El tango, el sensual baile nacido en los barrios de Argentina, y que dio luz a una de las leyendas más grandes de Sudamérica, Carlos Gardel, no sólo es un ejemplo de icono urbano sino una terapia efectiva para aquellos que ostenten problemas motrices.
Ya en años previos, investigadores de Canadá y Estados Unidos demostraron los efectos terapéuticos del tango. Nació así la “tangoterapia”, que ayudó a muchos pacientes a recuperarse de sus problemas.
El fisiatra Jaime Wilensky comentó que el tango funciona asistiendo en la restauración funcional de enfermedades donde caminar o simplemente moverse puede estar afectada.
Los principales estudios se han aplicado principalmente a los enfermos con el mal de Parkinson, cuyo andar puede ser anormal gracias a la consecución de pasos cortos y largos, sin embargo, por medio de la “tangoterapia” han ido mejorando este patrón.
Alberto Alves de Lima, médico del Instituto Cardiológico Argentino, afirma que el tango tiene propiedades curativas cuando se trata de problemas cardiovasculares.
Para la especialista en “tangoterapia”, Jesica Grumberg, admite que el tango es una de las pocas danzas que sostienen un enlace íntimo, de ahí que comiencen a liberarse dos hormonas importantes: “una es la oxitocina; la otra es la hormona de la protección –afirma Jessica Grumberg–. Entonces, esa misma hormona entra en acción cuando uno está bailando el tango".
Debido a este auge, recientemente se realizó en Argentina el primer Congreso Mundial de Tangoterapia, en donde los especialistas intercambiaron técnicas y experiencias para que esta nueva terapia física sea reconocida en todo el mundo. (Con información de RT.com)