Es común escuchar entre las mamás la frase “los niños crecen muy rápido”, pero no en todos los casos es normal, algunos de ellos podrían tener pubertad precoz, la cual debe ser atendida para evitarles problemas físicos y emocionales.
La pubertad empieza entre los 10 y 15 años de edad, en esta etapa se da crecimiento acelerado de huesos y músculos, cambios en la forma y el tamaño del cuerpo y el desarrollo de la capacidad reproductiva, de acuerdo con Mayo Clinic.
Se denomina pubertad precoz cuando el cuerpo de un niño se empieza a transformar en el de un adolescente antes de los 8 o 9 años de edad. Los signos que se presentan son crecimiento de los senos y primer período menstrual; agrandamiento de los testículos y el pene, vello facial y aumento de la gravedad de la voz; vello púbico o en las axilas; crecimiento acelerado; acné y olor corporal de adulto.
La doctora Mayra Torres Castañeda, adscrita al Servicio de Endocrinología Pediátrica de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza, explica que en ocasiones estas situaciones que pueden pasar desapercibidas por los padres, por lo que hizo el llamado a que estén atentos al desarrollo de sus hijos.
El diagnóstico de pubertad precoz se corrobora por estudios de laboratorio para verificar la producción hormonal de estrógeno y testosterona; además de tomar una placa de rayos X de la mano para conocer la edad ósea o maduración de los huesos, lo cual ayuda a saber qué tan comprometida puede estar la talla.
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La especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social indica que una vez que se confirma que un menor tiene pubertad precoz se puede iniciar el tratamiento con medicamento inyectable, que puede ser mensual o trimestral según cada paciente, por períodos de uno o dos años.
Con este tratamiento se detiene el aumento de los senos y la menstruación en las niñas; mientras que en niños, ya no crecen los testículos. Esto se debe a que se inhibe la producción de estrógeno y testosterona, hormonas que quedan en pausa o dormidas para que los menores mejoren y sigan creciendo de manera normal, dándoles seguimiento cada tres o cuatro meses.
La doctora Torres Castañeda señaló que en algunos casos los cambios anticipados del desarrollo pueden presentarse desde los dos a cuatro años de edad, aunque el rango varía y es más común en niñas, sin que haya causa específica de por qué ocurre así; sin embargo, una vez que presentan la menstruación se considera que finaliza su crecimiento.
Aunque descarta que la pubertad precoz afecte la salud en general, la especialista del IMSS explica que esto implica que los niños lleguen a la talla final con la que van a quedar, porque fisiológicamente, cuando inicia la pubertad, es el último jalón de crecimiento.
El otro problema es emocional, ya que a temprana edad los menores no están preparados para asimilar esos cambios en su cuerpo, lo que puede hacer que se sientan incómodos, diferentes a sus amigos y en algunos casos incluso pueden sufrir bullying, por eso es importante que los papás estén atentos a los cambios y los apoyen siempre.