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Debilidad visual no detiene a Eduardo Ávila para ser campeón

Hace unos años decidió que su problema no le impediría lograr sus objetivos

Escrito en OTROS el
Eduardo Ávila Sánchez tiene debilidad visual; sin embargo, eso no lo detuvo para obtener una medalla de oro en judo en los Juegos Paralímpicos Río 2016.

Hace unos años decidió que su problema no sería un impedimento para lograr sus objetivos, por lo que además de haber conseguido una presea, también se ha fijado el objetivo de participar en los juegos de Tokio 2020 y ejercer su maestría en mercadotecnia integral por la Universidad Anáhuac.

A su regreso a México, se sorprendió al ver el recibimiento por parte de sus amigos y familiares, con quienes se mostró sonriente, y orgulloso mostró su medalla.

“El deporte me ha cambiado la vida para bien”, declaró.

La trayectoria de Eduardo


A lo largo de su carrera, Eduardo ha conseguido más de una treintena de medallas en diferentes partes el mundo.

Asimismo, ha sido reconocido por su técnica de combate y por ser un rival al que sus oponentes preferirían no enfrentar, además de que ha vencido a competidores que no tienen discapacidad.

Gracias al empeño que pone al practicar judo, obtuvo una beca universitaria así como una maestría, lo cual apreció enormemente ya que no contaba con los recursos para pagar su educación.

Eduardo es hijo de quien fuera entrenador de judo Hilario Ávila y de una estudiosa de derechos humanos con maestría y doctorado, Ana María Sánchez.

Casi no compite en la final


El atleta reveló que cuando había asegurado la medalla de plata en los Juegos Paralímpicos, ya no quería competir por la de oro debido a que había sufrido una lesión.

En se momento, su psicóloga habló con él y le dijo que no podía tirar todo el esfuerzo que había puesto para llegar hasta ahí, pues  “un guerrero no se rinde”.

“Lo que me hizo reflexionar. Pensé, qué me puede pasar, lastimarme más o ganar el oro. Y de ahí me salió el coraje para trabajar con la cabeza”, reveló.

Añadió que aunque vencer a Jungmin Lee no fue sencillo y que la lesión le molestaba en ese momento, su deseo de escuchar el himno mexicano y ver la bandera ondear en lo más alto, lo impulsó a darlo todo y ganar el título.

“Fue una emoción indescriptible cuando suena el himno y más cuando sabes que se escucha porque con tu esfuerzo lo provocaste. Fue algo espectacular. Quiero mucho a mi país, esta ciudad (de México) no le pide nada a otras del mundo como París”, dijo.

Esta presea es la tercera que obtiene gracias a su esfuerzo pero sobre todo al equipo que siempre lo ha apoyado: su padre quien le exige un severo acondicionamiento físico, el entrenador de la Conade, los apoyos financieros, los especialistas que lo atienden, las ayudas de la Federación Mexicana de la especialidad y el apoyo de su familia.

Declaró que gracias al deporte, ha pasado de ser una persona que estaba en casa dependiendo de los demás para todo, a alguien que se vale por sí mismo.

Ahora puede manejar su auto, pasear sin problemas y disfrutar la vida como cualquier otra persona, siempre con la humildad que lo caracteriza.

(Con información de La Jornada)