La sal de mar ha sido altamente solicitada luego de que se le atribuyeran propiedades beneficiosas para la salud sobre la sal de mesa; sal yodada o sal yodatada.
Estudios revelarían contaminación en la sal de mar, preferida por ser "más saludable".
La sal marina se estableció en el mercado, luego del temor al flúor, la hipertensión y los saleros en las mesas.
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De acuerdo con publicaciones en la revista científica Nature y la Universidad de Cornell, la sal de mar podría contener teraftalato de polietileno (PET), polipropileno (PP) y polietileno (PE), además de diversos microorganismos.
En la mayoría se encontró PET (83%), seguido de PP, después polipropileno (6.7%).
El porcentaje menor fue de polietileno (3.3%).
Resultados similares se han encontrado también en España, por la Universidad de Alicante y en 2015 por científicos en Shangai, China.
¿El problema? Surge luego de que toneladas de plástico sean arrojadas al mar y el plástico se desintegre dentro del mismo.
Esto afectaría no sólo la alimentación humana, también afecta la alimentación animal.
Por otro lado, en Estados Unidos, un estudio reveló que los estadounidenses estarían ingiriendo hasta 660 micropartículas de plástico por año si consumieran sólo 2.3 gramos de sal al día. Esto aumenta si consideramos que la población excede la recomendación de consumo de sal cada día.
Otro estudio de la Universidad de Minnesota, examinó más de 12 tipos de sal que ofrecen supermercados de todo el mundo y se encontró que la sal marina es más sensible a la contaminación plástica.
Existe la sospecha de que la mayoría de la contaminación se genera por microfibras y plásticos de un solo uso.
La contaminación de los océanos y mares es un problema alarmante.
Se dice que la contaminación actual de los océanos equivale a que un camión de basura plástica descargado cada minuto.
La hipertensión es una enfermedad silenciosa; una enfermedad en aumento que afecta a un sector importante de la población mexicana y mundial.
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En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en 2016 murieron 17.6 millones de personas por enfermedades cardiovasculares y recomienda reducir la ingesta de sodio para así reducir la tensión arterial, cardiopatía y accidentes cerebrovasculares.
Estudios revelarían contaminación en la sal de mar, preferida por ser "más saludable".
La sal marina se estableció en el mercado, luego del temor al flúor, la hipertensión y los saleros en las mesas.
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Sal de mar, ¿con PET?
De acuerdo con publicaciones en la revista científica Nature y la Universidad de Cornell, la sal de mar podría contener teraftalato de polietileno (PET), polipropileno (PP) y polietileno (PE), además de diversos microorganismos.
En la mayoría se encontró PET (83%), seguido de PP, después polipropileno (6.7%).
El porcentaje menor fue de polietileno (3.3%).
Resultados similares se han encontrado también en España, por la Universidad de Alicante y en 2015 por científicos en Shangai, China.
¿El problema? Surge luego de que toneladas de plástico sean arrojadas al mar y el plástico se desintegre dentro del mismo.
Esto afectaría no sólo la alimentación humana, también afecta la alimentación animal.
Por otro lado, en Estados Unidos, un estudio reveló que los estadounidenses estarían ingiriendo hasta 660 micropartículas de plástico por año si consumieran sólo 2.3 gramos de sal al día. Esto aumenta si consideramos que la población excede la recomendación de consumo de sal cada día.
Otro estudio de la Universidad de Minnesota, examinó más de 12 tipos de sal que ofrecen supermercados de todo el mundo y se encontró que la sal marina es más sensible a la contaminación plástica.
Existe la sospecha de que la mayoría de la contaminación se genera por microfibras y plásticos de un solo uso.
No contaminar: cuidar la naturaleza
La contaminación de los océanos y mares es un problema alarmante.
Se dice que la contaminación actual de los océanos equivale a que un camión de basura plástica descargado cada minuto.
La hipertensión es una enfermedad silenciosa; una enfermedad en aumento que afecta a un sector importante de la población mexicana y mundial.
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En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en 2016 murieron 17.6 millones de personas por enfermedades cardiovasculares y recomienda reducir la ingesta de sodio para así reducir la tensión arterial, cardiopatía y accidentes cerebrovasculares.