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El doctor que hace oír a los sordos

El doctor Antonio Soda resalta que el coronavirus puede causar sordera súbita; en nuestro país, entre 10 a 12 millones de personas sufren algún grado de sordera

Escrito en LÍDERES DE LA SALUD el

El doctor Antonio Soda Merhy siempre tuvo curiosidad por la función del cuerpo humano y algunos de sus familiares se encontraban dentro del área médica. Eso hizo que llegara a la decisión de dedicarse a la medicina, una disciplina que hoy lo tiene como presidente honorario del comité de implantes cocleares del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

El área de la otorrinolaringología le llamó la atención por ser la materia que atiende el oído, el olfato, la laringe, la faringe y toda la patología del cuello.

“Después, dentro de las especialidades, a pesar de que estaba en un momento dado siendo un otorrinolaringólogo general, vinieron los gustos y me fascinó el área del oído. Es impresionante y por eso me orienté mucho por la discapacidad auditiva”, relata para SuMédico el también miembro emérito de la Academia Mexicana de Cirugía y de la Academia Nacional de Medicina.

La situación de las discapacidades auditivas en México

El doctor Soda Merhy apunta que, en nuestro país, entre 10 a 12 millones de personas sufren algún grado de sordera y se calcula que 120 mil son anacúsicos (que no oyen) congénitos y 120 mil son anacúsicos adquiridos. El resto son sorderas de tipo conductivo y mixtas.

“A nivel mundial, con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tenemos que aproximadamente de un 8 a un 10% de la ciudadanía que nace viva, va a tener algún grado de discapacidad auditiva. De la tasa de natalidad en nuestro país, cada 365 días van a nacer alrededor de 2 mil sordos y por lo menos el 10% van a ser candidatos a un implante coclear”, explica el especialista, quien también es académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM.

¿Por qué se da la sordera?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), se prevé que para el 2050 cerca de 2 mil 500 millones de personas tengan algún grado de pérdida auditiva y al menos 700 millones necesitarán rehabilitación auditiva.

La OMS precisa que hay varios factores por los que se da la discapacidad auditiva:

  • Infecciones virales y otras afecciones del oído
  • Sonidos fuertes / ruido fuerte
  • Factores genéticos (prenatal)
  • Infecciones intrauterinas (prenatal)
  • Ictericia grave en el período neonatal (perinatal)
  • Falta de oxígeno en el nacimiento (perinatal)
  • Bajo peso al nacer (perinatal)
  • Asfixia al nacer (perinatal)
  • Infecciones crónicas del oído (niñez y adolescencia)
  • Meningitis y otras infecciones (niñez y adolescencia)
  • Acumulación de líquido en el oído (Niñez y adolescencia)
  • Deficiencias nutricionales
  • Traumatismo en el oído o la cabeza

En palabras del doctor Soda Merhy, el rango normal de audición va de 10 a 25 decibeles, y la OMS apunta que la pérdida auditiva "discapacitante" se refiere a una pérdida en la audición superior a 35 decibeles (dB) en el oído con el que se oiga mejor.

¿Cuál es la “audición normal”?

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos clasifican la audición en los siguientes rangos:

  • 10 a 25 dB - Audición normal
  • 26 a 40 dB - Pérdida leve
  • 41 a 55 dB - Pérdida moderada
  • 56 a 70 dB - Pérdida moderada/grave
  • 71 a 90 dB - Pérdida grave
  • 91 a 100 dB -Pérdida muy grave

Cabe destacar que las personas deben comparar sus umbrales de audición con estos rangos para saber si tienen una buena audición. Si la persona puede oír de 10 a 25 decibeles, su audición es normal. Si le cuesta escuchar de 26  a 40 dB, hay una pérdida leve y así sucesivamente.

¿Qué es un umbral de audición?

La Unión Europea define el umbral de audición como el nivel sonoro por debajo del cual el oído de una persona no detecta ningún sonido. De acuerdo con esta institución, para un adulto sin problemas auditivos, el nivel de referencia es 0 dB.

Soda Merhy indica que los exámenes de audición se llaman “audiogramas” y son un reporte de audición que sirve para identificar problemas de audición, verificar si la exposición al ruido está afectando la capacidad auditiva de la persona y medir su habilidad de escucha.

Los implantes cocleares cambiaron la vida de los sordomudos

“Nosotros tenemos un programa, el programa interinstitucional de implantes cocleares, que lo iniciamos en 1999 y nos reunimos tres instituciones para hacerlo: el Hospital Infantil de México, el Hospital General de México y el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias. Fue el primer programa de su tipo y dio muchos frutos”, menciona el especialista.

Lo que está sucediendo con el coronavirus, revela, es que el virus ha hecho que se detengan estos programas de ayuda a la población.

