Una de las principales recomendaciones de la Secretaría de Salud para mantener el equilibrio en el organismo, es realizar tres comidas formales al día: desayuno, comida y cena, con dos intermedios de colaciones.
Las autoridades médicas advierten que no se debe de eliminar ninguno de los horarios de alimentos, en especial el desayuno que debe ser abundante, pues es el primer impulso de fuerza para comenzar el día.
Lo anterior ha sido corroborado por un estudio realizado por la Universidad de Tasmania, en Australia, a cargo de la doctora Kylie J. Smith quien descubrió que quienes, sea en la etapa de la niñez o adulta, no desayunan tienen más factores de riesgo de enfermedad cardíaca que aquellas que sí lo hacían a ambas edades.
En el estudio, denominado Childhood Determinants of Adult Health; a los participantes se los había entrevistado en 1985, cuando tenían entre 9 y 15 años, y nuevamente en el 2004-2005.
En la primera etapa, se consideró que os niños no desayunaban si habían dicho que no comían nada antes de ir a la escuela, mientras que los adultos que no desayunaban eran los que habían dicho que no comían entre las 6 y 9 a.m.
De los 2 mil 200 participantes, unos mil 400 no se habían salteado el desayuno en la niñez ni en la edad adulta; 224 habían salteado la comida matinal sólo en la infancia; 515 no desayunaba en la edad adulta y 86 habían salteado el desayuno en la niñez y aún conservaba ese hábito.
Se observó que las personas que nunca desayunaban tenían un perímetro de cintura 5 centímetros más grande que las que nunca se habían salteado esa comida. Ese grupo tenía también niveles más elevados de insulina, colesterol total y colesterol LDL o "malo".
Es de señalarse que los investigadores no analizaron si saltearse el desayuno tenía alguna relación con el riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca; por ejemplo, si tenían más posibilidad de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular; sin embargo se concluyó: "promover los beneficios del desayuno sería un mensaje simple e importante de salud pública".
Ya anteriores investigaciones habían revelado que las personas que no desayunaban solían tener peores hábitos alimentarios y eran más sedentarias que las personas que desayunaban, mientras que otras investigaciones habían asociado la falta de desayuno con el aumento de peso y son más propensas a tener colesterol alto. (Con información de Medline-plus)