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Tuve embarazo de alto riesgo y médicos creían que no pasaría la noche

En promedio 100 mil mujeres sufren un embarazo de alto riesgo al año en México; 85% de los casos terminan en muerte fetal y 15% con muerte materna

Escrito en SOY MAMÁ el

Todo parecía normal en el embarazo de Sheila. Sus chequeos de rutina indicaban que no había ningún problema hasta que aproximadamente a los seis meses de gestación empezaron a bajar sus plaquetas, algo que no parecía muy grave en ese momento pero que derivaría en un embarazo de alto riesgo que casi le quita la vida.

“Mi ginecólogo me decía que era normal y hasta cierto punto lo es y como yo siempre he tenido problemas de presión baja, lo asocié con eso. Sin embargo, un mes después acudí al IMSS a un chequeo y ahí me dijeron que tenía algo llamado corto fondo de vientre, que significa que mi vientre era muy pequeño, lo que podría causar un atraso en el desarrollo fetal. Me mandaron a urgencias para checarme y ya no me dieron de alta porque descubrieron que, aunque mi bebé estaba bien, yo tenía muy bajas las plaquetas”, recuerda.

El embarazo es una etapa en la vida de la mujer que en sí mismo puede tener algunas complicaciones, pero cuando se acompaña de otras problemas, como diabetes, hipertensión, enfermedades autoinmunes y más recientemente, covid-19, se le considera un embarazo de alto riesgo.

(Foto: Piqsels) 

Así lo explica en entrevista con SuMédico el doctor Rubén Alejandro Avendaño Barroeta, gineco-obstetra del Hospital ABC, quien en el marco del Día de la Obstetricia y la Embarazada (31 de agosto), también destaca que existen distintos tipos de embarazo de alto riesgo.

“Se dividen en dos grandes grupos: los embarazos con comorbilidades, es decir, con una enfermedad adicional y los que presentan condiciones propias del embarazo que ponen en riesgo la vida del feto o de la madre”, detalla.
 

100 mil mujeres sufren un embarazo de alto riesgo al año

Según el experto, en México cerca de un millón de mujeres se embarazan cada año y de ellas, se estima que entre el 10 y el 20% pueden llegar a presentar una comorbilidad en el embarazo, es decir, en promedio 100 mil mujeres sufren un embarazo de alto riesgo al año.

(Foto: Dr. Alejandro Avendaño) 

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Las enfermedades que pueden agravar un embarazo incluyen diabetes, hipertensión y covid-19. En menor proporción enfermedades de la tiroides, lupus, artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes. El tabaquismo, consumo de drogas o sustancias, así como la obesidad, son otros factores que pueden causar un embarazo de alto riesgo.

La edad también puede influir: se considera que los extremos de la vida, como mujeres menores de 20 años y mayores de 35 años que se embarazan, tienen más incidencia de comorbilidades peligrosas.

“Una mujer debe considerar el embarazo de alto riesgo si ya tiene una enfermedad previa, ya que debe estar muy bien controlada para que la evolución de la gestación y el término sean completamente normales. De lo contrario, hay riesgos importantes”, afirma el doctor Avendaño.

(Foto: Pixabay) 

En el caso de Sheila, las complicaciones que sufrió en su embarazo fueron consecuencia del síndrome de HELLP, un conjunto de padecimientos que provocan una baja de plaquetas por una hemólisis o descomposición de glóbulos rojos causada por una sobreproducción de enzimas hepáticas. “Es como una reacción inmune al embarazo, el cuerpo no acepta la presencia de la placenta, va rompiendo las plaquetas y causa una preeclamsia”, dice Sheila.

Sus doctores le explicaron que ocurre por una causa desconocida, aunque ella lo atribuye a que padece alergias y a que ha estado hospitalizada antes por shock anafiláctico, así como a problemas de presión baja previos al embarazo.

85% de los embarazos de alto riesgo terminan en muerte fetal; 15% con muerte materna

Se estima que en el 85% de los casos de embarazo de alto riesgo hay muerte fetal. Cuando el bebé sobrevive, existe la posibilidad de que nazca con bajo peso, que no crezca mucho, que se desprenda o que no se forme adecuadamente por falta de riego sanguíneo.

(Foto: Pexels) 

En un 15% hay riesgo de muerte materna o afectaciones en la mujer, como que tengan que quitarle la matriz o que quede con una secuela neurológica o física.

Entre los síntomas que pueden alertar un embarazo de alto riesgo se encuentran:

-Sangrado vaginal

-Dolor abdominal constante

-Dolores de cabeza

Sheila detalla que en la semana 33 o 34 de su embarazo le dijeron que tenía que quedarse internada para checar los niveles de plaquetas y al principio sus médicos pensaron que tenía otro padecimiento llamado púrpura. Sin embargo, luego empezaron a notar que las plaquetas no estaban subiendo, inyectaron cortisonas, checaron presión y azúcar y todo estaba bien, excepto las plaquetas que seguían bajando.

