La nariz del ser humano no es tan sensible para detectar los cientos de olores que nos rodean como la de los perros. El olfato canino es más agudo, la comparación que hacen los especialistas es que un perro tiene tanta información a través de este sentido como los humanos a través de la vista.
Esta habilidad canina se ha utilizado de diversas formas, una de las más comunes es la de detección de drogas y otros productos prohibidos en los aeropuertos o la búsqueda de personas en un derrumbe, pero desde hace algunos años se empezó a investigar cómo utilizar a los perros para oler el cáncer.
Las anécdotas relatadas por pacientes diagnosticados con la enfermedad y el comportamiento que tuvo su mascota, al no dejar de lamer u oler alguna parte del cuerpo de sus dueños, fue lo que llevó a los científicos a estudiar el fenómeno, escribe Kathryn Bowers en Slate.
El primer caso se describió en 1989 en una carta publicada en la revista Lancet, ahí se dio a conocer que un perro mezcla de border collie y doberman olía y mordía de forma agresiva un lunar que su propietario tenía en la pierna, escribe
Al ser revisado por un médico, se encontró que el hombre tenía un melanoma maligno. El oncólogo que abordó el tema tenía la hipótesis de que los tumores malignos emiten olores únicos debido a la síntesis de proteína que producen y ese olor puede ser detectado por los perros.
El caso más reciente es el de la actriz Shannen Doherty, quien fue diagnosticada con cáncer de mama en 2015.
“Mi perra Bowie me olfateaba do forma insistente aquí en la parte derecha y eso tuvo sentido cuando me diagnosticaron”, dijo Doherty en agosto de 2016 en una entrevista con ET.
“Cuando regresé de la cirugía, Bowie otra vez olfateaba esa área. Al tener mi primera quimioterapia ella me olía el cuerpo de arriba abajo”, agregó.
Estudios apoyan la afirmación de que los perros pueden identificar el cáncer por los productos químicos orgánicos volátiles en los productos de desecho que liberan las células.
Se ha documentado que los perros han sido capaces de detectar diferentes tipos de cáncer: vejiga, mama, colorrectal, pulmón, próstata, ovario y piel; aunque no se ha identificado un olor común al cáncer, pueden indicar que está presente.
No se trata de que el perro acuda a consulta para oler al paciente, el trabajo de los canes será olfatear las muestras clínicas (sangre, orina, tejidos, aliento) y no a las personas, explica a Slate, la médico Cynthia Otto del Penn Vet Working Dog Center.
La utilidad, señalan los especialistas es que a través de este método se puede detectar cáncer de forma precoz tipos de cáncer para lo que no hay pruebas oportunas como el cáncer de ovario.
En este proceso, puede haber errores de precisión del perro, porque puede variar el resultado dependiendo de la raza, la hora del día, la edad y el nivel de entrenamiento.
El futuro, explican los investigadores, no es tener a los perros en un laboratorio esperando a que huelan el cáncer, sino estudiar y utilizar su sentido del olfato para crear una tecnología que imite la evolución del olfato canino.
Crear una nariz electrónica no será un desafío sencillo, pero marcará la diferencia en el diagnóstico del cáncer.
Esta habilidad canina se ha utilizado de diversas formas, una de las más comunes es la de detección de drogas y otros productos prohibidos en los aeropuertos o la búsqueda de personas en un derrumbe, pero desde hace algunos años se empezó a investigar cómo utilizar a los perros para oler el cáncer.
Las anécdotas relatadas por pacientes diagnosticados con la enfermedad y el comportamiento que tuvo su mascota, al no dejar de lamer u oler alguna parte del cuerpo de sus dueños, fue lo que llevó a los científicos a estudiar el fenómeno, escribe Kathryn Bowers en Slate.
Su perro le detectó melanoma
El primer caso se describió en 1989 en una carta publicada en la revista Lancet, ahí se dio a conocer que un perro mezcla de border collie y doberman olía y mordía de forma agresiva un lunar que su propietario tenía en la pierna, escribe
Al ser revisado por un médico, se encontró que el hombre tenía un melanoma maligno. El oncólogo que abordó el tema tenía la hipótesis de que los tumores malignos emiten olores únicos debido a la síntesis de proteína que producen y ese olor puede ser detectado por los perros.
El caso de Shannen Doherty
El caso más reciente es el de la actriz Shannen Doherty, quien fue diagnosticada con cáncer de mama en 2015.
“Mi perra Bowie me olfateaba do forma insistente aquí en la parte derecha y eso tuvo sentido cuando me diagnosticaron”, dijo Doherty en agosto de 2016 en una entrevista con ET.
“Cuando regresé de la cirugía, Bowie otra vez olfateaba esa área. Al tener mi primera quimioterapia ella me olía el cuerpo de arriba abajo”, agregó.
Estudios apoyan la afirmación de que los perros pueden identificar el cáncer por los productos químicos orgánicos volátiles en los productos de desecho que liberan las células.
Se ha documentado que los perros han sido capaces de detectar diferentes tipos de cáncer: vejiga, mama, colorrectal, pulmón, próstata, ovario y piel; aunque no se ha identificado un olor común al cáncer, pueden indicar que está presente.
¿Cómo se aplicaría la habilidad canina?
No se trata de que el perro acuda a consulta para oler al paciente, el trabajo de los canes será olfatear las muestras clínicas (sangre, orina, tejidos, aliento) y no a las personas, explica a Slate, la médico Cynthia Otto del Penn Vet Working Dog Center.
La utilidad, señalan los especialistas es que a través de este método se puede detectar cáncer de forma precoz tipos de cáncer para lo que no hay pruebas oportunas como el cáncer de ovario.
En este proceso, puede haber errores de precisión del perro, porque puede variar el resultado dependiendo de la raza, la hora del día, la edad y el nivel de entrenamiento.
El futuro, explican los investigadores, no es tener a los perros en un laboratorio esperando a que huelan el cáncer, sino estudiar y utilizar su sentido del olfato para crear una tecnología que imite la evolución del olfato canino.
Crear una nariz electrónica no será un desafío sencillo, pero marcará la diferencia en el diagnóstico del cáncer.