El verano está cerca y esa lonjita se asoma bajo la camiseta, así como la culpa de haberse comido ese litro de helado, acabar con la sed con bebidas azucaradas o darse un atracón de chocolate.
Pero en lugar de agobiarse, lo mejor es diseñar un plan de ataque para remediar el asunto ahora que estamos a tiempo.
Desayunar: De saltarte las comidas, tendrás mucha hambre y querrás comerte todo lo que se te ponga enfrente y conseguirás el efecto contrario a lo que buscabas.
La ley del cinco: Es el número de veces que debes comer en el día para evitar los picoteos entre horas de alimentos poco saludables y con gran contenido calórico.
Alimentación equilibrada: Lo ideal es evitar lo que no tiene valor nutricional e incrementar el consumo de frutas ligeras, verduras, pescado y ensaladas.
Sin prisas: Comer despacio y esperar entre platos es una práctica que te saciará antes y evitarás comer en exceso.
Cenar ligero: Cenar alimentos con un alto contenido calórico puede generar obesidad.
Cuidado con las bebidas: A veces no recordamos que las bebidas también son una fuente importante de calorías, por eso hay que moderar el consumo de jugo de frutas, refrescos y alcohol.
Ejercicio: Lo mejor para bajar de peso son el cardio y la resistencia, porque se quema la grasa y tonifica el músculo.
Dos litros de agua al día: Beber agua hidrata la piel desde el interior y elimina toxinas a través de la orina (Con información de 20 minutos).