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Enojarte te hace subir de peso

Enojarse puede generar problemas cardiovasculares, gastrointestinales o inmunitarios.

Escrito en MENTE SANA el
¿Te enojas con frecuencia? El control del enojo es básico para mantener tu salud mental y física, si bien en ocasiones es imposible no enojarse, el control del enojo puede tener más beneficios de los que piensas.

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Un estudio de la Universidad de Yale, revela que el enojo puede impedir el control del peso corporal y causar obesidad; los científicos explican que esto se debe al cortisol,  hormona relacionada con el estrés y que incrementa la concentración de la glucosa en sangre. Esta hormona y emociones como la ansiedad, pueden influir en la conducta alimentaria.

El control del enojo no es imposible


Al respecto, el Centro de Terapia Cognitivo Conductual y Ciencias del Comportamiento (CETECIC), explica a través de su revista "Terapia Conductual" que  existen 3 grandes formas en que puede manifestar enojo y cada una de ellas, impactará de distinta manera la salud y bienestar.

1. Enojo suprimido. No se expresa abiertamente el malestar que produce el enojo, sin embargo, puede generar problemas cardiovasculares, gastrointestinales o inmunitarios.

2. Expresarse explosivamente. A través de insultos, gritos o hasta agresiones físicas, las consecuencias afectan principalmente la imagen social y dificulta la posibilidad de establecer relaciones sanas.

3. Expresarse de manera asertiva. Es una forma de enojo considerada socialmente aceptable, incluye gestos,  variaciones en el tono de voz o comportamiento. Representa un escaso  impacto negativo en la salud.

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Ejemplo de los buenos resultados que se pueden obtener al combinar una buena alimentación con el tratamiento conductual y manejo de emociones por especialistas en psicología, es el Programa Bright Bodies de la Universidad de Yale.

Este programa conjunta ambas disciplinas (Nutrición y Psicología) para el tratamiento de niños y adolescentes con obesidad  de poblaciones vulnerables. Hubo mejora en parámetros metabólicos y antropométricos; por ejemplo, sensibilidad a la insulina y tolerancia a la glucosa.