“En 2010 empezó un organismo gubernamental que es el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad (CONADIS), que era el comité de discapacidades auditivas y funcionó del 2010 al 2013. Ahí fue cuando algunas asociaciones empezaron a dotarnos de implantes cocleares”, revela.

El doctor Antonio Soda Merhy aclara que antes el destino del niño que nacía sordo era que iba a estar destinado a no poder oír ni hablar, pero ahora las cosas han cambiado mucho, pues, aunque los implantes cocleares no son mágicos, ya se puede hacer que los sordos sean capaces de oír.

“Se requiere un grupo multidisciplinario de audiólogos, psicólogos, cirujanos y psicólogos. Es todo un grupo desde la selección del paciente, hacer la cirugía, programar los implantes y rehabilitación. Estamos hablando que, en un niño, la rehabilitación va a ser aproximadamente de unos dos años”, explica el experto.

{"field1":"“Hay veces que me dicen ‘es mucho tiempo’, pero es que la persona tratada va a adquirir el lenguaje. Si a nosotros nos ponen en China, a ver cuánto tiempo tardamos en aprender el chino”","field2":"Antonio Soda Merhy"}

El implante coclear puede tener un costo económico alto, pero la relación costo – beneficio también cuenta mucho, indica.

“Un niño que nace sordo es un infante que va a tener una educación diferente, con lenguaje de señas y que a lo mucho que puede aspirar va a ser, quizás, a solo un oficio. A diferencia de cuando se hace la implantación a la corta edad, que es cuando el pequeño va a poder asistir a escuelas normales, estudiar una profesión, trabajar y al hacer esto, va a estar pagando impuestos. No va a ser una carga”, destaca Soda Merhy.

{"field1":"“El dispositivo de un implante coclear cuesta alrededor de 25 mil dólares, pero si se ven todos los beneficios a largo plazo, el costo – beneficio es muy grande desde muchos puntos de vista”","field2":"Antonio Soda Merhy"}

¿Qué es un implante coclear?

La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que se trata del implante de un pequeño dispositivo electrónico que ayuda a las personas con discapacidad auditiva a escuchar. No es lo mismo que un audífono, pues el implante se pone por medio de cirugía y funciona de una manera distinta.

De acuerdo con esta institución, el implante coclear consta de dos partes: una interna, que se mete por medio de cirugía dentro del hueso que rodea al oído (también llamado “hueso temporal”) y consta de un estimulador-receptor que acepta, decodifica y luego manda una señal eléctrica al cerebro; y una externa, que está formada por un micrófono/receptor, un procesador de lenguaje y una antena. Su función es recibir el sonido, convertirlo en una señal eléctrica y mandarlo a la parte del implante coclear que se encuentra adentro.

El coronavirus puede afectar el oído

“Con el coronavirus han existido estudios relacionados a la sordera súbita. ¿Qué quiere decir esto? Que bruscamente se pierde la audición. Se pierde la escucha por un daño probablemente viral al oído interno. Lo que se ha podido observar con la covid-19 es que ha habido algún aumento en la frecuencia de los casos de sordera súbita y ya hay un par de estudios de universidades donde han examinado incluso los huesos temporales y sí se considera que el coronavirus ha tenido influencia para producir este suceso”, explica el doctor Merhy.

De acuerdo con el Massachusetts Institute of Technology (MIT), algunas personas infectadas por coronavirus han reportado síntomas que afectan su sentido de la escucha, como pérdida de audición, tinnitus, problemas con el equilibrio y mareos, por lo que se puede concluir que el SARS-CoV-2 también tiene la capacidad de afectar el oído interno.

Una investigación publicada el 13 de octubre de 2020 en el journal BMJ revela el caso de una persona de 45 años con asma que se presentó en un departamento de otorrinolaringología luego de una semana de pérdida auditiva mientras se encontraba en el hospital para el tratamiento de coronavirus. Esta persona no tenía antecedentes de problemas auditivos y, sin embargo, desarrolló señales que sugirieron pérdida auditiva neurosensorial del lado izquierdo.

Esta revista científica señala que la pérdida neurosensorial súbita del oído es definida como una pérdida auditiva de al menos 30 decibeles en, por lo menos, tres frecuencias consecutivas que se ha desarrollado en 3 días.

Se trata de una patología relativamente frecuente que se ve en otorrinolaringología, indica The BMJ y según este medio, la pérdida súbita del oído tiene una incidencia mundial de 5 a 160 casos por 100 mil personas año con año.

“En la mayor parte de los casos, la etiología de la afección no se encuentra confirmada y es atribuida a distintas patologías que incluyen la respuesta al estrés celular, inmuno mediada, relacionada con el virus y el cierre vascular”, informa BMJ.

El doctor Soda Merhy recuerda que el coronavirus es un evento del que se sigue aprendiendo y del que todavía no se conocen los alcances, por lo que pueden existir casos de sordera súbita por SARS-CoV-2 en México, pero se trata de un fenómeno que se está empezando a ver.