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Insatisfacción: trampa para la felicidad

Continuamente recibimos un bombardeo persistente sobre pedir más, no conformarnos y ponernos metas altas

Escrito en OPINIÓN el

Continuamente recibimos un bombardeo persistente sobre pedir más, no conformarnos y ponernos metas altas en resumidas cuentas porque “formarnos expectativas altas es el camino para lograr ser sumamente exitosos”.  No me malentiendan, el objetivo para nada es volvernos mediocres, meternos en la cabeza que no somos capaces de obtener grandes situaciones, pero este es justo el espíritu de la columna de este mes.

Quiero transmitir el mensaje correcto para poder aspirar a la satisfacción constante y a una gran retroalimentación, todos los días siento que ya cumplí, me reconozco como capaz y feliz, y esto cierra un círculo virtuoso donde mañana me sentiré mejor que ayer y así progresivamente. 

La mejor forma de ser claros es con un ejemplo muy cotidiano. Si mi objetivo es estar sano físicamente, estar en mi peso ideal, tener una buena masa muscular, mantener un equilibrio metabólico adecuado (correctos niveles de glucosa, colesterol, triglicéridos y presión arterial), y una imagen corporal con la que me sienta orgulloso y feliz, debo de saber y repetirme hasta el cansancio que solo lo conseguiré a través de un proceso y no por un pase de magia. 

(Foto: Pexels)

Tengo que crear un plan, ser paciente y estructurado: comenzar por hacerme unas mediciones de laboratorio de mis parámetros, si alguno está desacomodado acudir a un médico que me aclare si necesito fármacos, sacar cita con un nutriólogo que obtenga mis porcentajes de grasa, líquidos y músculo y que me establezca un plan de alimentación (no una dieta acelerada para perder 5 kilos por mes, más bien un aprendizaje progresivo de cómo comer de forma saludable), establecer un horario fijo 3-4 veces por semana para poder realizar actividad física equilibrada con rutinas cardiovasculares y ejercicios de resistencia; pero sobre todo ser prudente y saber que un objetivo de esta importancia no se va a lograr de forma inmediata, que el placer lo tengo que centrar en metas intermedias y en el proceso, y que mis expectativas tienen que ser realistas, porque mi principal enemigo es la frustración que asegura una vivencia decepcionante y le resta el empuje que fue motivo del comienzo del cambio.

Estos enunciados sirven para recalcar uno de los grandes postulados de la terapia cognitivo conductual y de los entrenamientos en atención plena o mindfulness: el tremendo valor de vivir en el “Aquí y el Ahora”. Más allá de una frase trillada y de algo que solo lo repiten aquellos que son vegetarianos y budistas,  mantenernos en el estado presente, evitando las recriminaciones y los pecados del pasado, y las frecuentes anticipaciones con el afán equivocado de prever y prever, solo nos hacen ser altamente inefectivos, distraernos en situaciones que no podemos controlar y asegurarnos, en un altísimo porcentaje, el fracaso seguido de la consecuente frustración.

(Foto: Pexels)

Hay que ser muy conscientes que un solo discurso o columna al respecto no van a ser suficientes para producir un cambio en las personas que lo lean. La intención principal es tocar sus fibras más profundas, ser un elemento más que repite esta enseñanza y comprender que tenemos que situarnos expectativas muy conseguibles, con metas intermedias, producto de procesos y no de cambios drásticos, y que la felicidad y satisfacción la vamos a ir obteniendo en el camino y no solamente cuando conseguimos los sueños trascendentales. 

Por lo tanto, si queremos sentirnos plenos, no debemos de confiarnos a la espontaneidad, hay que proceder a trazar un plan bien cimentado que nos va a llevar lentamente al éxito.