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Trata de personas, un problema sin solución

Víctimas de este delito sufren por enfermedades de transmisión sexual, mortalidad materno infantil, depresión, ansiedad, entre otros padecimientos.

Escrito en ESPECIALIDADES el

La Organización de Naciones Unidas indica que alrededor de 27 millones de personas en todo el mundo han sido víctimas de explotación laboral, sexual o comercial en los últimos 25 años.

En México queda pendiente el compromiso del gobierno federal de conformar un programa nacional que combata este delito que daña la estructura social del país y amenaza la salud de la población más vulnerable: los niños y niñas del país, señaló Mario Luis Fuentes, presidente delCentro de Estudios e Investigación en Desarrollo Social (CEIDAS).

El especialista, dijo a SUMEDICO que en México no hay una real persecución del delito, pese a la existencia de refugios para víctimas. Falta que se siga cada caso, para garantizar una atención médica y psicológica y una asistencia social integral

“El asunto de la prevención no existe para enfrentar esta realidad de la violencia de género, (tenemos) una cultura machista, sexista, que codifica a las mujeres y las ve como un objeto únicamente para el consumo, para su compra"; todo esto es inadmisible, apuntó, cuando en 2007 se emitió la Ley para la Protección a las Víctimas de la Trata de Personas.

En México, 16 mil menores son sujetos de explotación sexual cada año y 85 mil son usados en actos de pornografía, mientras en 21 de las 32 entidades del país existe turismo sexual, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática y del Fondo Internacional para la Infancia.

Salud deteriorada

Mario Luis Fuentes explicó que la trata de personas está directamente vinculada a otros problemas sociales: prostitución, tráfico de órganos y explotación laboral. Los tres aspectos, sostuvo, inciden en el deterioro de la salud de las víctimas, sobre todo cuando se trata de menores de edad, con consecuencias en el incremento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), mortalidad materno-infantil, así como del aumento de padecimientos mentales.

El sesgo de prostitución en la trata de personas, donde ahora el mayor número de víctimas corresponde a niños y niñas, aunque también implica a hombres y mujeres refirió, tiene una particular incidencia en el deterioro de la salud.

“Hay una realidad, las enfermedades de transmisión sexual (ETS), es un tema que implica al Sida en nuestro país que, pese a los esfuerzos, se mantiene como una amenaza”, enfatizó el doctor en Desarrollo Regional.

A esto se agregan los riesgos de mortalidad materno-infantil, pues en la trata de personas no hay protección alguna, menos aun con las menores sometidas a la prostitución, que son susceptibles al embarazo sin contar con la madurez física y mental necesarias.

“Obviamente esto va asociado con el número de niños nacidos vivos de mujeres menores de 20 años que sigue siendo de las tasas más altas, todos saben que se pone en riesgo la vida tanto de la madre como del niño, más otros temas que tienen que ver con una agenda de poca respuesta pública”, subrayó.

Explotación laboral

Otro ángulo de la trata de personas es la explotación laboral, donde se abusa de las personas, sobre todo de los niños, sometiéndolos a largas jornadas de trabajo, en condiciones de desnutrición y gran desgaste físico, sobre todo porque la mayoría de los menores son obligados a trabajar como jornaleros.

Todo lo anterior engloba, además, enfatizó Mario Luis Fuentes, las afectaciones a la salud mental, pues en la trata de personas, precisamente por el maltrato físico y las presiones psicológicas a que son sometidas, aunadas a la soledad, las víctimas se ven afectadas por depresión y ansiedad, entre otros males.

En cuanto al tráfico de órganos, el director del CEIDAS apuntó que si bien es cierto que los especialistas indican que se requieren de medidas muy especiales para que sea posible un trasplante, la difícil situación económica ha permitido que las personas se sometan a las bandas delictivas dedicadas a la trata de personas, las cuales además tienen toda una estructura para el secuestro de niños y adultos con tal finalidad.

“Hay gente que es tan pobre, que si hace tres décadas vendían un litro de sangre, hoy van y venden un riñón, y se hacen las pruebas de compatibilidad”, comentó.

Por otra parte, un estudio del CEIDAS refiere que también son víctimas aquellas personas con discapacidad física y mental, sea por vejez o enfermedad, y en estos casos se registran redes familiares que se dedican a la explotación, ya bien de adultos mayores, de personas con discapacidad o de niñas y niños, en actividades de mendicidad o de explotación.