Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ictus o infarto cerebral, una de las tres primeras causas de fallecimiento tanto en hombres como en mujeres y que actualmente es una de las principales causas de discapacidad en adultos. Por ello, es muy importante que aprendas a reconocer los síntomas de un infarto cerebral.
Especialistas afirman que la incidencia de este padecimiento va en aumento y lo más preocupante es que se ha registrado un incremento del ictus en jóvenes, principalmente por el estilo de vida poco saludable actual.
El ictus, mejor conocido como infarto cerebral es la alteración del flujo de sangre que llega al cerebro. Existen dos tipos de ictus:
Hemorrágico: Es cuando se produce un sangrado dentro del cerebro.
Isquémico: Un coágulo obstruye las arterias, impidiendo el flujo normal de la sangre.
En ambos casos, las consecuencias son lesiones en las células del cerebro y la pérdida de neuronas.
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Según la Dra. Patricia Alonso-Fernández, médico especialista en neurología del Hospital Casaverde Madrid, los síntomas de un infarto cerebral pueden ser muy variados, sin embargo, en todos los casos se presentan de forma repentina.
Los principales síntomas de un infarto cerebral son:
Cuando estos síntomas se presentan, la Dra. Alonso-Fernandez sugiere que se busque de inmediato atención médica, ya que el éxito del tratamiento y la mejoría del paciente, dependen en gran manera de qué tan rápido se atiende el problema.
La especialista afirma que la mayoría de los casos están relacionados con la coexistencia de algunos factores de riesgo cardiovascular y arritmias cardíacas. Sin embargo, el mal control de la tensión arterial, el aumento del nivel de colesterol, la diabetes mellitus mal controlada, el tabaquismo y el estrés, también son detonantes del infarto cerebral.
En el caso del ictus isquémico, el tratamiento consiste en disolver el coágulo y restablecer el flujo de sangre. Esto se puede conseguir con tratamiento farmacológico en las primeras cuatro horas y media desde el comienzo de los síntomas o mediante cateterismo.
En el caso del ictus hemorrágico, lo más importante es el control de la tensión arterial. Las primeras 24 a 48 horas son claves para establecer el pronóstico, por lo que el paciente debe permanecer hospitalizado para vigilancia y monitorización estrecha.
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(Con información de 20 minutos)
Especialistas afirman que la incidencia de este padecimiento va en aumento y lo más preocupante es que se ha registrado un incremento del ictus en jóvenes, principalmente por el estilo de vida poco saludable actual.
¿Qué es el ictus?
El ictus, mejor conocido como infarto cerebral es la alteración del flujo de sangre que llega al cerebro. Existen dos tipos de ictus:
Hemorrágico: Es cuando se produce un sangrado dentro del cerebro.
Isquémico: Un coágulo obstruye las arterias, impidiendo el flujo normal de la sangre.
En ambos casos, las consecuencias son lesiones en las células del cerebro y la pérdida de neuronas.
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¿Cuáles son los síntomas de un infarto cerebral?
Según la Dra. Patricia Alonso-Fernández, médico especialista en neurología del Hospital Casaverde Madrid, los síntomas de un infarto cerebral pueden ser muy variados, sin embargo, en todos los casos se presentan de forma repentina.
Los principales síntomas de un infarto cerebral son:
- Pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo
- Alteración del lenguaje o la visión
- Descoordinación o incapacidad para caminar
Cuando estos síntomas se presentan, la Dra. Alonso-Fernandez sugiere que se busque de inmediato atención médica, ya que el éxito del tratamiento y la mejoría del paciente, dependen en gran manera de qué tan rápido se atiende el problema.
¿Qué causa un infarto cerebral?
La especialista afirma que la mayoría de los casos están relacionados con la coexistencia de algunos factores de riesgo cardiovascular y arritmias cardíacas. Sin embargo, el mal control de la tensión arterial, el aumento del nivel de colesterol, la diabetes mellitus mal controlada, el tabaquismo y el estrés, también son detonantes del infarto cerebral.
Tratamiento del infarto cerebral o ictus
En el caso del ictus isquémico, el tratamiento consiste en disolver el coágulo y restablecer el flujo de sangre. Esto se puede conseguir con tratamiento farmacológico en las primeras cuatro horas y media desde el comienzo de los síntomas o mediante cateterismo.
En el caso del ictus hemorrágico, lo más importante es el control de la tensión arterial. Las primeras 24 a 48 horas son claves para establecer el pronóstico, por lo que el paciente debe permanecer hospitalizado para vigilancia y monitorización estrecha.
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(Con información de 20 minutos)