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¿Qué es la disciplina positiva y cómo ayuda a criar hijos autónomos?

La disciplina positiva tiene como objetivo no centrarse en el castigo, sino en escuchar al niño y hacerlo sentir parte importante de la familia; así debes hacerlo

Escrito en SOY MAMÁ el

Fomentar la autonomía en los niños es algo fundamental, pues así procuramos que los pequeños se sientan capaces de explorar el mundo, tomar decisiones y hacer las cosas por sí mismos cuando llegue el momento, pero ¿cómo hacerlo? Conoce la disciplina positiva

Según el Instituto Oficial de Formación Profesional, la disciplina positiva es una corriente educativa promulgada por la psicóloga Jane Nelsen que defiende que la clave de la educación no reside en el castigo, sino en el respeto.

El objetivo es que los niños desde temprana edad aprendan a cooperar y ser disciplinados, sin que por ello tengan que perder su propia dignidad.

El portal especializado Bebés y más, destaca que hay algunos pasos indispensables que debemos tomar en cuenta para aplicar la disciplina positiva en los niños y fomentar su autonomía. Toma nota. 

Disciplina positiva para niños más autónomos 

Tomando en cuenta la edad de los pequeños, es importante que los padres busquen formas de fomentar la autonomía de los niños, ya que ello les ayuda a ganar madurez, a sentirse válidos y capaces y a tener una mejor autoestima.

Para ello, podemos apoyarnos de al menos 7 herramientas de la disciplina positiva, que son: 

  • Hacer rutinas 

Las rutinas contribuyen a generar seguridad y confianza en los niños, lo que a su vez fomenta la autonomía e independencia del pequeño. 

Cuando el niño sabe qué actividades debe realizar a lo largo del día, puede ser capaz de hacerlas por sí mismo, sin que tengas que darle órdenes y que surjan los conflictos de poder. 

Con las rutinas, hay una mejor autoestima de los niños y más probabilidades de que hagan sus tareas del día.

  • Limitarles las opciones 

Los niños se abruman con facilidad cuando los ponemos a realizar alguna actividad compleja, por lo que es probable que se nieguen a hacerlo. Además, suelen desesperarnos con su lentitud, sin darnos cuenta de que les estamos exigiendo cosas para las que no están preparados.

Lo mejor en estos casos es darles opciones limitadas para que puedan tomar decisiones más fáciles y tengan sentido de la responsabilidad sin abrumarse.

  • Usar preguntas de curiosidad 

Este tipo de preguntas ayudan a entender mejor a los pequeños y saber sobre ellos sin tener que hacerles un interrogatorio que los incomode. 

La sugerencia es preguntarles más y ordenarles menos, pues así se fomenta la autonomía de forma sencilla.

Algunas preguntas de curiosidad pueden ser ¿Qué hay que hacer antes de comer? En vez de solo decir “Lávate ya las manos que vamos a comer; también ¿Qué pasa si saltas en los charcos y te mojas los pies? En lugar de decir “Deja de brincar en el charco porque te mojas y te enfermas”. 

  • Cooperación

Querer hacer todo por los niños es un grave error, pues ellos desean hacer cosas por si solos para sentirse útiles en el seno familiar. 

Esto no significa que tengamos que imponer ciertas actividades y que ellos deban obedecer sin protestar, pues esto solo hace que el niño se niegue a colaborar.

Lo ideal es que intentemos conectar primero con sus necesidades emocionales, respetar sus tiempos y pedirles su ayuda de forma clara, sin obligar ni juzgar después.

  • No te enfoques en sus errores 

Los niños, al igual que los adultos cometen errores y son necesarios para que desarrollen habilidades que los ayuden a enfrentarse al mundo.

No es necesario avergonzarlos ni humillarlos cada vez que se equivoquen, sino verlo como una oportunidad de que aprendan y tengan nuevas habilidades.

Así que no le digas una y otra vez que se equivocó y tampoco trates de decirle qué hacer para repararlo. Mejor enséñale cómo asumir las consecuencias de lo que hizo, a disculparse si es necesario y a buscar soluciones. Luego cambia la página y sigan adelante.

  • Hacer acuerdos 

Este es uno de los aspectos más complicados, pero es necesario ya que permite acercar puntos de vista y opiniones entre padres e hijos.

En los acuerdos, se debe ceder ante algunos aspectos, ser flexibles y escuchar al otro, pues ambos puntos de vista son válidos. Así que, en lugar de solo dar órdenes, trata de hacer acuerdos con tus hijos.

Esto es mucho más positivo y educativo para los niños, además de que te genera menos desgaste porque no hay necesidad de estar regañado y vigilando todo el tiempo. Los niños tendrán claro qué hacer y son capaces de actuar de forma autónoma.  

  • Palabras de aliento 

Darle motivación a los niños es ideal para animarlos a hacer algo que les da miedo, a pensar de otra forma, a explorar o a atreverse a compartir su opinión.

Pero más que solo decirle “qué bonito dibujo hiciste”, hay que preguntarles qué los inspiró a hacer eso, cómo lo hizo y qué siente de ver el resultado final. 

Así los animas a reflexionar y a ver detalles que tal vez no notó al inicio. De igual forma, esto hay que hacerlo con sus calificaciones, enfocándonos en el esfuerzo que hizo, los retos que superó y no en si sacó o no un 10 perfecto.

Recuerda que la función principal de la disciplina positiva no es la corrección a través de la educación, sino de la conexión, de manera que se establezcan vínculos que mejoren el comportamiento de los niños y los hagan sentirse parte importante de la familia.

(Con información de Bebés y más, MEDAC)