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¿Por qué cuesta dejar una relación tóxica? Tu cerebro tiene la culpa

¿Por qué cuesta dejar una relación tóxica? Es culpa del refuerzo intermitente que obsesiona al cerebro para que se enganche a una persona y relación

Escrito en MENTE SANA el

¿Por qué es tan difícil dejar una relación tóxica? ¿Es necedad, obsesión, pobre criterio o amor?

En realidad, es algo mucho más complejo que eso. Toma más que un “amiga, date cuenta” para que una persona pueda identificar que está en una relación tóxica y luego irse. 

Sucede que en relaciones así, ocurre un cambio en el cerebro que inconscientemente engancha a las personas a seguir juntas, incluso aunque sepan que no es lo correcto. 

(Foto: Pexels)

¿Por qué cuesta dejar una relación tóxica? Tu cerebro tiene la culpa

En una relación tóxica los momentos agradables son opacados por los desagradables y aun así, las personas prefieren quedarse antes que irse. ¿Por qué? 

La psicóloga Marta Novoa, autora del libro Amor del bueno, explica para BBC que la gente tiene la seguridad de que los momentos agradables van a volver y quedan enganchados esperando que eso suceda.

Se tiene la certeza de que por más malo que sea, siempre habrá algo bueno. “Esos momentos de subidón son tan agradables que nos olvidamos de los bajones”, dice la psicóloga.

Detrás de esta certeza se esconde lo que en psicología se conoce como refuerzo intermitente. Te explicamos qué es.  

(Foto: Pexels)

El refuerzo intermitente

El psicólogo Frederic Skinner hizo un experimento con ratas para analizar el funcionamiento del refuerzo. Metió a una rata en una jaula donde había una palanca y cada vez que los roedores la presionaban, se liberaba comida. 

Después, quitaron la comida y cuando la rata presionaba la comida ya no caía nada. Sucedió que el animal perdió el interés y no volvió a presionar la palanca. En los dos casos había un refuerzo continuo: siempre hay comida o nunca la hay. 

El psicólogo quiso ver qué pasaba si al presionar la palanca, la comida salía al azar, es decir algunas veces sí y otras no. La hipótesis inicial fue que la rata comenzaría a ignorar el mecanismo. 

Todo lo contrario. La rata se obsesionó y presionaba la palanca a cada rato, aunque no saliera nada. El roedor se hizo adicto hasta el punto de no dejar de descansar, de comer y asearse. Esto es el refuerzo intermitente.

(Foto: Pexels)

Así es como una relación tóxica provoca obsesión 

El refuerzo intermitente es una recompensa impredecible, aleatoria e inconsciente. Funciona mediante el circuito de recompensa del cerebro que tiene como finalidad reforzar conductas para la supervivencia como comer o la reproducción. 

Pero también se activa cuando se reciben señales de aprobación y validación externas. A su vez, el circuito de recompensa libera dopamina y serotonina, explica la bióloga y terapeuta Lorena Cuendias

Cuando el estímulo es constante, el placer se vuelve predecible, el cerebro se acostumbra y cada vez libera menos dopamina y serotonina. Entonces, en una relación tóxica, cuando los momentos positivos son seguros pero impredecibles, es decir hay un refuerzo intermitente, las personas se obsesionan y se vuelven adictas, como el ratón. 

(Foto: Pexels)

La relación es tóxica cuando se ignora el bienestar propio

La imprevisibilidad del subidón de hormonas se vuelve algo que se busca constantemente. También se da un desequilibrio entre la dopamina y la oxitocina, la hormona del amor. 

Este desequilibrio es lo que provoca la obsesión y que la persona comience a experimentar ansias intensas de conservar y desear a su pareja

Aunque es normal que al principio de una relación haya subidas y bajadas de emociones, lo que debe alertar a una persona es cuando los sentimientos son más fuertes que la propia capacidad de actuar por el bienestar e interés personal

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Con información de: BBC