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Preeclampsia ¿Qué debo saber si estoy embarazada o planeando un embarazo?

La preeclampsia afecta a 8 ó 10 de 100 mujeres embarazadas en nuestro país y es una condición exclusiva del embarazo

Escrito en OPINIÓN el

En México la preeclampsia está dentro de las principales causas de muerte materna junto con las hemorragias obstétricas, las infecciones perinatales y la infección por SARS-Cov-2. Pero ¿qué es?, ¿Existe una causa identificada?, ¿Puedo saber si la voy a presentar?, ¿Se puede prevenir?

La preeclampsia afecta a 8 ó 10 de 100 mujeres embarazadas en nuestro país y es una condición exclusiva del embarazo. Ninguna mujer puede tener preeclampsia si no está embarazada. ¿Por qué? Se debe a que la enfermedad tiene como agente detonante al tejido placentario. Si no hay placenta no puede haber preclampsia.

Tradicionalmente se considera el diagnóstico de preeclampsia cuando la paciente embarazada inicia con cifras tensionales elevadas, retención de líquidos manifestada por edema matutino en extremidades superiores o inferiores y en ocasiones pérdida anormal de proteínas en orina. Se presenta después de la semana 20 de gestación. Cuando la embarazada presenta estos síntomas previo a la semana 20 se deben descartar otros diagnósticos.

(Foto: Unsplash)

La preeclampsia se clasifica como leve o severa. Cerca del término cuando se presenta a partir de las 34 semanas de gestación o lejos del término cuando se presenta antes de estas semanas. Puede adicionalmente cursar con bajo peso al nacer o restricción del crecimiento. Cuando la preeclampsia tiene datos de severidad se convierte en una urgencia obstétrica; en ocasiones la mujer debe ingresar a la unidad de terapia intensiva y se deben de realizar esfuerzos muy importantes para que sobreviva junto con el bebé. Puede presentar daños al hígado, al corazón, a los riñones o al cerebro.

La preeclampsia tiene su origen en el tejido placentario ¿cómo es eso? Es muy difícil entenderlo y más difícil explicarlo, pero lo intentaré. 

Cuando el embrión se forma tiene de inicio dos capas, una llamada embrioblasto, de donde se formará el bebé y otra llamada trofoblasto, de donde se formará la placenta. El trofoblasto es un tejido invasivo por naturaleza, invade el útero hasta que encuentra un freno que lo detiene, el cuerpo de la mujer a través de múltiples señales químicas, hormonales, biológicas, etc. “le dice” a la placenta “hasta aquí”, “no puedes ir más allá o no podrás salir en el momento indicado después del parto”. 

(Foto: https://www.scientificanimations.com/Placenta - an organ which links the fetus to the motherCC BY-SA 4.0)

Al ser un tejido invasor, el tejido del trofoblasto migra, se adhiere al útero para que el bebé se nutra de la madre, pero por otro lado ese mismo tejido avanza por las arterias que nutren el útero de la madre para provocar cambios en ellas que permitan que la sangre fluya libremente hacia la placenta para alimentar al feto. 

El cuerpo de la madre debe de permitir todos estos cambios, su sistema inmune debe de “fallar” para que esto ocurra. Todos son mecanismos de adaptación que suceden para que el embarazo sea exitoso y dependen de la interacción entre el medio ambiente materno a donde se implanta el huevo y de la información paterna.

Si, el embarazo no depende solo del embrión, de la placenta y de la mamá, sino de la información genética paterna a la cual la mujer debe adaptarse para que el embarazo continúe. La placenta tiene el papel de un injerto que llega al cuerpo materno y mucha de la información contenida en ella es de origen paterno, de tal forma que pueden ocurrir mecanismos de rechazo que producen inflamación y liberación de sustancias en la sangre de mamá que dañan las capas internas de los vasos sanguíneos (endotelios) de los órganos a todos niveles y se presenta la preeclampsia.


(Foto: Unsplash)

La placenta y la interacción mencionada están presentes desde el inicio del embarazo, pero los síntomas maternos se presentan hasta llegada la semana 20 o 22 de la gestación. Como el daño de la placenta puede suceder tempranamente esto nos da un área de oportunidad a los médicos entre la semana 11 y 13.6 para identificar a partir de factores de riesgo individuales maternos a quiénes tendrán mayor riesgo de desarrollar preeclampsia

Esto a través de la medición del flujo de sangre materna por las arterias de útero, de la identificación de riesgos maternos individuales como el peso al nacer de la madre y del padre, el antecedente de preeclampsia en la familia directa, el peso de la mujer, el tabaquismo, la presencia de diabetes previa al embarazo, la presión arterial, si tiene hipertensión arterial crónica, enfermedades autoinmunes como lupus o síndrome anti fosfolípidos, la raza, el antecedente de preeclampsia en otros embarazos o de hijos previos con peso bajo al nacer. 

Además se miden sustancias en una muestra de sangre materna como hormona gonadotropina coriónica, proteína placentaria asociada al embarazo y factor de crecimiento placentarios. Todos estos en conjunto clasificarán a la mujer embarazada en alto riesgo o en bajo riesgo para preeclampsia. 

Una vez identificado el riesgo y los factores individuales que cada mujer presente deberá de ser manejada por su médico para indicar el o los medicamentos que requiera para mejorar la función placentaria y prevenir el desarrollo de la preeclampsia con datos de severidad.


(Foto: Unsplash)

Cuando la paciente resulta en riesgo elevado de preeclampsia el seguimiento debe ser muy estricto, la nutrición, la ganancia de peso, los estudios de laboratorio y la vigilancia fetal deben de tener una programación con antelación para prevenir complicaciones.

Los principales factores de riesgo identificados son la hipertensión arterial crónica, la presencia de preeclampsia en un embarazo previo, la obesidad y el sobrepeso además de la diabetes pregestacional de larga evolución.

¿Cuándo se “cura” la preeclampsia?

En general cuando el bebé nace los síntomas y signos de la enfermedad desaparecen, aunque algunas veces la enfermedad puede manifestarse al nacimiento del bebé.

Sin embargo el hecho de que los signos y síntomas desaparecen en la mujer una vez que se resuelve la fase crítica de la enfermedad no significa que no pasó nada y hay que seguir la vida sin preocupación. 

Actualmente encontramos múltiples publicaciones en revistas científicas que nos alertan respecto al hecho de que una mujer que cursó con preeclampsia en el embarazo puede haber tenido un daño vascular previo y que el desarrollo de preeclampsia fue un foco rojo respecto a su salud futura, así pues este evento aporta un dato de que la mujer puede desarrollar en los años próximos hipertensión arterial crónica, daños renales o cardíacos. 

Es así que si tuviste preeclampsia en alguno de tus embarazos debes de tener un seguimiento con el internista, adoptar hábitos saludables de alimentación y de ejercicio. Y si estás pensando embarazarte acude con tu obstetra o materno fetal de confianza para una evaluación integral de tus riesgos.