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Dolor de rodilla persistente, señal de cáncer de hueso

El cáncer de hueso u osteosarcoma afecta principalmente a jóvenes y niños y suele manifestarse con dolor de rodilla y la aparición de un bulto

Escrito en ESPECIALIDADES el

El dolor de rodilla puede ser muy común porque es causado por muchos factores, como la edad, el clima o el ejercicio, pero pocos saben que también puede ser un primer síntoma de cáncer de hueso u osteosarcoma, que ataca principalmente a niños y adultos jóvenes.

El cáncer de hueso es una de las neoplasias menos frecuentes pero es igual de mortal que el resto de los tumores malignos, por lo que es fundamental detectarlo en etapas tempranas.

Dolor de rodilla por cáncer de hueso

De acuerdo a la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS por sus siglas en inglés), el cáncer de hueso, también conocido como osteosarcoma, no es tan común como otros tipos de cáncer, de hecho, representa solo 0,2% de todos los tumores sólidos.

Sin embargo, cuando surge suele hacerlo en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

El cáncer de hueso inicia con la formación de un bulto de tejido o tumor que puede ser benigno o maligno. Cuando es benigno, las células que lo forman no se extienden ni invaden a otros órganos, sin embargo, cuando se disemina y crece de forma acelerada, puede catalogarse como maligno.

Los tumores se clasifican en primario, cuando se origina en los huesos o secundario, cuando las células malignas provienen de otros órganos como el pulmón, la próstata o la mama.

El doctor Genaro Rico, Jefe del Servicio de Tumores Óseos del Instituto Nacional de Rehabilitación, señala que este tipo de tumor aparece en los tejidos óseos, principalmente en la rodilla, el brazo o el hombro.

Sin embargo, el experto hace hincapié en que hasta el 50% de los tumores de hueso surgen en la rodilla.

En ese sentido, uno de los principales síntomas del cáncer de hueso en niños y jóvenes es el dolor de rodilla que no quita con la toma de analgésicos.

Podemos reconocer este dolor porque es un dolor inusual y persistente en la articulación que también causa dificultad para caminar, cambios en la coloración de la piel y un aumento de tamaño de venas y arterias.

Este síntoma se debe atender de inmediato, ya que los tumores de hueso crecen rápidamente y se diseminan a cualquier parte del cuerpo, incluyendo los pulmones.

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Nuevos tratamientos

Alejandro, un joven de 27 años sufrió una caída en el baño de su casa y dos meses después, comenzó a notar que la parte inferior de su pierna derecha tenía un abultamiento que le causaba dolor y le imposibilitaba moverse bien.

El joven inicio un tratamiento médico creyendo que la causa del dolor y la lesión eran por la caída que había sufrido, sin embargo, meses después detectaron que se trataba de un cáncer de hueso.

Tras el diagnostico, Alejandro fue sometido a quimioterapias y cirugía para retirar el tumor, pero los médicos determinaron que lo mejor era amputarle la pierna desde la rodilla, para evitar más complicaciones con la enfermedad.

Sin embargo, el joven encontró otra alternativa de tratamiento en el Instituto Nacional de Rehabilitación, donde tras analizar su caso, el Dr. Rico decide tratarlo con ácido acexámico granulado.

El ácido acexámico es usado cotidianamente para acelerar la formación de huesos en fracturas, estimulando los mediadores inflamatorios y de reparación de la colágena, además de aumentar el aporte sanguíneo a la zona.

Este tratamiento favorece el microambioente y la migración de células al sitio de la lesión, acelerando su reparación.

Para tratar el cáncer de hueso, el paciente debe ser sometido a una limpieza de hueso dañado previo a la toma de ácido acexámico, donde el médico limpia el hueso con tumor y lo somete a altas temperaturas para eliminar todas las células cancerígenas que existan.

Con este tratamiento, el paciente conserva la extremidad dañada el hueso vuelve a ser funcional y vuelve a tener vasos sanguíneos, además no hay rechazo inmunológico porque es el hueso propio, al contrario, se forman anticuerpos que combaten la aparición de nuevos tumores futuros.

Complementado con la toma de ácido acexámico granulado, el paciente vuelve a tener el hueso completo y se evita la amputación.

En el caso de Alejandro, tras un año de seguir este tratamiento, dejó las muletas y recuperó en gran medida el hueso de la tibia de su pierna, lo que le ha permitido regresar a su trabajo a vida cotidiana.

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