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Las razones por las que no deberías beber alcohol frente a tus hijos

Estudios demuestran que los niños que crecen con padres que toman alcohol frente a ellos, tienen más riesgo de adicciones a largo plazo

Escrito en FAMILIA el

Beber alcohol en las fiestas familiares es algo muy común y que se normaliza, incluso si hay niños pequeños presentes. No parece la gran tragedia, pero expertos destacan que hay razones importantes por las que no deberías beber alcohol frente a tus hijos.

Cuando lo haces, se normaliza un hábito desde edades muy tempranas, lo que tiene consecuencias tanto a nivel físico como conductual.

Esto es todo lo que tienes que saber sobre los riesgos de que los niños en casa te vean consumir alcohol.

¿Por qué no tomar alcohol frente a los niños?

Un estudio publicado en el Journal of Studies on Alcohol and Drugs señala que permitir que los niños vean a sus familiares más cercanos beber alcohol puede favorecer problemas de salud mental y emocional en los pequeños.

(Foto: pexels) 

Lo más grave es que estos efectos no se quedan solo en la infancia, pueden afectar también en la adolescencia y la edad adulta.

Estas son las principales consecuencias de tomar alcohol frente a los niños:

  • Fomentas el consumo de alcohol prematuro 

Estudios confirman que el interés y estimulación de los niños a tomar bebidas alcohólicas es mayor en aquellos que crecen con padres que muestran su gusto por el alcohol de forma constante, es decir, en cada reunión familiar o hasta en un día cualquiera. 

  • Perciben el consumo de alcohol como una forma de vida

Cuando los niños ven que sus padres toman alcohol con frecuencia, entienden que es algo natural y que no causa ningún daño, cuando la realidad es que las bebidas alcohólicas con el tiempo pueden causar enfermedades crónicas y otros problemas de salud.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos advierten que el alcohol puede causar hipertensión, enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular, enfermedad del hígado y problemas digestivos.

(Foto: pexels) 

También problemas de aprendizaje, bajo rendimiento escolar, depresión y ansiedad, así como desempleo y conflictos familiares. 

En los adolescentes, el abuso en el consumo de alcohol los expone de igual forma a accidentes de auto, homicidios, comportamiento sexual no seguro, caídas, quemaduras, ahogamiento y suicidio.

  • Hay retraso en su madurez emocional

Finalmente, cuando permites que tus hijos pequeños te vean consumir alcohol, se incentiva que ellos repliquen dicha conducta a temprana edad y que no consigan una madurez emocional. 

Esto ocurre porque optarán por refugiarse en el alcohol para disfrazar sus emociones o no afrontar los conflictos afectivos que se le presenten.

La importancia de dar el ejemplo 

Por más que le digas a tus hijos que no deben tomar alcohol o no deben fumar, si te ven hacerlo no servirá de mucho, pues los niños y adolescentes aprenden lo que ven.

Las investigaciones demuestran que las personas que empiezan a tomar antes de los 15 años presentan un mayor riesgo de desarrollar trastornos por consumo de alcohol más adelante, además de que interfiere en el desarrollo cerebral, de ahí la importancia de dar un buen ejemplo.

Es importante hablar sobre el tema de adicciones desde una edad temprana y reducir al máximo las ocasiones en que bebemos alcohol frente a los hijos.  

Otras recomendaciones que se dan para evitar que los hijos tengan un problema con el alcohol, incluyen: 

  • Hablarles sobre los peligros del alcohol 
  • Evitar que el alcohol esté disponible para ellos
  • Enseñarles a beber de forma responsable si deciden hacerlo 
  • Supervisar reuniones con amigos para asegurarse de que no haya alcohol
  • Animarlos a participar en actividades saludables que no involucren alcohol
  • Interesarse en conocer a sus amigos
  • Ser un modelo a seguir y reducir o evitar el consumo de alcohol

(Foto: pexels) 

Por supuesto debemos evitar por completo estar totalmente alcoholizados frente a ellos y si ocurre, hay que tener una conversación con ellos cuando los sentidos se normalicen y buscar estrategias para controlar la manera en que se bebe.

(Con información de Mejor con Salud, CDC)