En México se estima que 2% de la población tiene epilepsia, pero las causas por las que se presenta en niños, jóvenes y adultos son diferentes, a continuación te explicamos estas razones y cómo tratar esta enfermedad.
La epilepsia es un trastorno en el que se interrumpe la actividad de las células nerviosas en el cerebro, lo que provoca episodios de convulsiones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre 40 y 50 millones de personas en el mundo sufren este padecimiento.
José Juan García Damián, médico adscrito al Servicio de Neurología del Hospital General de Zona 2-A “Troncoso” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señala que la mayoría de los casos de epilepsia se reportan en niños.
Destaca que siete de cada 10 personas con epilepsia son niñas y niños, quienes en su mayoría padecen este trastorno por falta de oxígeno al nacimiento.
Mientras que 20% de los casos de epilepsia son en adolescentes y jóvenes, ellos lo padecen principalmente por diversas infecciones y traumatismos, como golpes directos en la cabeza.
Sólo 10% de los mexicanos que tienen epilepsia son adultos mayores, en este caso la principal razón de las convulsiones es por la presencia de tumores o de hemorragias en alguna zona del cerebro.
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¿Cómo detectar la epilepsia?
El especialista del IMSS destaca que anualmente brindan más de 900 mil consultas por este trastorno, aunque los síntomas que presentan los pacientes son variados, ya que dependen de la zona del cerebro que esté afectada.
Sin embargo, explica que hay eventos que sugieren la posibilidad de que se presente una crisis: lo más común es iniciar con un desmayo o pérdida del conocimiento sin explicación, con movimientos involuntarios de todo el cuerpo o una parte del mismo, en un lapso promedio de uno a cinco minutos.
García Damián menciona que también hay personas que estando despiertas no responden a estímulos, es decir, cuando se les habla o incluso al intentar moverlos o “despertarlos”, episodio que también dura varios minutos.
Ante esta situación, es importante recibir el tratamiento necesario, ya que quienes tienen convulsiones son más propensos a fracturas y hematomas derivados de traumatismos, así como ansiedad y depresión e incluso el riesgo de muerte prematura.
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