Si alguien está de mal humor o es negativa ante diferentes circunstancias, inmediatamente pensamos que es infeliz, pero ¿realmente lo es?
El psicoterapeuta Ramón Oria de Rueda, explica a Patricia Peyró Jiménez en un artículo publicado en la sección Buena Vida de El País, que existen muchas personalidades que pueden indicar la sospecha patológica; sin embargo, puede ser que no estén enfermos, sino que así son.
“Descartando lo que los manuales diagnósticos llaman trastornos del estado de ánimo, que tienen como característica principal una alteración del humor, y los trastornos de la personalidad, quedan algunas personas de las que podemos decir que son, simplemente, negativas”, indica.
La negatividad, explica, sólo tiene una forma de combatirse: facilitando el aprendizaje de un estilo positivo.
Por su parte, la psicóloga y coach del Instituto Europeo de Psicología Positiva, Dafne Cataluña, señala que la infelicidad, así como el éxito, son subjetivas, pues depende de las expectativas que tengamos sobre nosotros mismos y la forma en que respondamos a las interrogantes de nuestros objetivos y su causa.
“¿Son realmente nuestros, o están motivados por nuestra necesidad de aprobación de los demás?”, menciona.
En caso que nuestra motivación sea por la aprobación de los demás, puede surgir la frustración lo que a su vez conduce a caracteres amargados, es decir, una persona infeliz.
Tener objetivos sólo por cumplir expectativas de otros, no es el único rasgo de una persona infeliz, ya que suele presentar los siguientes comportamientos.
Oria de Rueda menciona que alguien infeliz piensa que no son capaces de lograr algo y cuando le va mal, considera que no es su culpa.
El psiquiatra y psicoterapeuta italiano Antonio Semerari, dice que no se permiten reflexionar sobre sus propios estados mentales ni reconocen las emociones que surgen.
Cataluña enfatiza que la queja, es uno de los principales rasgos de un ser infeliz porque todo lo ve como una profecía auto-cumplida.
“Hay que perder el miedo a pedir ayuda y comunicar las necesidades personales con empatía”, dice.
La envidia, dificultad para admirar al otro y el egoísmo, son base de su personalidad.
“Son personalidades centradas en sí mismas y en ocasiones con una visión paranoide que les hace difícil mirar más allá”, refiere el especialista.
En relación al egoísmo, se puede observar cuando las personas hablan de sus problemas, dificultades, de sí mismas y de su mala suerte. Esa forma de pensar causa que se cumplan sus expectativas.
“Aunque encuentren a quien cargue con su desgracia, los egoístas son más enfermizos, más pobres y están más solos”, reitera.
Se crea etiquetas mentales poco realistas.
Algunos ejemplos son: “me lo merezco” (por lo que debería tener ese ascenso), “tengo que caer bien”, o “si valgo, he de conseguir lo que me proponga”.
(Con información de El País)
El psicoterapeuta Ramón Oria de Rueda, explica a Patricia Peyró Jiménez en un artículo publicado en la sección Buena Vida de El País, que existen muchas personalidades que pueden indicar la sospecha patológica; sin embargo, puede ser que no estén enfermos, sino que así son.
“Descartando lo que los manuales diagnósticos llaman trastornos del estado de ánimo, que tienen como característica principal una alteración del humor, y los trastornos de la personalidad, quedan algunas personas de las que podemos decir que son, simplemente, negativas”, indica.
La negatividad, explica, sólo tiene una forma de combatirse: facilitando el aprendizaje de un estilo positivo.
Por su parte, la psicóloga y coach del Instituto Europeo de Psicología Positiva, Dafne Cataluña, señala que la infelicidad, así como el éxito, son subjetivas, pues depende de las expectativas que tengamos sobre nosotros mismos y la forma en que respondamos a las interrogantes de nuestros objetivos y su causa.
“¿Son realmente nuestros, o están motivados por nuestra necesidad de aprobación de los demás?”, menciona.
En caso que nuestra motivación sea por la aprobación de los demás, puede surgir la frustración lo que a su vez conduce a caracteres amargados, es decir, una persona infeliz.
Tener objetivos sólo por cumplir expectativas de otros, no es el único rasgo de una persona infeliz, ya que suele presentar los siguientes comportamientos.
Se siente incapaz
Oria de Rueda menciona que alguien infeliz piensa que no son capaces de lograr algo y cuando le va mal, considera que no es su culpa.
No entra en contacto con sus emociones
El psiquiatra y psicoterapeuta italiano Antonio Semerari, dice que no se permiten reflexionar sobre sus propios estados mentales ni reconocen las emociones que surgen.
Es quejumbroso
Cataluña enfatiza que la queja, es uno de los principales rasgos de un ser infeliz porque todo lo ve como una profecía auto-cumplida.
“Hay que perder el miedo a pedir ayuda y comunicar las necesidades personales con empatía”, dice.
Sólo piensa en sí mismo
La envidia, dificultad para admirar al otro y el egoísmo, son base de su personalidad.
“Son personalidades centradas en sí mismas y en ocasiones con una visión paranoide que les hace difícil mirar más allá”, refiere el especialista.
En relación al egoísmo, se puede observar cuando las personas hablan de sus problemas, dificultades, de sí mismas y de su mala suerte. Esa forma de pensar causa que se cumplan sus expectativas.
“Aunque encuentren a quien cargue con su desgracia, los egoístas son más enfermizos, más pobres y están más solos”, reitera.
Está lleno de ideas falsas
Se crea etiquetas mentales poco realistas.
Algunos ejemplos son: “me lo merezco” (por lo que debería tener ese ascenso), “tengo que caer bien”, o “si valgo, he de conseguir lo que me proponga”.
(Con información de El País)