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¿Ayuda de los hijos en las tareas del hogar? Importancia, beneficios y recomendaciones

En el hogar todos son responsables y protagonistas de generar un espacio armónico y feliz. El que todos colaboren en las tareas fortalece el vínculo.

Escrito en VIDA SANA el

El Instituto Nacional de Pediatría a través de una investigación ha determinado que tanto el vínculo como el núcleo familiar se fortalece con la ayuda de los hijos en las tareas del hogar.

Esto, además de ser fundamental para la dinámica de comunicación e integración de todos, propicia a la construcción de un clima de armonía y bienestar.

Por si no lo sabías, las responsabilidades compartidas son un signo de madurez y no solamente dentro del hogar.

Los buenos hábitos dentro de casa se ven reflejados en un ambiente exterior, que las niñas y los niños lo aprenden y se educan con el concepto de que la colaboración nos une y alía en el objetivo de conducir a buen término los días.

Foto: Pexels

¿Cuáles son los beneficios de involucrar a los hijos en los quehaceres?

Cuando cada uno de sus miembros la cuida y protege, la casa se siente que es parte de todos, así lo asegura el Instituto de la Familia.

Las tareas pueden ser o no divertidas, pero la convocatoria ha de ser colectiva y entusiasta. Esto redundará en los siguientes beneficios.

  • Fortalecimiento de las habilidades motrices

Tener objetivos favorece los movimientos, los dota de sentido y oportunidad.

La ayuda de los hijos en las tareas del hogar ofrece excelentes momentos para probar la coordinación, el equilibrio, la confianza en los desplazamientos, la fuerza de los miembros y la firmeza.

  • Desarrollo de la autoestima

Ninguna sensación más poderosa que la de sentirse útil. El niño llamado a participar se siente integrado, capaz y seguro de poder ayudar.

Los hijos pequeños se comparan con los mayores y, si estos están sumados a la tarea, es probable que el menor se sienta también invitado a participar.

  • Sentido de la responsabilidad

La casa será el reflejo de todos sus integrantes. Esto debe quedar claro y más que eso: ha de ser orientado por los padres.

Las palabras, los consejos, las recomendaciones han de configurar el hogar deseado y los niños sentirlo como ese lugar ideal que los acoge. La responsabilidad en esta etapa es producto de un compromiso con ese bienestar colectivo.

Foto: Pexels

  • Construcción de la equidad

Durante siglos se construyó una familia en la que las figuras del padre y de la madre salían de un molde que se repetía de generación en generación.

En ese esquema, en la madre recaía el peso de las tareas, mientras que el padre era quien salía a la calle y proveía.

Eso ha cambiado con la imagen que ha conquistado la mujer en torno a su derecho a no ser esclavizada con las múltiples ocupaciones de la casa.

Sin embargo, con mucha facilidad repetimos escenas: las niñas hacen labores de niñas y los niños, de varones. Y lo que es peor, en las niñas y las madres recae el doble de trabajo.

  • La inacción acarrea consecuencias

Para bien o para mal, lo que hacemos o dejamos de hacer repercute en el seno familiar. Una lección que grandes y chicos tienen que asimilar.

La conducta natural de algunos niños es la impulsividad y la irreflexión. Es pues la hora de aprovechar para introducir elementos cruciales en la formación de la persona. No limpiar, no ordenar y no recoger traen consecuencias.

  • Claves para enseñar a los hijos a hacer las tareas del hogar

Más allá de la fuerza o la habilidad, es importante que la faena diaria sea asumida sin distinción de género. Además de abordarse de manera rotativa para evitar conflictos.

Deben estar orientadas a que todos, de manera progresiva y proporcional, aprendan las técnicas correspondientes de cada quehacer. Veamos algunas de las claves para hacer propicia la ayuda de los hijos en las tareas del hogar.

Foto: Pexels

  • A cada quien de acuerdo a su capacidad

Si el niño está muy pequeño, que intente recoger y que ese intento se convierta en juego. Considérelo un extraordinario punto a favor.

Si está más grande, procuremos que las tareas del hogar sean parte de la rutina. Cuidemos que no manipule cosas demasiado frágiles y, por supuesto, nada que revista peligrosidad.

