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La necesidad de slow sex

El sexo es rebelde y hoy regresa esa necesidad de hacer que el tiempo no corra cuando se está en la intimidad

Escrito en OPINIÓN el

A veces da la impresión de que el sexo está en contra de las modas, y que cuando lo de hoy es la rapidez, el sexo pide lentitud. Hace unas tres décadas se hablaba de la necesidad de ser más rápidos en el sexo, se hablaba mucho de la “eternidad” que le llevaba a una mujer lograr un orgasmo y se empezaron a descubrir todos los puntos eróticos del cuerpo para llevar al clímax más rápido y con más intensidad.

Tomar en cuenta el tiempo que tarda un hombre para definir si es o no eyaculador precoz o si cubre el tiempo necesario para no padecer disfunción eréctil, paso a ocupar millones de líneas en investigaciones y en medios de comunicación.

Se empezaron a desarrollar como nunca juguetes sexuales para ofrecer orgasmos asegurados más intensos y rápidos, hasta el punto de poner de moda la palabra multiorgasmo, que se ha entendido como una secuencia casi sin pausa entre un orgasmo y otro.

{"field1":"Mientras más, mejor. Tiempo, velocidad, es lo que hoy se cree que es la parte fundamental de un buen sexo. ","field2":""}

(Foto: Pixabay) 

Pero, el sexo en realidad es rebelde y no se deja domar tan fácil por esas modas y hoy regresa esa necesidad de hacer que el tiempo no corra cuando se está en la intimidad, de dejar fuera el cronómetro, de ir despacio, así el slow sex es lo de hoy.

Ya desde hace casi una década los sexólogos han estado preocupados por esto, como es el caso de Valerie Tasso que en su libro Sexo 4.0 habla de cómo las tecnologías han cambiado la relación de pareja y cómo la comunicación por querer ser más rápida ocupa menos espacio, menos lenguaje y por tanto menos posibilidad de entendernos.

Nicole Deadone en 2011 lanzó un libro ya con el nombre de Slow Sex donde hace referencia a la meditación como medio para lograr el orgasmo y la meditación no es algo que se dé con rapidez.

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El slow sex se basa en esa necesidad que existe de poner atención a las sensaciones, a las emociones y a las reacciones del cuerpo, que es parte de las bases del sexo tántrico, que señalan que solo el sexo consciente es capaz de procurar la experiencia erótica más completa, más placentera y enriquecedora.

Y es que, como bien dice Tasso, “el trabajo es un producto socio económico que nos ha modificado el sexo, y por eso ahora es todo rápido, pues no se trata de solo el ganar dinero sino de ser ese perfil de hombres y mujeres que trabajan por horas para dar la impresión de ser más exitosos, más eficientes o mejores, eso cansa y afecta al sexo que también debe ser igual de rápido y de a mucho, aunque no haya calidad”, ¿quién no quiere ser visto como exitoso? ¿Quién no quiere sexo con una persona exitosa?

(Foto: Pixabay) 

Pero correr cansa y el sexo ya puede detenerse. El slow sex más que una serie de pasos, de recetas y de propuestas de tocamientos y técnicas amatorias es una llamada de atención a poner atención en que el sexo requiere tiempo, como lo requiere las relaciones humanas para conocerse, para entenderse y para compartirse de forma sana y placentera.

Ir despacio en el sexo es necesario cuando queremos relaciones a largo plazo, intensas y profundas con libertad, pero basadas en el compromiso y la responsabilidad. 

{"field1":"Conocerse lleva tiempo, conocer al otro lleva más, y aprender a tocar, a besar a erotizarnos y a erotizar al otro también.","field2":""}

El placer que debemos disfrutar más en el sexo es lo que lleva al orgasmo y no solo ese momento de clímax, que es lo que menos nos dura; disfrutar cada caricia, cada mirada, cada beso, los olores y las sensaciones es lo que lleva a que la experiencia del sexo sea plena y por tanto nos deje huellas sensoriales que nos permitan aprender cada día cómo dar y recibir placer.

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