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¿Sabes qué es realmente el sexo rudo?

Cuando escuchamos sexo rudo ¿Qué es lo primero que pensamos? En golpes, la mayoría de las veces y de ahí en cualquier cosa que tenga que ver con violencia

Escrito en OPINIÓN el

En el sexo nos solemos mover en terrenos pantanosos. Creemos más de lo que sabemos y eso que creemos no pocas veces está equivocado. Y para muestra basta un botón: el sexo rudo.

Cuando escuchamos sexo rudo ¿Qué es lo primero que pensamos? En golpes, la mayoría de las veces y de ahí en cualquier cosa que tenga que ver con violencia y por ello, de entrada, lo asumimos como algo negativo y por tanto, pensamos que si aceptamos tales cosas estaríamos mal y seríamos unos depravados.

¿Qué es realmente el sexo rudo? 

Pero, curiosamente, el sexo rudo es, según Justin J. Lehmiller investigador en el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, una de las fantasías sexuales más populares. En un artículo de Psychology Today se explica que Lehmiller descubrió que la mayoría de las personas en alguna ocasión han fantaseado con el sexo rudo. ¿Quiere decir que en el fondo nos gusta ser malos y depravados?

Pues no, el estudio en el que basa su conclusión aportó datos muy interesantes entre los que destacan que la mayoría de las personas solo encasillan al sexo rudo con ciertas prácticas, no todas quieren llevarlo a cabo y no todas aquellas que lo hacen en realidad hacen sexo rudo.

 A quienes participaron, se les preguntó primero qué significaba sexo rudo, si lo disfrutaban y si habían tenido experiencias previas con esta práctica sexual. Sorprendentemente, la asfixia fue considerada por el 77% de las personas como sexo rudo; los tirones de cabello por un 75% seguido de los azotes con 69%. Ser inmovilizado es para el 66% de las personas una forma de sexo rudo, así como para el 65% el hecho de ser atado.

Curiosamente, la penetración forzada, que está tipificada como delito de violación en la mayoría de los países, solo es considerado sexo rudo por un 64%, mientras que los bofetones y las mordidas son sexo rudo para un 59% de las personas. ¿Y los araños?, bueno, estos solo lo son para el 52% de la gente.

Pero después de ver que un poco más de la mitad considera sexo rudo los araños, llama la atención que ni la mitad de las personas consideran que acciones como tirar a la persona de la cama (49%), arrancarle la ropa (45%); darle puñetazos (33%) son parte del sexo rudo, y para mayor sorpresa, solo el 17% cree que hacer que una persona tenga relaciones sexuales, lo es.

Las diferencias de opinión tienen una base de acuerdo al grupo al que pertenecemos, de acuerdo a lo que investigó Lehmiller que pone como ejemplo que “los participantes transgéneros y no binarios generalmente contaron más de estos comportamientos como sexo rudo que sus contrapartes cisgénero”, señala en el estudio.

De tal forma, se reflejó que en realidad hay un "sexo rudo" y luego hay "sexo realmente rudo", en la mente de las personas, y que las definiciones de cada quien pueden centrarse más en uno u otro. Entonces, lo mejor es que antes de tener “sexo rudo” con alguien dejemos claro qué entiende cada uno sobre eso y no sorprendernos en pleno acto siendo víctimas de violación, de golpes, etcétera cuando solo creíamos que íbamos a tener sexo anal.

Debido a que cada persona piensa distinto sobre lo que es sexo rudo, la frecuencia y el disfrute de éste también dan cifras y condiciones peculiares.

La mayor frecuencia se relacionó con la identificación trans o no binaria, la identificación bisexual y niveles más altos de consumo de alcohol. Mientras que, en términos de disfrute del sexo rudo, las cosas quedaron así: en último lugar el 1.3% de las personas dijo "para nada lo vuelvo a hacer"; hacerlo un poco es considerado por un 14%; "algo" (46%) o "mucho" (39%).  Es decir, casi todos los que probaron sexo rudo lo disfrutaron y fueron los del grupo transgénero y no binarios quienes tuvieron las tasas más altas de disfrute del sexo rudo que las personas cisgénero.

Y antes de caer en generar un mito sexual más a los ya existentes, hay que dejar claro que la orientación sexual no se relaciona con el disfrute del sexo rudo, pero es más que una fantasía popular para la mayoría de los adultos jóvenes dentro de sus relaciones; los cuales están cada vez más expuestos a edades tempranas a contenidos que desvirtúan el sexo como pasa con la pornografía.