Los especialistas se han planteado la existencia de ocho generaciones desde el comienzo del siglo XX:
- generación interbellum (1900-1914)
- generación grandiosa (1915-1927)
- generación silenciosa (1928-1945)
- baby boomers (1946-1964)
- generación X (1965-1980)
- generación Y o millenials (1981-1996)
- generación Z (1997-2010)
- generación alfa (2010 a la fecha)
Según el Pew Research, analizar las generaciones ofrece “una manera de entender cómo los acontecimientos globales y los cambios tecnológicos, económicos y sociales interactúan para definir la forma en que la gente ve el mundo".
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Algunas de las principales generaciones:
La generación Baby Boomer se da en medio de una explosión demográfica y se caracterizan por la prosperidad económica.
La generación X, a diferencia de la boomer, vivió en medio de la revolución feminista, la llegada del CD, el nacimiento del internet y la adicción al trabajo.
Los millenials se adaptan a Internet, la tecnología y las redes sociales. Les tocó vivir la burbuja inmobiliaria del 2008, el 11 de septiembre y la crisis causada por el coronavirus.
La generación Z carga el peso de ser la generación más estresada, deprimida y menos rica, a pesar de estar mejor educada.
La generación alfa es la primera 100% digital (realmente nativos digitales) son ajenos al mundo analógico, son los hijos de los millenials.
El mundo será otro después del covid-19 ya que la generación de niños que nacieron a partir del 2020 marcará el inicio de una nueva generación.
Desde que inició la pandemia nacieron alrededor de 30 millones de bebés en el planeta, Son los denominados pandemials o cuarentenials. Se refiere a los niños que actualmente tienen entre 0 y 5 años, marcados por las condiciones actuales que ha impuesto el virus, aislamiento social, cambios sociales, económicos y culturales. Ellos serán los jóvenes que ingresen al mundo laboral en 15 o 20 años más.
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La crisis sanitaria ha dado de lleno en tres pilares fundamentales para la vida y el pleno desarrollo de los niños y niñas:
- Educación: el cierre de los centros escolares agrava la brecha digital y empobrece.
- Alimentación: algunas escuelas garantizaban la alimentación saludable
- Salud emocional: alejarles de su rutina y exponerles a situaciones de estrés que no pueden gestionar los hace más vulnerables.
La felicidad de los primeros días de no ir al colegio y estar en casa duró poco. El cambio en sus rutinas y sus relaciones sociales, la tensión de los adultos preocupados por la enfermedad, por la situación económica y laboral y por hacer malabares para convertir la casa en escuela y oficina a la vez, está pasando factura a la salud de la infancia.
La enfermedad les ha tenido al margen de sus peores síntomas; sin embargo, el estrés y la ansiedad pueden provocar serios problemas en su salud. Esta situación se complica todavía más en los hogares con bajos o escasos recursos y en los monoparentales, más aún en países en vías de desarrollo donde la pobreza es extrema.
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Pero… ¿qué podemos hacer para apoyar a nuestros pequeños?
- Háblales con normalidad y seguridad de lo que sucede, no es necesario ocultarles información. Explícales las cosas con su lenguaje.
- Estructura sus días con rutinas: saber lo que tienen que hacer en cada momento les hace sentir más seguros.
- Ofréceles actividades propias de su edad e involúcrate en ellas. Aprovecha e involúcralos en las labores del hogar (que tiendan su cama, organicen su habitación y su área escolar son buenos principios).
- Es momento de aprovechar ese contacto físico que en nuestro día a día en condiciones normales no teníamos. Demuéstrales tú cariño con abrazos y besos.
- La alimentación en estos días es muy importante ya que el nivel de ejercicio disminuye.
En la calle
- Antes de salir de casa recuérdale a los peques lavarse las manos de manera constante.
- Si tienen que llevar mascarilla (cubreboca) asegúrate de haber practicado antes para que no se toquen. Explícales que es un objeto de protección personal y no deben compartirlo con nadie.