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Trastorno por déficit de atención: una batalla para hijos y padres

Más de 2 millones y medio de niños viven con TDAH en México, un padecimiento que no sólo afecta a los niños, también a sus padres y maestros

Escrito en MENTE SANA el

“Mi nombre es Eduardo Rodríguez Yáñez, tengo 16 años y fui diagnosticado con trastorno por déficit de atención a los 9 años”. Al igual que él, alrededor de 2 millones 650 mil niños viven con trastorno por déficit de atención e hiperactividad en nuestro país, un padecimiento que no se cura, pero que se puede aprender a vivir con él. 

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que provoca inatención, hiperactividad e impulsividad, el cual generalmente comienza a manifestarse una vez que el niño afectado inicia su vida escolar, por lo que suele ser diagnosticado a los seis años.

Este 13 de julio se conmemora el Día Internacional por el TDAH, una fecha que, aunque no ha sido reconocida por la Organización Mundial de la Salud, busca crear conciencia y sensibilizar a la población sobre este trastorno que afecta a cerca del 5% de la población mundial.

¿Cuáles son las causas del trastorno por déficit de atención?

Desde que Eduardo Rodríguez tenía un año de nacido, su mamá, Claudia Yáñez, comenzó a notar que él no se comportaba igual que los demás niños de su edad. Era muy inquieto, se salía de su cuna y estaba activo todo el día. “No había momento que me dejara libre”, relató para SuMédico, Claudia Yáñez.

Pero fue hasta que inició a asistir al jardín de niños que la actividad imparable de Eduardo comenzó a ser un problema, pues presentaba actitudes y conductas que se salían de lo esperado para alguien de su edad. Era muy tosco, mordía a sus compañeros y rompía cosas.

(Pie de foto: Claudia y Eduardo en la actualidad)

Las causas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad no son claras hasta ahora, relató para SuMédico Juan Carlos Pérez Castro Vázquez, especialista en TDAH, pero se considera un trastorno neurobiológico provocado por una afectación en la comunicación de las neuronas del cerebro, conocidas como conexiones sinápticas.

Este tipo de padecimiento es más común en el sexo masculino, pues afecta de 3 a 5 hombres por cada mujer. El TDAH tiene un fuerte factor genético, pues en el 75% de los casos, los padres que viven con TDAH lo transmitirán a sus hijos.

¿Cómo sé que mi hijo tiene TDAH?

De acuerdo con Claudia Yáñez, desde que empezó a ir a la escuela Eduardo se paraba constantemente de su lugar, no terminaba su trabajo y tenía conflicto con sus compañeros, pues a pesar de llevarse bien con ellos, solía ser brusco y lastimarlos.

El TDAH se caracteriza por tres principales señales: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. De acuerdo con Pérez Castro, los niños que presentan este trastorno manifiestan los tres síntomas; sin embargo, uno suele expresarse más que los otros dos. En las niñas el síntoma predominante suele ser la inatención, y en los niños la hiperactividad.

La inatención se caracteriza por la falta de capacidad para poner atención en una actividad o acabar una tarea; la hiperactividad se manifiesta a través del constante movimiento, incluso incontrolable; y la impulsividad se refiere a los problemas de autocontrol de las emociones o los comportamientos. 

Eduardo también vivió ansiedad y depresión, derivadas de los problemas familiares y escolares que padecía. Además, relata Claudia, ella comenzó a tener problemas a causa de su hijo, pues la culpaban de su comportamiento y ella se desquitaba con él; “a fuerzas quería que tuviera los mismo resultados que los otros niños”.

No fue hasta los nueve años de Eduardo, y tras visitar a múltiples especialistas, que recibieron un diagnóstico acertado: él padecía trastorno por déficit de atención e hiperactividad y fue ahí que comenzó el viaje para encontrar cómo sobrellevar este padecimiento, narró Claudia.

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¿Cómo afecta el TDAH la calidad de vida de los pacientes?

En entrevista para SuMédico Juan Daniel Servín Núñez, psicoterapeuta y presidente de la Asociación Mexicana de Psicoterapia, indicó que el mayor impacto del TDAH no sólo recae en la calidad de vida de los pacientes, pues también afecta el bienestar de los padres y, en algunas ocasiones, el de sus maestros.

Los niños que viven con TDAH suelen ser etiquetados como desobedientes y maleducados pues desafían a la autoridad, no siguen las reglas y en algunas ocasiones pueden llegar a ser groseros, por lo que son aislados de las actividades grupales, no tienen amigos y son regañados constantemente por no atenerse a los establecido.

Ante ello, relata Claudia, ella comenzó a alejarse de los maestros y de los padres de los otros niños, pues su hijo era el “latoso del salón” y muchas veces recibía quejas de él. “El TDAH te lleva a crear una barrera con las otras personas”, sobre todo porque ni ella, ni los demás estaban informados acerca del padecimiento.

Asímismo, Eduardo narró para SuMédico que vivir con TDAH ha sido una experiencia desafiante, sobre todo porque las personas que lo rodeaban no tenían las herramientas para ayudarlo y tratar con su trastorno.

“Vivir con TDAH ha sido una experiencia bastante difícil, bastante complicada, porque antes mi mamá no sabía cómo tratarme o no sabía los métodos adecuados para vivir conmigo”

¿Cómo se trata el TDAH?

