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¿Estamos programados para tener pereza?

De acuerdo con la OMS, cada año 3,2 millones de defunciones se atribuyen a la falta de actividad física

Escrito en VIDA SANA el

Lo entendemos. A todos nos ha pasado. Hay días en los que amanecemos decididos a ir al gimnasio, pero llegando el momento, como ya nos pusimos a ver la tele o a realizar otras tareas, desistimos y lo dejamos para las siguientes 24 horas. Pasando ese tiempo, ya no tenemos ganas de ir y se crea un ciclo de "ay, voy mañana" que puede nunca llegar a concretarse.

Nuestro comportamiento, en este caso el querer hacer ejercicio pero tener flojera de levantarnos y hacerlo, tiene una explicación: los modelos de procesos dobles.

En estos modelos, los mecanismos que explican nuestro comportamiento se dividen en dos: los racionales (manejados por el sistema reflexivo) y los emocionales (regidos por el sistema impulsivo), siendo estos últimos los que organizan la parte automática e instintiva de nuestros comportamientos y facilitan o impiden al sistema reflexivo que ponga en práctica nuestras intenciones.

¿Nacemos perezosos?

No. De acuerdo con Bárbara Tovar, directora de la Clínica Bárbara Tovar, en Madrid, España, y psicóloga de Hermano Mayor, la pereza no es un rasgo de la personalidad, "es una costumbre adquirida. Los factores biológicos o de personalidad pueden influir, pero no son determinantes. 

Los estilos educativos basados en la sobreprotección suelen desarrollar rutinas de pereza en los hijos. Los autoritarios, en cambio, serán perjudiciales para otros asuntos pero no para el tema de la disciplina y el esfuerzo.

A corto plazo, te libras del esfuerzo de estudiar, pero a largo plazo te sientes culpable o no consigues tus objetivos", dice la especialista.

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La pereza y su ley:

Tener la intención de realizar ejercicio físico no significa que de verdad vayamos a hacerlo.

Pese a que los medios nos bombardean todos los días con invitaciones para realizar alguna actividad física, la Organización Mundial de la Salud reporta que 3,2 millones de defunciones al año se producen por la falta de esta y la predominancia de la pereza.

Y es que la intención consciente de ser activos suele perder la lucha contra una tendencia automática que tenemos de buscar comportamientos sedentarios. Esto se debe a la Ley del Mínimo Esfuerzo, un mal que ha perdurado desde hace millones de años.

Piénsenlo: En la antigüedad, cuando era difícil acceder a los alimentos, el no hacer nada servía para ahorrar energía y eso resultaba fundamental para la supervivencia, pero eso se ha trasladado hasta nuestros días y hoy nos afecta muchísimo.

Esta tendencia de querer conseguir las cosas sin hacer un esfuerzo podría explicar todos los casos de sobrepeso que existen actualmente, ya que los genes que nos permiten sobrevivir, son más susceptibles a estar presentes en las siguientes generaciones.

"En un estudio reciente, hemos intentado evaluar si nuestra atracción automática hacia los comportamientos sedentarios estaba registrada en nuestro cerebro. Los participantes de este estudio también tenían que realizar el juego del maniquí, pero, en esta ocasión, unos electrodos registraban la actividad cerebral.

Los resultados de este experimento demuestran que, para alejarse de las imágenes de sedentarismo, el cerebro debe desplegar recursos más importantes que para alejarse de las imágenes de actividad física. Por consiguiente, en la vida diaria, para alejarse de las oportunidades de sedentarismo omnipresentes en nuestro entorno moderno (escaleras mecánicas, ascensores, coches…) se necesitaría superar una atracción sedentaria que está muy arraigada en nuestro cerebro", subraya Boris Cheval, PhD. en Neuropsicología de la actividad física de la Universidad de Ginebra, quien junto con sus compañeros Matthieu Boisgontier (Ph.D en Neurociencia y Kinesiología por la Universidad de Columbia Británica y Philippe Sarrazin (Profesor en la Universidad de Grenoble Alpes) hizo un estudio para saber la razón de la pereza de la gente.


 

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Las emociones dictan nuestro comportamiento:

La doctora Tovar indica que las personas perezosas toman decisiones en función de cómo se sienten y si se levantan de la cama regulares, abandonan los objetivos porque no visualizan las consecuencias positivas de su acción, que es lo que hace una persona resistente. En su lugar, se centran en el principio y no en el futuro y con ello se ocasionan desmotivación.

El sobrepeso causado por la pereza:

La falta de actividad física puede hacerte sentir bien en el sentido de que no tienes que esforzarte en hacer algo que no quieres, pero como no se están trabajando tus músculos, acumulas grasa y de repente te encuentras con sobrepeso. 

Esto debería generar una preocupación de la población, ya que los efectos de este problema pueden incluso llegar a repercutir en la inteligencia de las personas.

Hace unos días, un estudio publicado en la página de la Academia Americana de Neurología detalló que las personas que tienen cintura ancha y mayor índice de masa corporal (IMC) producto de la obesidad, pueden ver una aceleración en su envejecimiento y ver afectada su memoria.

Sobre este tema, la doctora de la Universidad de Miami Miller School of Medicine y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología, Tatjana Rundek, explicó que las personas con cinturas más grandes y un IMC más alto tenían más probabilidades de tener un "adalgazamiento en el área de la corteza cerebral, lo que implica que la obesidad está asociada con una reducción de la materia gris del cerebro".

Tener una corteza más delgada se ha relacionado con un mayor riesgo de Alzheimer.


Con información de BBC, EFE, American Academy of Neurology