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Cuida el corazón y los vasos sanguíneos

Dieta alta en grasa y azúcar, sedentarismo y consumo excesivo de tabaco y alcohol pueden provocar enfermedades cardiovasculares.

Escrito en ESPECIALIDADES el

Las enfermedades del corazón siguen acaparando las estadísticas mundiales, hacerles frente es una prioridad para disminuir el número de infartos y accidentes cerebrovasculares.  Las medidas están a la mano y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud tienen que ver con el tipo de dieta que se lleva, la disciplina para mantenerse activo físicamente y evitar el abuso en el consumo de alcohol y tabaco.

 
Los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales (AVC) suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro. La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro. Los AVC también pueden deberse a hemorragias de los vasos cerebrales o coágulos de sangre.
 
Las enfermedades cardiovasculares (ECV), son las que afectan el corazón y los vasos sanguíneos y se dividen en:
 
Cardiopatía coronaria.- Enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardiaco (el miocardio)
Enfermedades cerebrovasculares.- Son las enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan al cerebro
Arteriopatías periféricas.-  Enfermedades de los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores
Cardiopatía reumática.- Provoca  lesiones del miocardio y de las válvulas cardiacas debido a la fiebre reumática, una enfermedad causada por bacterias denominadas estreptococos
Cardiopatías congénitas.-  Malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento
Trombosis venosas profundas y embolias pulmonares .- Coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas, que pueden desprenderse (émbolos) y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones
 
Los factores de riesgo
Las causas más importantes de cardiopatía y AVC son una dieta malsana, la inactividad física, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol. Los principales factores de riesgo modificables son responsables de aproximadamente un 80% de los casos de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular.
 
Los efectos de las dietas malsanas y de la inactividad física pueden manifestarse por aumentos de la tensión arterial, el azúcar y las grasas de la sangre, sobrepeso u obesidad. Estos “factores de riesgo intermediarios” pueden medirse en los centros de atención primaria y señalan un aumento del riesgo de sufrir infarto de miocardio, AVC, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones.
 
Está demostrado que el cese del consumo de tabaco, la reducción de la sal de la dieta, el consumo de frutas y hortalizas, la actividad física regular y evitar el consumo nocivo de alcohol, reducen el riesgo de ECV. El riesgo cardiovascular también se puede reducir mediante la prevención o el tratamiento de la hipertensión, la diabetes y la hiperlipidemia.
 
Las políticas que crean entornos propicios para elegir opciones saludables asequibles son esenciales para motivar a las personas para que adopten y mantengan comportamientos saludables.
También hay una serie de determinantes subyacentes de las enfermedades crónicas, es decir, "las causas de las causas", que son un reflejo de las principales fuerzas que rigen los cambios sociales, económicos y culturales: la globalización, la urbanización y el envejecimiento de la población. Otros determinantes de las ECV son la pobreza y el estrés.
 
Los síntomas
La enfermedad subyacente de los vasos sanguíneos a menudo no suele presentar síntomas, y su primera manifestación puede ser un ataque al corazón o un AVC.
 
Los síntomas del ataque al corazón consisten en: La dificultad para respirar, las náuseas y vómitos y el dolor en la mandíbula o la espalda son más frecuentes en las mujeres
 
También se puede sentir:
  • Dolor o molestias en el pecho
  • Dolor o molestias en los brazos, hombro izquierdo, mandíbula o espalda.
  • Además puede haber dificultad para respirar, náuseas o vómitos, mareos o desmayos, sudores fríos y palidez.
El síntoma más común del AVC es la pérdida súbita, generalmente unilateral, de fuerza muscular en los brazos, piernas o cara.
 
Otros síntomas consisten en: La aparición súbita, generalmente unilateral, de entumecimiento en la cara, piernas o brazos; confusión, dificultad para hablar o comprender lo que se dice;
Problemas visuales en uno o ambos ojos; dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o coordinación; dolor de cabeza intenso de causa desconocida; y debilidad o pérdida de conciencia. (Con información de la Organización Mundial de la Salud)