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¿Sin ganas de intimidad? Causas, soluciones y por qué parejas jóvenes dejan de tenerla

Esto no siempre significa que la relación está llegando a su fin. Existen diversos tabúes, prejuicios y estándares preestablecidos que pueden perjudicar nuestro lado más íntimo y erótico.

Escrito en PAREJA el

Sexólogos y psiquiatras especialistas en el tema de pareja aseguran que la intimidad es una parte fundamental tanto del vínculo como de la relación de pareja. Es necesario precisar que este argumento realizado por los expertos no se puede tomar como una afirmación categórica y, mucho menos, generalizar.

En lo que respecta a los terapeutas y psicólogos de pareja, plasman que la intimidad entre las dos personas involucradas depende de diferentes factores y del punto de vista de cada miembro de la pareja. La pérdida de deseo sexual o no tener ganas tiene varias causas, así como soluciones.

¿Por qué existen parejas que pierden el interés o las ganas?

La pérdida de ganas a la hora de mantener relaciones íntimas con una pareja estable es más común de lo que parece.

Actualmente existen diversos factores de distinta índole que pueden dar lugar a dicha pérdida, pero sobre todo son emocionales.

La falta de las relaciones sexuales es un diagnostico cada vez más común en las parejas jóvenes de entre 25 y 35 años de edad que visitan los centros de sexología. Estas parejas llevan saliendo un par de años o tres y sienten que su vida sexual está totalmente estancada.

Esto sucede de acuerdo a los especialistas porque cuando iniciamos una relación de pareja uno de los mayores alicientes son las relaciones sexuales. Este es el caso de personas cuya sexualidad es aceptada y disfrutada al 100%.

En caso contrario, las relaciones sexuales se ven como algo aversivo y se hace lo posible para no vivenciarlas. Por eso, cabe aclarar que hablamos de personas sin ningún tipo de disfunción sexual y con una visión del sexo positiva.

Entonces, qué puede generar que dos personas jóvenes, sanas, enamoradas, sin estrés ni problemas de otra índole, deban recurrir a terapia de pareja porque, aunque tienen deseo, hace meses que no mantienen relaciones sexuales. Para los especialistas, muy probablemente, la respuesta está en la mente.

Aunque las creencias erróneas siempre han sido el gran impedimento del homo sapiens para desarrollar todo su potencial, ahora se dispone de todo un abanico de conceptos que, malinterpretados, pueden constituir el más poderoso repelente sexual.

Existe una enorme dispersión mental en torno al sexo, debido a la cantidad de información que disponemos. Todos buscamos sensaciones nuevas afuera, pero la sexualidad es concentrar la atención en el cuerpo, en el juego físico, en lo sensorial.

Foto: Pexels

El deber de la pareja, actualmente, es apagar, temporalmente, la mente para poder conectar con el cuerpo.

Debemos tener presente que el deseo sexual, o la falta de éste, tiene estrecha relación con nuestros genes y su predisposición para ser combinados con el máximo de sujetos posibles para conseguir asegurar la futura generación. Pero, aparte de los factores genéticos y evolutivos, también tenemos los factores emocionales.

Las sociedades occidentales en particular han sufrido una epidemia de enfermedades mentales en las últimas décadas, con especial influjo de las depresiones y los desórdenes de ansiedad.

La inseguridad laboral e inmobiliaria, el miedo al cambio climático y otros factores como la destrucción de los espacios comunes o el deterioro de la vida social influyen y provocan problemas relacionados con la salud mental.

Una de las mayores afecciones psicológicas en la actualidad es el estrés. Las relaciones sexuales necesitan, entre otras cosas, de un ambiente interno tranquilo para darse de manera positiva. Es decir que, si tenemos la cabeza en otro lugar o estamos preocupados por algo, es mucho menos probable que tengamos ganas de sexo general.

La ciencia conecta esta epidemia con el creciente aumento de la inseguridad, muy presente en la naturaleza de la vida moderna. En este sentido, la mayoría de investigadores coincide en que son los jóvenes los que más sufren la caída de la actividad sexual.

En este mundo, aparentemente hipersexualizado, la pérdida de ganas a la hora de mantener relaciones con una pareja estable es más común de lo que parece, y los estudios así lo confirman.