De acuerdo con Servín Núñez, debido a que el TDAH es un problema que afecta a todo el círculo social del niño que lo padece, el tratamiento debe ser conjunto entre el menor, sus padres e incluso los maestros. “El paciente es toda la familia”, recalca.

El tratamiento consta de diferentes etapas que ayudan al paciente a mejorar su comportamiento y la forma de relacionarse con otros. “No se cura, pero se aprende a vivir con él”. Dichas etapas constituyen la psicoeducación, la terapia psicológica, el entrenamiento a profesores y el tratamiento farmacológico.

La psicoeducación es aquella que adquieren los padres y personas cercanas al menor con TDAH, que les aportará la información necesaria para saber cómo vivir con el padecimiento y poder lidiar con el niño; es la forma en que ellos podrán “reconciliarse con su hijo”.

La terapia psicológica será la que recibirá el menor, ésta suele ser terapia conductual o terapia de juego, la cual permitirá al pequeño sobrellevar su emociones y reconciliarse con sí mismo, además de que le brindará herramientas para el control de sus acciones y actitudes.

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Debido a que el TDAH se manifiesta en mayor medida en la escuela, el entrenamiento a profesores es esencial para poder trabajar con el menor, sobre todo si el maestro no tiene conocimiento acerca del trastorno. Se le da contención emocional a los maestros y se les indican estrategias para manejar al niño, aunque resalta Servín Núñez, no siempre las escuelas y los profesores están dispuestos a recibir la asesoría.

Finalmente, el tratamiento farmacológico será prescrito por un psiquiatra y se encargará de apaciguar los síntomas de hiperactividad e impulsividad a través de ansiolíticos, además de que algunos fármacos podrán ayudar a mejorar la atención de los menores.

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En el caso de Eduardo, él recibió dos años de terapia psicológica para sobrellevar el trastorno, y ha recibido terapia farmacológica desde su diagnóstico, lo que le ha permitido controlar el trastorno y llevar una vida relativamente normal. Sin embargo, la psicoeducación de su madre fue lo que más le ha ayudado a mejorar.

La importancia de la psicoeducación de los padres

Para Claudia la relación con Eduardo comenzó a mejorar una vez que ella recibió cursos de psicoeducación de TDAH en la fundación Proyectodah. Fue ahí que logró conocer las implicaciones del padecimiento y adquirió herramientas para ayudar a su hijo a lidiar con él.

Cuando comenzó a educarse, relata Claudia, fue que la relación con su hijo mejoró, pues no sólo lo ayudó a vivir con el padecimiento, sino que aprendió a cómo ella debía tratar y vivir con el trastorno. 

Adquirió conocimientos para lidiar con los profesores, con otros padres y logró que su hijo se desarrollara como si no existiera el trastorno. “Vivir la secundaria con él fue completamente diferente a lo que vivimos en la primaria”, relata.

Para un correcto tratamiento del menor con TDAH, las familias y los maestros deben entender qué es, deben “mirar más allá del trastorno. Atender a niños y no al trastorno”, indica Juan Daniel Servín.

“Cuando mi mamá empezó a capacitarse empezó a entender lo que yo sentía, empezó a darme las herramientas necesarias para poder llevar una vida bastante normal”, relata Eduardo.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias del TDAH?

Es importante conocer que las personas que viven con TDAH pueden tener una recuperación de hasta el 95% si reciben un tratamiento multidisciplinario durante la infancia; sin embargo, en caso de no hacerlo, durante la adultez se eleva la manifestación del trastorno.

Algunas de las consecuencias en la vida los pacientes de TDAH son: abandono de los estudios, problemas para concluir proyectos, inicio de la vida sexual a edad temprana, consumo de drogas y sustancias nocivas, prácticas de riesgo, baja autoestima y problemas para relacionarse.

No todos los pacientes de TDAH vivirán alguna de estas circunstancias; sin embargo, se eleva considerablemente el riesgo si no se recibe un tratamiento adecuado, argumentó Carlos Pérez Castro, también director general de Proyectodah.

Proyectodah es una fundación con sede en Ciudad de México que tiene el objetivo de brindar información a padres, maestros y pacientes sobre el TDAH, además de capacitar a profesionales de la salud para el diagnóstico y atención de este trastorno.

“Vivir con TDAH es normal, es mi rutina diaria…”

Al recibir un tratamiento integral, los menores pueden lograr un desarrollo similar al de los niños que no padecen de este trastorno, por ello la necesidad de que los niños sean diagnosticados a tiempo y tengan la oportunidad de recibir la terapia indicada para cada caso.

“La solución se encuentra en la familia y la terapia acompaña”, indicó Servín ante la necesidad de concientizar que este padecimiento no se cura, pero con el acompañamiento adecuado puede permitir a las personas con TDAH un desarrollo apropiado para cada etapa de la vida.

Ahora, relata Eduardo, tiene 16 años, se encuentra estudiando la preparatoria y se hace cargo de un gato que adoptó. Hoy puede reconocer sus emociones, es dedicado, responsable, sensible y está listo para enfrentar cualquier obstáculo, “vivir con TDAH es normal, es mi rutina diaria…”