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Mitos y realidades de tener un gato en el embarazo

Se cree que tener un gato en el embarazo puede causar toxoplosmosis, pero estudios revelan la realidad de estos mitos

Escrito en SOY MAMÁ el

Uno de los mitos más extendidos es el que afirma que es peligroso tener un gato en el embarazo, supuestamente porque podría causar toxoplomosis en la mujer, una infección altamente peligrosa pero, ¿qué hay de cierto en eso?

Si estás embarazada y te preocupa tener un gato, los expertos te dicen los mitos y realidades de tener un gato en esta etapa.

Gato en el embarazo, ¿es peligroso?

Se cree que tener un gato en el embarazo puede ser peligroso debido a que contagia a las mujeres de toxoplosmosis, una enfermedad grave que puede causar complicaciones como deformidades en el feto.

Sin embargo, expertos señalan que la probabilidad de que eso pase, es prácticamente nula.

Los gatos pueden transmitir el parásito Toxoplasma gondii a través de sus heces, pero el hecho de tener un felino en casa no significa que sea inevitable. Con ciertas medidas preventivas y controles sanitarios, las mujeres pueden tener un gato en casa sin ningún problema.

De hecho, hay más riesgo de toxoplosmosis por comer carne mal cocida o por frutas y verduras mal lavadas.

Según María Jesús Cancelo, Secretaria General de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), hace varios años, los médicos pensaban que la mujer embarazada que tenía un gato en casa debía sacarlo fuera de la vivienda, pero hoy, los estudios han comprobado que con higiene y control sanitario, no hay ningún riesgo.

Incluso, se ha visto que tener un gato en el embarazo puede aportar beneficios.

“Los gatos aportan numerosos beneficios psicológicos y bienestar emocional a las personas que disfrutan de su compañía, especialmente cuando forman parte de una familia de varios miembros”, indica un informe de la SEGO.

Tanto médicos como veterinarios están de acuerdo en que el contagio de toxoplosmosis a los seres humanos por contacto con las heces de un gato infectado es poco probable y que la gran mayoría de las personas que se contaminan lo hacen a través de la carne poco cocinada, los vegetales y hortalizas infectados con huevos del parásito o por contacto directo con suelos contaminados.

Por lo tanto, es un error decir que es malo tener un gato en el embarazo.

Medidas de prevención

Solo basta con tomar algunas medidas preventivas para no desarrollar toxoplosmosis en el embarazo, independientemente de si tienes un gato o no.

1. Come la carne siembre bien cocinada

2. Lava y desinfecta frutas, verduras y hortalizas

3. Toma agua purificada o hervida

4. Usa guantes al manipular carne cruda

5. Evita limpiar la arena del gato embarazada, alguien más debe hacerlo todos los días usando guantes.

6. Asegúrate de que se desinfecte el arenero, de preferencia con vapor o agua caliente, pues las cepas de larvas son resistentes a la mayoría de los desinfectantes.

7. Alimenta al gato solo con croquetas, no le des carne cruda

8. Evita que salga a cazar otros animales como ratones o lagartijas

Con estas medidas, tu gatito puede estar en la casa y acompañarte en todo tu embarazo sin ningún riesgo de toxoplosmosis. Si tienes dudas pregunta al médico para que estés más tranquila.

(Con información de El País)