Un análisis de la Universidad de San Diego concluyó que los millennials (personas nacidas entre los años 1980 y 2000) tienen menos encuentros sexuales que los jóvenes de la Generación X (1960-1984) y los del Baby Boom (1946-1965).

De acuerdo con otra investigación publicada en The Journal of Sex & Marital Therapy, un 54% de los hombres y un 42% de las mujeres reconocen que no están satisfechos con la frecuencia sexual de sus relaciones de pareja a largo plazo.

Al iniciar una relación de pareja lo habitual es que la frecuencia de relaciones sexuales sea muy alta.

Es una fase “regada” de hormonas, dónde la testosterona (la única hormona que se ha demostrado directamente relacionada con la apetencia sexual tanto en hombres como en mujeres) y la dopamina están a flor de piel, y eso se nota.

Foto: Pexels

Cuando se entra en la rutina y la monotonía hay una pérdida de sorpresa y de novedad sexual, para recuperar las ganas no hay nada como:

  • Hablar en pareja.
  • Buscar otros modos de placer.
  • Divertirse tanto fuera como dentro de la cama.

Quizá la pareja necesita comprometerse a hacer esas actividades con las que tanto disfrutaban tanto con anterioridad:

  • Salir al aperitivo.
  • Ir al cine.
  • Ver una película a solas.

Una escapada de fin de semana para recuperar la conexión que han perdido.

No hay que descartar, tampoco, que quizá quieran una mayor intimidad y probar nuevos juegos sexuales. Es fundamental encontrar espacio y momento para hablar en pareja y provocar los cambios que les permitan disfrutar de nuevo de lo que parecía perdido.

Foto: Pexels

¿Síntoma de que la pareja ya no funciona?

Ante esta pregunta, los terapeutas expertos explican que no se puede generalizar cuando hablamos de personas y de relaciones.

Puede haber otros muchos otros motivos por el que disminuya el deseo sexual como son las preocupaciones, la toma de un medicamento, una depresión postparto, una etapa de estrés mal gestionada, traumas de la infancia o adolescencia.

Lo cierto es que hay parejas que no tienen con tanta frecuencia sexo y se expresan el afecto de mil maneras.

¿Qué se puede hacer para recuperar las ganas?

El deseo sexual y el tener ganas no responden siempre a la fuerza de voluntad, los hábitos, motivación o constancia.

No hay fórmulas mágicas para todos, por lo que habría que ver cuál es el motivo en concreto de la falta de deseo sexual, porque a más presión más bloqueo.

En terapia, por un lado, veríamos si hay problemas en la pareja, si están tomando medicación, si se ha vivido algún trauma. Una vez descartadas estas posibilidades podemos revisar y proponer:

Consulta al médico

  • Si padeces alguna enfermedad, tomas medicación.

Revisa tu historia sexual

  • Analiza cómo has visto la sexualidad desde que eras niño.
  • Tú forma de verla de descubrirla y disfrutarla.
  • Si la has visto como algo sucio o peligroso, si has tenido malas experiencias, has sufrido abusos.
  • Rebajar estrés y las preocupaciones: revisa tus tareas, prioriza, elimina lo que no te aporta y te genera malestar, e incluso cambia de trabajo o estilo de vida.
  • Descansar y dormir bien: es difícil que haya deseo cuando estás en un periodo de más estrés, no descansas y duermes poco.

Dedicar más tiempo al placer en todos los sentidos

  • La sexualidad se empieza a disfrutar y gozar con plenitud en los distintos momentos de tu vida diaria.
  • Disfrutar de una buena película en el cine, conectar con la naturaleza, salir a montar en moto, darte un homenaje con una buena comida.

Conoce tu cuerpo

  • Explora tu cuerpo, descubre tus fantasías y despierta el deseo.

Nuevos encuentros sexuales

  • Si consideras que son monótonos, aburridos y poco placenteros, hablarlo en pareja e innovar, hacer cambios que os gusten a los dos. Hay mil y una formas de disfrutar y vivir la sexualidad.

(Con información del Instituto Mexicano de Sexología, The Journal, Sex & Marital Therapy, Instituto Nacional de Psiquiatria)