La tiroides es una pequeña glándula que está frente al cuello que produce hormonas que ayudan a controlar casi todos los órganos. Cuando la tiroides no produce suficientes hormonas, el cuerpo no puede funcionar correctamente, afectando su nivel de energía, estado de ánimo y peso.
Si la tiroides se inflama tiene tiroiditis. A veces sucede porque el cuerpo produce anticuerpos que atacan la tiroides por error. Esta condición se llama tiroiditis autoinmune, tiroiditis linfocítica crónica, tiroiditis de Hashimoto o enfermedad de Hashimoto. No se sabe a ciencia cierta por qué el sistema inmunológico falla de esta manera, pero podría ser provocado por un gen defectuoso o un virus.
Las mujeres de media edad que tengan otro trastorno autoinmune como lupus, diabetes tipo 1 o artritis reumatoide, que estén relacionadas con alguien que tiene tiroiditis autoinmune o ha estado expuesta a radiación ambientes son más propensas a padecer esta enfermedad.
En lo que se refiere a los síntomas puede que no tenga ninguno al principio. A medida que avanza la tiroiditis inmune, la tiroides puede agrandarse, dando paso al hipotiroidismo que es cuando hay muy poca cantidad de hormonas tiroideas que producen cansancio, sensibilidad al frío, cara hinchada, problemas para defecar, lengua agrandada, perdida de cabello, depresión, dolores musculares y articulares, sangrado menstrual abundante y lapso de memoria.
El tratamiento es una versión artificial de lo que produce una tiroides saludable que el médico vigilará y ajustará la dosis de vez en cuando, ya que es un medicamento que se deberá tomar siempre, una vez que se diagnostique la tiroiditis autoinmune.