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Obesidad Infantil: un problema de salud pública

Tres de cada 10 niños entre los 5 y 11 años padecen sobrepeso u obesidad, mientras que 4 de cada 10 adolescentes de 12 a 19 años padece estas condiciones

Escrito en OPINIÓN el

¿Qué es la obesidad

Es una enfermedad crónica y compleja (no es sólo estar pasado de peso), que resulta de la interacción de múltiples factores como la herencia genética, la libre demanda de alimentos, los cambios en los hábitos alimentarios, la práctica cada vez mayor de actividades tales como la televisión, celular, computadoras y videojuegos que ocupan gran parte del tiempo libre de los niños e incrementan el tiempo de inactividad física; y factores sociales y de salud mental, como la depresión, que suelen iniciarse en la infancia y en la adolescencia.

¿Qué tan frecuente es?

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2016), 3 de cada 10 niños entre los 5 y 11 años padecen sobrepeso u obesidad, mientras que 4 de cada 10 adolescentes de 12 a 19 años padece estas condiciones. 72.5% de los mexicanos mayores de 20 años presenta exceso de peso. A esta edad, además, resulta más difícil romper las rutinas. De ahí la importancia de fomentar, desde la infancia, buenos hábitos alimenticios y de actividad física que ayuden a evitar la obesidad.

¿Cuándo se considera obesidad?

En pediatría, se dispone de medidas indirectas para evaluar la obesidad

  • Los preescolares de 2 años de edad se consideran extremadamente obesos si tienen un índice de masa corporal (IMC) de =120% del percentil 95 o =35 kg/m2, de acuerdo a su grupo étnico
  • Un niño o adolescente que por su IMC se encuentra en el percentil =85 pero debajo del percentil 95 para edad y género, se considera con sobrepeso, en tanto que aquél con un IMC ubicado en el percentil =95 para edad y género se considera obeso
  • Los lactantes menores de 2 años se consideran obesos si su peso específico de acuerdo al género para la longitud está en el percentil =97.7 de las gráficas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

¿Qué factores intervienen en la existencia de la obesidad?

Una persona con peso normal cumple con las siguientes características:

  • Peso al nacer menor a 3.5 
  • Lactancia materna
  • Ausencia de antecedentes genéticos
  • Ingesta de grasa menor a 35%
  • Cosumo mínimo de pan, refrescos y embutidos
  • Consumo adecuado de frutas y verduras
  • Actividad moderada de menos de 2 horas de televisión al día
  • Actividades deportivas más de dos veces al día

Mientras que una persona con factores de riesgo de sobrepeso y obesidad tiene la siguientes características:

  • Peso al nacer mayor a 3.5 kg
  • Ausencia de lactancia materna
  • Ansiedad, depresión, estrés crónico
  • Antecedentes genéticos o diagnóstico de endocrinopatías
  • Ingesta de grasa mayor a 38%
  • Consumo excesivo de pan, embutidos, refrescos y dulces
  • Consumo mínimo o nulo de frutas y verduras
  • Sedentarsmo: más de 3 horas en la televisión, celular o videojuegos
  • No realizar actividades deportivas

¿Cuál es la relación de la obesidad con la salud mental?

Estudios realizados en niños entre 5 y 16 años demostraron que la obesidad crónica se asocia con trastornos psiquiátricos, como el trastorno negativista desafiante, trastornos de ánimo, ansiedad, alteraciones de la conducta alimentaria con pérdida de control y trastornos somáticos en ambos sexos; en la mayoría de los pacientes además existe un diagnóstico psiquiátrico en la madre, historia familiar de obesidad y/o antecedentes familiares de depresión. 

En relación con el abuso físico o sexual, distintos estudios identificaron la asociación entre maltrato y abuso sexual en la infancia con el riesgo de incrementar la obesidad en relación con el número y las formas de abuso. En adolescentes, la obesidad además de los factores familiares, se ha asociado a patología psiquiátrica: trastornos afectivos, de ansiedad, trastorno compulsivo de la conducta alimentaria, anorexia nervosa, bulimia nervosa y dependencia de alcohol.

Asimismo, la obesidad conduce al desarrollo de nuevas afecciones psiquiátricas, que pueden ser el resultado de que el paciente obeso está sometido a múltiples problemas psicológicos, como la discriminación social que conlleva consecuencias graves de la conducta; limitaciones personales, laborales y sexuales.

¿Por qué hay que evitar la obesidad?

¿Cómo orientar el tratamiento?

Un cambio en los hábitos de ingestión de alimentos y de actividad física deben ser los objetivos más importantes en la prevención y el tratamiento de la obesidad y es la recomendación de los organismos internacionales, particularmente si estos cambios incluyen al grupo familiar y comienzan en forma temprana.

El tratamiento individual de la obesidad suele ser poco exitoso y es probable que la falta de un enfoque integral y de objetivos y metas claras expliquen este fracaso, ya que, el tratamiento al inicio es desalentador con ciclos de pérdida-recuperación de peso corporal que repercuten en el bienestar psicológico.

Debido a que la ingestión de alimentos mejora el estado de ánimo, por el aumento de las concentraciones de serotonina cerebral, en muchos casos una restricción alimentaria durante la dieta hipocalórica se acompaña de “depresión dietética” que puede llevar al rechazo del tratamiento.

El desarrollo de la psicoterapia para el tratamiento de la obesidad puede mejorar las perspectivas del paciente obeso, al abordar los factores etiopatogénicos, así como al evitar las recaídas, abandono del tratamiento y aumentar la tolerancia a la dieta hipocalórica. Por tanto, el equipo que lleve a cabo el tratamiento debe ser multidisciplinario e incluir médicos, nutriólogos, psicólogos y psiquiatras.

El tratamiento siempre deberá ser personalizado y adaptado a las características de las comorbilidades. Pequeños cambios, pero mantenidos, en la dieta habitual, con énfasis en la disminución de los productos hipercalóricos y un aumento en la actividad física, favoreciendo el caminar y las actividades físicas recreacionales permiten un mayor éxito a mediano y largo plazo, especialmente si estos cambios incluyen al grupo familiar y comienzan en forma temprana.

Los padres deben llevar todo el peso del tratamiento en los niños y niñas menores de 5 años. Entre los 5 y 9 años se les dará alguna responsabilidad a los niños, pero la familia estará vigilante y responsable. Por encima de los 9 años se permitirá mayor grado de responsabilidad al niño y en la adolescencia el papel familiar disminuirá notablemente.