Es importante tener listadas y seleccionadas las responsabilidades que a cada quien le corresponden. Los grandes las conocerían de antemano; los niños, en cambio, serían inducidos a descubrirlas con el infaltable sentido de lo lúdico.

  • No olvidemos premiar el esfuerzo

Si bien las tareas llegan a resultar un poco molestas, hay momentos en que son impostergables. Además, la limpieza y el cuidado no reporta solo beneficios en el entorno de la salud o estéticos, sino que apuntan a lo anímico.

Las energías positivas se comunican e irradian y los pequeños son esponjas receptoras de las buenas vibras. Anímalos, estimúlalos, apláudelos, que sientan que su ayuda es irreemplazable.

  • Tengamos paciencia y no hagamos vigilancia de la perfección

Si algo no han hecho bien los niños al limpiar, recoger, ordenar o arreglar, tengamos en cuenta que su sentido del orden o de lo justo no ha madurado.

Más que tener paciencia, abramos el sentido de la comprensión, valoremos su compañía y enseñémosles cómo se hace. Lo harán cada vez mejor.

¿Tareas del hogar con las que pueden ayudar los pequeños del hogar?

Cada etapa entraña sus habilidades y capacidades. No forcemos las cosas; evitemos imponer y sobrecargar. No esperemos éxitos rotundos a la primera oportunidad; se aprende poco a poco y con el ejemplo.

De acuerdo con estudios del Instituto de la Familia, la organización con respecto a las cuestiones de la casa y los comportamientos que implican, empiezan a ser desarrollados en la edad de 4 años y aumentan de forma significativa a los 5 años de edad.

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De los 2 a los 3 años

  • Nos ayudarán a recoger juguetes, a regar las plantas y a llevar su ropa a la habitación. Están aprendiendo a comer solos y, por ende, a coordinar el ojo y la mano.
  • Tienen la capacidad de desplazarse con objetos en la mano: regar plantas es una de las tareas complejas que podemos ensayar.

De los 4 a los 5 años

  • Pueden ayudar con la mascota, por ejemplo, a darle el alimento. La tarea más difícil y que ameritaría supervisión sería lavar algunos trastos de cocina, de preferencia plásticos o no delicados.
  • En estas edades se visten y algunos se asean solos. Poner la mesa segura les resultará una tarea sencilla y divertida.

De 6 a 7 años

  • Organizan sus pertenencias en sus bolsos particulares y ordenan sus cosas en el escritorio. Quitar el polvo y hacer la cama están en la lista de las tareas apropiadas.

De 8 a 9 años

  • Están en capacidad de prepararse platos sencillos. No los dejemos solos en la cocina, pero sin duda, con relativa facilidad llevarán y coordinarán el paso a paso de una receta.
  • Los cuidados de una mascota irían más allá de darle de comer. Atender a sus necesidades básicas e incluso darle un paseo por el jardín es tarea factible de ser encomendada.

De 10 en adelante

  • Limpiar la habitación, hacer la cama, sacar la basura, lavar de manera rotativa la vajilla, atender la mascota, cargar la lavadora, acompañar a un hermano menor, son parte de las tareas que los jóvenes pueden asumir.
  • Como parte de la construcción saludable de una familia que vela por el bienestar de todos y cada uno de sus miembros. Mejor y más tiempo juntos con la ayuda de los hijos en las tareas del hogar.

¿Nuestro hogar?

Si atendemos a un concepto en auge, el de hogar inteligente, vemos que refiere al empleo de la tecnología en el manejo y control de ciertas funciones de manera remota. A este concepto podemos oponer el de hogar sensible, en el que nos acercamos, conocemos y comprendemos todos sus detalles porque lo cuidamos.

Así, el más inteligente será un hogar sensible, en el que su mantenimiento en orden y limpieza es responsabilidad de todos. Uno en el que los espacios y las cosas que lo ocupan hacen parte de todos sus miembros, se ajustan a sus personalidades, ritmos y experiencias.

Y son los niños, susceptibles de ser arrebatados por las pantallas y la tecnología, los llamados con el ejemplo a atender los cuidados de la vivienda.

(Con información del Instituto Nacional de Pediatría y el Instituto de la Familia)