La mastitis es una infección del tejido de la mama que ocurre con mayor frecuencia durante el periodo de lactancia. Puede ocurrir cuando las bacterias, a menudo de la boca del bebé, ingresan al conducto de la leche a través de una grieta en el pezón.
Las infecciones mamarias ocurren con mayor frecuencia de uno a tres meses después del parto, pero pueden ocurrir en mujeres que no han dado a luz recientemente y en mujeres después de la menopausia. Otras causas de infección incluyen mastitis crónica y una forma rara de cáncer llamada carcinoma inflamatorio.
En mujeres sanas, la mastitis es rara. Sin embargo, las mujeres con diabetes, enfermedades crónicas, SIDA o un sistema inmunológico deteriorado pueden ser más susceptibles. Aproximadamente entre el 1% y el 3% de las madres que amamantan desarrollan mastitis. La congestión y el vaciado incompleto de los senos pueden contribuir al problema y empeorar los síntomas.
La mastitis crónica ocurre en mujeres que no están amamantando. En mujeres posmenopáusicas. Las infecciones mamarias pueden causar dolor, enrojecimiento y calor en la mama junto con los siguientes síntomas: sensibilidad e hinchazón, dolor de cuerpo, fatiga, congestión mamaria, fiebre y escalofríos, absceso y fiebre persistente.
La mayoría de las infecciones mamarias desaparecen rápidamente y sin complicaciones graves. Las mujeres pueden y deben continuar amamantando a pesar de un episodio de mastitis sin complicaciones. Con el tratamiento adecuado, los síntomas deberán desaparecer en uno o dos días. En caso de tener un absceso mamario puede requerir drenaje quirúrgico y antibióticos intravenosos.