiéndose impotentes y quizá decepcionados  porque la ciencia o Dios no responden como desean.

(Foto: Unsplash)

La modernidad ha traído consigo grandes avances en la ciencia y la tecnología. Los medios de comunicación nos informan cada día sobre curaciones sorprendentes, en especial, a través de los dramas que con ideas, muchas veces románticas, nos muestran las bondades de la reanimación cardiopulmonar, los ventiladores y las múltiples intervenciones de última generación. Lo que vemos en la televisión o en el cine lo asumimos como real. 

Pacientes que llegan en ambulancia para ser rescatados de la muerte en forma casi milagrosa. Sin embargo, existe una gran paradoja en estas nuevas tecnologías. Si bien es cierto que un ventilador puede salvar la vida de personas que cursan con padecimientos agudos y reversibles, también es cierto que pueden prolongar el sufrimiento del paciente con condiciones crónicas y/o irreversibles. Me pregunto si la familia de Selena estaba influida precisamente por las hazañas casi heroicas de las series televisivas que, además, tienen una gran audiencia, no solo en Estados Unidos, sino en países como el nuestro.

Quienes trabajamos en el área de la salud tenemos una tarea pendiente con la sociedad: crear oportunidades para que toda la población adquiera una verdadera alfabetización en salud, incluyendo los temas inherentes con el final de la vida y el duelo. El desconocimiento de estos temas nos deja a todos desprotegidos frente a la realidad que siempre se impone. Todos, tarde o temprano, nos enfrentaremos al proceso de muerte y la muerte misma. Cómo decidir sobre algo que no se conoce o no se comprende. La medicina tiene un lenguaje poco asequible para la mayoría de las personas. Estamos en deuda y habrá que trabajar en divulgar en forma clara, en favor de pacientes y familiares.

Pacientes y familiares bien informados se convierten en aliados del equipo de salud y es de esta forma como se puede trabajar en conjunto para buscar las mejores opciones para el paciente, de acuerdo a su condición, preferencias y necesidades tanto físicas, como emocionales, sociales y espirituales. Si la familia queda con la idea de que su ser querido ha tenido una “buena muerte”, habrá paz en medio de tristeza y el duelo.