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Inseguridad alimentaria en el mundo afecta más a las mujeres

Se estima que el 60 por ciento de las personas que sufren de hambre crónica son mujeres y niñas.

Escrito en VIDA SANA el

La mala alimentación en todas sus presentaciones sigue representando un desafío en el planeta y la prevalencia de la inseguridad alimentaria es más grande entre las mujeres que entre los hombres, lo que significa que, en mayor medida, ellas no tienen un acceso regular a alimentos saludables, nutritivos y suficientes. Y aun cuando no necesariamente padecen hambre, se encuentran en alto riesgo de tener varias formas de malnutrición y mala salud.

Información consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) menciona que la anemia en las mujeres y la obesidad en adultos también están incrementándose en el mundo: una de cada tres mujeres en edad reproductiva padece anemia y más de uno de cada ocho adultos tienen obesidad.

La desigualdad de género es un factor importante para padecer hambre y pobreza, ya que se estima que el 60% de los afectados por hambre crónica son mujeres y niñas.

A escala mundial, el 29.9% de las mujeres de este grupo de edad padecía anemia en 2019

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19 (Ensanut) informa que en México, el 44.6% de las mujeres de 12 a 19 años padecen obesidad y sobrepeso, frente al 43.1% de los varones. De igual forma, en la población mayor de 20 años, el 25.3% de las mujeres adultas tienen obesidad, frente al 22.3% de los hombres.

Esta encuesta refiere que el 17% de las mujeres de 20 años o más tuvo un diagnóstico médico previo de hipertensión arterial, frente al 12.4% de los hombres de su misma edad, en tanto que la prevalencia de diabetes total en la población femenina de ese grupo de edad fue del 15.8%, frente al 15.6% de la masculina.

La responsabilidad primordial en materia de seguridad alimentaria y nutrición en las viviendas suele ser asumida por las mujeres y esto es algo que se ve a nivel mundial. Sin embargo, mujeres y niñas siguen sufriendo discriminación en el acceso a la comida y el control sobre los mismos —desde que se producen hasta que se consumen—, a mejores medios para subsistir, a la educación y a la atención en materia de salud.

A medida que se incrementa la inseguridad alimentaria en todo el mundo, las mujeres y las niñas son quienes corren un mayor riesgo de padecer hambre y una peor alimentación, y a menudo son las últimas en ingerir alimentos en sus casas, menciona una reciente publicación del Global Nutrition Report. Dichos factores contribuyen a que ellas tengan 9.3% más de posibilidades de tener bajo peso y un 36% de ser más obesas que ellos.

De igual manera, se señala que los efectos positivos del acceso a una buena alimentación, en especial en los primeros mil días de vida, rinden frutos tanto a las personas como a la sociedad. Si bien la igualdad de género y el empoderamiento femenino están vinculados con una mejor nutrición infantil, la nutrición de la primera infancia también contribuye a una generación de mujeres fuertes y con buena salud.

Este análisis también destaca tres formas en que la nutrición igualitaria en materia de género beneficia a una sociedad:

1)  Una buena nutrición puede proteger a las niñas incluso antes de que nazcan (Mejores resultados de salud)

2) el acceso a una buena nutrición permite que el cerebro de las niñas se desarrolle en su totalidad e influye en su rendimiento escolar (mayor logro en educación)

3) mayor participación económica (la desnutrición repercute de gran manera en las perspectivas laborales de la mujer).

La anemia en las mujeres de 15 a 49 años de edad representa ahora un indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. A nivel mundial, el 29.9% de las mujeres de este grupo de edad tenía anemia en 2019. Sin embargo, los datos muestran diferencias importantes por regiones, ya que más del 30% de las mujeres de África y Asia presentaban este padecimiento, frente a solo el 14.6% de las de América septentrional y Europa.

El empoderamiento de las mujeres se traduce, en algunos países, en el acceso a una mejor calidad nutricional.