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Lo que debes decir a tus seres queridos antes de morir

Cuando un paciente terminal tiene una buena relación con su doctor y juntos toman decisiones por el paciente, es el escenario ideal en una buena relación médico-paciente

Escrito en OPINIÓN el

Hace unos días tuve la oportunidad de ver la película francesa, De son vivant, traducida al español como Mientras esté vivo, con la dirección de Emmanuelle Bercot y la participación, entre otros de Catherine Deneuve, Benoît Magimel y Gabriel Sara.

La película nos lleva de la mano para acompañar a Benjamín, un hombre joven de tan solo 39 años, en el último trayecto de su vida.

A partir del diagnóstico, un cáncer de páncreas avanzado, Benjamín se enfrenta a sus propios fantasmas, se pregunta qué ha hecho con su vida, cómo quiere vivir lo que le quede por delante y se atormenta intentando hacer las paces con él mismo y con su madre, Crystal. 

(Foto: Especial)

La película nos deja ver una relación madre-hijo muy complicada, donde la manipulación y el control de la madre y el sometimiento voluntario del hijo despierta en ellos sentimientos encontrados, pero también la esperanza de poder remediar al menos en parte, aquello donde creen haberse equivocado en el camino.

Cada uno lo hace a su manera, con pocas palabras y algunas decisiones, que pueden ser difíciles de comprender.

Lo que debes decir a tus seres queridos antes de morir

La película tiene un valor agregado muy interesante, desde mi punto de vista. El personaje del Dr. Eddé, es en realidad el Dr. Gabriel A. Sara, médico hematooncólogo en el hospital Mount Sinaí, localizado en Nueva York.

Con actuaciones sobresalientes, médico y paciente establecen una relación de confianza y honestidad, desde el principio. El doctor le habla con la verdad, en forma clara y honesta y, al mismo tiempo, respeta el ritmo que el paciente requiere para ir entendiendo su realidad.

Asimismo, le ayuda a él y a la madre a despejar algunos de los mitos tan arraigados al cáncer, como la idea de que emociones negativas o traumas del pasado puedan generarlo, con lo cual les quita una carga, en ocasiones, más pesada que la propia enfermedad.

La película inicia con una reunión de todo el equipo de la unidad de quimioterapia, del hospital donde se atiende Benjamín. En esta reunión, médicos y médicas, enfermeras y enfermeros, y otros miembros del equipo, hablan sobre las emociones que han surgido en relación con sus pacientes.

(Foto: Especial)

No hay juicios de valor; por el contrario, el Dr. Eddé les ayuda a normalizar lo que sienten; él sabe que mostrar la propia vulnerabilidad ayuda a que el paciente sienta su empatía y que eso no les resta profesionalismo. Y, por si fuera poco, cada reunión está acompañada con música y canto.

Cuando Benjamín se acerca inminentemente al final de su vida, el doctor le dice que hay cinco cosas que todos deben decirle al ser querido antes de morir:

  1. perdóname
  2. te perdono
  3. gracias
  4. te quiero
  5. adiós

Hay por ahí alguna escena entre una médica y Benjamín, que puede ser malinterpretada y que demerita el mensaje que se quiere dar; sin embargo, la entiendo como una licencia artística porque no hay que olvidar que es una cinta comercial y esperaría que el espectador no se deje confundir por ello.

De hecho, recomendaría a todo el público verla para entender más y mejor sobre los procesos de enfermedad terminal

La película retrata muy bien el valor incalculable que tiene la relación médico-paciente y la responsabilidad compartida entre el médico, como el experto en la enfermedad y el paciente, que es siempre el experto en sí mismo.

(Foto: Especial)

Juntos, en un proceso de ida y vuelta, deciden las mejores opciones, de acuerdo a los deseos y necesidades el paciente, quien tendrá la última palabra, en forma libre y sin presiones, con respeto a su autonomía y dignidad, como la entienda. 

Las interacciones que nos regalan nos ayudan a entender una manera distinta de comunicación, donde el poder se encuentra balanceado y se rompe la rigidez que aún vemos en los ambientes clínicos, donde la estructura sigue siendo vertical y los miembros de un equipo médico se sujetan a normas estrictas que obstaculizan, muchas veces, un mayor crecimiento individual y grupal, en beneficio propio y de los pacientes.

Para todos los médicos y, en especial, a los oncólogos puede ser una oportunidad para ver a un médico actuando su propio rol en la vida y preguntarse si su propio estilo para comunicarse con los pacientes les resulta efectivo, si lo han ido moldeando de acuerdo a su experiencia y convicciones o, si está influenciado por el modelo paternalista, heredado de generación en generación. 

La película muestra en pantalla lo que en la vida real realiza el Dr. Gabriel A. Sara, incluyendo las reuniones mensuales con su equipo, la música y el canto. Si les interesa conocer más sobre el programa completo que liderea, aquí les dejo un link.

El Instituto Nacional de Cancerología, a través de su Centro de apoyo para la atención integral, introdujo la música en 2017. Un piano de cuarto de cola viste el vestíbulo de la torre de hospitalización.

Cualquier paciente, familiar o personal que sepa tocarlo, está invitado a hacerlo; además, pianistas profesionales asisten periódicamente junto con una chelista y una violinista, quienes visitan las distintas salas de espera. 

El centro también ha promovido la capacitación continua para que los médicos dediquen tiempo a reflexionar sobre la enfermedad, el dolor y la muerte y desarrollen capacidades para establecer una relación sólida y fructífera con los pacientes y, adquieran también herramientas de autocuidado que les permita seguir dando lo mejor de sí mismos, sin exponerse a desarrollar burnout o trauma vicario.