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“No podía tener a la bebé por cesárea porque los doctores me explicaron que se abren 7 capas de piel y hay mucha pérdida de sangre, así que era de muy alto riesgo que me hicieran una intervención así con mis plaquetas tan bajas”, recuerda. Las plaquetas sirven para la coagulación de la sangre en caso de heridas.

(Foto: Sheila, paciente de embarazo de alto riesgo) 

“El plan era tenerme internada hasta la semana 38, que es cuando el bebé ya no es prematuro, intentar subir mis plaquetas e inducirme el parto natural para que hubiera menos complicaciones porque no se pierde tanta sangre y es más controlado”, detalla.

El problema fue que a la semana 36 sus niveles de plaquetas llegaron a 48, cuando lo normal es que estén en un rango de 150 a 450 y para una cesárea se necesitan mínimo 90.

Sheila relata que había pasado una mala noche por molestias en el estómago. Los médicos pensaron que solo tenía acidez, pero al despertar tenía un fuerte dolor en el vientre. “Ya no me podía parar y no me dejaban ir al baño sola o bañarme, porque me dijeron que estaba en riesgo de un desgarro del útero y una hemorragia fuerte”, dice.

(Foto: Pinterest) 

“Tuve el peor dolor de cabeza de mi vida”

Así mismo, recuerda que llegó a un punto en que se sentía muy mal y al hacerle un chequeo, se dieron cuenta de que tenía la presión muy disparada, ya era preeclampsia y comenzó con un dolor de cabeza muy intenso acompañado de sensibilidad a la luz.

“Me bajaron a quirófano porque la presión seguía subiendo y los médicos me dijeron que si continuaba así podría tener convulsiones y morir, así que tenían que hacerme la cesárea. El dolor de cabeza era horrible, el peor que he sentido en toda mi vida. Entré en ataque de pánico porque solo pensaba en los riesgos que había por tener la cesárea con un nivel de plaquetas tan bajo como el que tenía”, describe.

“Nos hicieron firmar una responsiva a mí y a mi pareja por los altos riesgos del procedimiento y del uso de anestesia general ya que podría convulsionar si estaba solo con la epidural y perder la vida. No había otra opción”, señala.

(Foto: Pinterest) 

No es una enfermedad, sino un grupo de comorbilidades

El gineco-obstetra Avendaño destaca que el embarazo de alto riesgo no es una enfermedad como tal que se cura con un medicamento, sino que son un grupo de comorbilidades o condiciones que pueden afectar, así que el tratamiento depende de cada caso.

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“Por ejemplo, si la paciente presenta hipertensión en el embarazo tiene que controlar muy bien su presión arterial y depende de en qué semana es diagnosticada. Por otro lado, si presenta diabetes gestacional o ya era diabética, se debe vigilar el control del azúcar, suministrar insulina y verificar que no haya otras complicaciones, como daño renal, vasculitis o problemas cardiacos en la mujer”, explica.

Con base en el diagnóstico y el análisis del caso específico, se puede hacer un seguimiento. No hay un tratamiento que funcione en todos los casos.

(Foto: Pixabay) 

“Los médicos creyeron que no pasaría la noche”

Las complicaciones de Sheila se fueron agravando y cuenta que empezó con taquicardias y fuertes temblores, por lo que tuvieron que llevarla a quirófano para hacer la cesárea, donde, según recuerda ella, todo pasó muy rápido.

“Cuando desperté a mi bebé se la llevaron a incubadora porque nació de ocho meses y estaba muy pequeña. Ya en la sala de recuperación, yo empecé a desangrarme un poco y tuvieron que hacerme un lavado para sacarme todos los restos y coágulos que tenía. Fue muy doloroso”, explica.

“Me quedé en observación hasta el día siguiente pero los médicos pensaban que no pasaría la noche. Tuve mucha pérdida de sangre y plaquetas muy bajas, estuve en terapia intensiva cuatro días”, agrega.

(Foto: Pixabay) 

Después del parto, Sheila cuenta que tuvo un tratamiento con cortisonas y otros medicamentos para subir la presión, pero un mes después los retiraron porque ya estaba recuperada.

“Agradezco mucho haber estado internada antes de que tuviera las complicaciones más graves, de lo contrario, no hubiera llegado de mi casa a urgencias”

Además, resalta que tuvo el tipo más grave de este síndrome y los doctores no se explican cómo sobrevivió a algo tan delicado. “Fui contra todo pronóstico”, dice.

En muy pocos casos de embarazo de alto riesgo se requiere reposo absoluto

“Es un mito que cuando la mujer tiene un embarazo de alto riesgo necesita reposo absoluto, esto no es así en casi todas las enfermedades. Solo cuando tiene una complicación obstétrica grave que le cause sangrado ayuda el reposo para que no sangre más y que no se eleve la presión, pero no va a quitar el problema de raíz. Creer que las embarazadas tienen que estar acostadas viendo el techo es parte de la antigüedad”, detalla el especialista.

