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¿Por qué nos gustan las películas de terror?

La psicología afirma que vemos las películas de terror porque queremos entender nuestros temores

Escrito en OTROS el
Otro año más, en unos pocos días será Halloween. Una celebración que no es propia de nuestro país, pero poco a poco va ganado terreno, especialmente entre los más jóvenes, por  que es una fecha señalada para hablar del terror.

A lo largo de este fin de semana, los canales de televisión comenzarán a emitir películas y especiales de terror, y la misma noche del 31 podremos ver a gente disfrazada rondando las calles.

El desconcertante gusto por el horror


En ese extraño gusto que tienen muchas personas por las historias de miedo, el cine juega un papel primordial. Si algo es claro es que a un gran sector de la población les gustan las películas de terror.

Pero, ¿por qué llega a gustar este género de películas? Muchos pueden pensar que es debido a una falta de empatía o a un sadismo propio de la persona, mismo que es políticamente incorrecto y que, una vez al año, puede salir a la luz.

La psicología afirma que vemos las películas de terror porque queremos entender nuestros temores y los temores de la población en su conjunto. El género de terror se dirige a nuestros miedos arquetípicos.

Cada uno de nosotros definimos el terror de manera distinta, convirtiéndose en gran medida en la idea de que es algo fuera de nuestro entendimiento que nos amenaza.

La importancia de los personajes “buenos” y “malos”


En toda historia surgen protagonistas y antagonistas; y no empatizamos de la misma forma con unos y con otros. Es más, el mismo contexto de hechos que envuelve al protagonista es poco deseable para el espectador, es decir, a nadie le gustaría verdaderamente vivir las mismas situaciones que suceden en una película de terror.

Empatía y compasión 


Adjudicamos los papeles a la trama y organizamos las expectativas de qué sucederá. Tenemos claro que a los personajes valorados positivamente, comenzarán a sucederles desgracias, generando así compasión hacia ellos y ganando empatía e identificación. De esta forma, ejercemos de “observadores morales” a lo largo del film, valorando si los “hechos son buenos o malos” y si ocurren a “personas buenas o malas”; creando lo llamado disposiciones afectivas.

(Con información de Muy Interesante).