(Foto: Pexels) 

En el caso reciente de covid-19, que se ha visto que también complica los embarazos, Avendaño indica que debemos saber en qué semana se contagió la embarazada y si la paciente presenta una condición obstétrica adicional como placenta previa o desprendimiento prematuro de la placenta para determinar cuál es el mejor seguimiento

Afortunadamente, en la mayoría de los casos, el covid y el embarazo se llevan bien o por lo menos no se presentan comorbilidades muy graves.

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“El covid-19 no genera malformaciones fetales pero sí aumenta el riesgo de aborto temprano o espontáneo, especialmente en embarazos de menos de 12 semanas donde hay contagio de la enfermedad. Esto se debe a que la infección y la inflamación es tan fuerte que el cuerpo no puede mantener el embarazo”, advierte el gineco-obstetra.

(Foto: ConSalud) 

Covid elevó un 100% los abortos espontáneos

El experto agrega que la tasa normal de abortos espontáneos en México es de 10% y con covid se elevó a 20%. “Podemos decir que sí aumenta el riesgo, pero no es tan alarmante”, detalla.

Otras de las complicaciones que se han visto por la pandemia es que algunos bebés en los embarazos con coronavirus pueden tener restricción en su crecimiento, nacer antes de tiempo o en parto pretérmino, como se le conoce médicamente.

“Solamente un 10% de los casos de mujeres con covid-19 en la gestación terminan en terapia intensiva; intubadas solo el 2% y entre el 1 y 3% pierden la vida”, puntualiza Avendaño.

(Foto: Pixabay) 

Prevenir el embarazo de alto riesgo

De acuerdo con el especialista, lo más importante es dejar de fumar y de consumir sustancias antes de quedar embarazada o inmediatamente al enterarse del embarazo y empezar a hacer ejercicio de impacto moderado como caminar, nadar, trotar o correr. Se deben evitar las actividades de alto impacto.

También se recomienda disminuir el consumo de carbohidratos para que el incremento de peso no sea excesivo y comiencen las complicaciones.

Estas medidas ayudan a que el embarazo sea lo menos complicado posible.

(Foto: Pexels) 

Por las complicaciones en su embarazo y parto, Sheila tiene como secuela purpura trombocitopénica autoinmune y sus niveles de plaquetas nunca superan los 120, incluso hay momentos en que bajan hasta los 90. En cuanto a su bebé, actualmente tiene 4 años y solo tiene algunos efectos en su comportamiento, principalmente de apego por nacer de ocho meses, pero nada grave. 

Nunca es tarde para empezar a cuidarse en el embarazo 

Debido a toda su experiencia y las secuelas que ahora tiene, ella le recomienda a otras embarazadas con complicaciones en el embarazo que cuando sean causados por problemas más controlables o predecibles como la diabetes o la preeclampsia, se cuiden muy bien desde antes del embarazo, principalmente con una dieta sana y chequeos médicos.

“Tus cuidados deben ser mucho mejor porque ahora llevarás a un bebé dentro de ti, así que, si puedes planearlo, mejor”, sugiere.

(Foto: Pixabay) 

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“Si ya estás embarazada y no lo planeaste, nunca es tarde para empezar a cuidarse y mejorar hábitos, aunque hay que estar conscientes que hay problemas como el síndrome de HELLP que no son predecibles a menos que haya antecedentes en embarazos anteriores. Tampoco hay que olvidar los chequeos mensuales, aunque te sientas bien”, agrega. 

Sheila no puede volverse a embarazar, ya que por sus problemas de plaquetas lo más probable es que no supere los cuatro meses de embarazo porque sus niveles son bajos y pueden llegar a niveles muy peligrosos con otro bebé. “Tengo mayor riesgo de desangrarme, tener una hemorragia, perder al bebé y morir”.

(Foto: Pexels) 

Por su parte, el doctor Avendaño pide que, de ser posible, las mujeres planeen su embarazo y se vitaminen por lo menos dos a tres meses antes de empezar a buscar concebir.

En cuanto a los exámenes médicos, se recomienda hacer uno de sangre de rutina para saber cómo está funcionando el hígado, los riñones, los metabolitos en la sangre y la glucosa.

Cuando la mujer ya sabe que tiene una enfermedad que aumenta las posibilidades de un embarazo de alto riesgo, es fundamental que se controle perfectamente para poder desarrollar la gestación en óptimas condiciones.

¿Cómo cuidarse del covid-19 en el embarazo?

Respecto a covid, lo más importante es que la embarazada evite estar en lugares con mucha gente, que use el cubrebocas y se lave las manos con frecuencia, lo mismo que la población en general.

(Foto: Pexels) 

“También se recomienda el consumo de vitamina D y C en el embarazo para tener una mejor reacción del sistema inmune, aunque siempre se debe avisar al médico antes de tomarlo”, indica Avendaño.

La vacunación contra covid en el embarazo es fundamental y al respecto el doctor indica que “la mejor vacuna es la que te toca o la que ya te pusieron. No hay una mejor ni peor. Cualquiera funciona para protegerse”.

“Se han demostrado ya anticuerpos en la sangre del cordón umbilical en aquellas embarazadas que fueron expuestas a la vacuna, lo que significa que no solo se protege la mujer, también su bebé”, concluye.

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