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Emoción y erotismo

Lo cierto es que hay un grado de ignorancia respecto a éstos ámbitos de la vida, lo cual repercute en lo personal y lo social

Escrito en OPINIÓN el

No cabe duda, la emoción y el erotismo tienen un papel central en la vida de los seres humanos.

En cómo se experimenta cada individuo, en las decisiones trascendentales, en la elección de los vínculos afectivos y mucho más. Sin embargo, lo paradójico es que se suele tener una gran ignorancia con respecto a cada una de ellas y en consecuencia mucha confusión en lo que toca a estos ámbitos de la vida, lo cual repercute en toda nuestra persona y en toda la sociedad. 

Una de las características que ambas tienen en común radica en que son fuerzas: una emocional y la otra erótica. De hecho, todo en el universo está constituido por fuerzas que dan origen, forman, desarrollan y mantienen a todo lo creado. 

El significado de fuerza según el diccionario etimológico se refiere a la capacidad de modificar la forma y el estado de reposo o movimiento de un cuerpo y también en hebreo como despliegue de poder

Emoción significa movimiento; estas fuerzas en reposo o en movimiento son percibidas en nosotros desde la gestación y cada una expresa algo presente en nuestro interior que nuestra conciencia capta. De acuerdo con el actuar de la familia y las instituciones que nos rodean, se nos permitirá aprender a comprender aquello que sentimos y a fluir con cada emoción, o por el contrario, aprenderemos a reprimir o empobrecer o incluso a negar nuestro sentir. 

Lo mismo ocurre con la fuerza del erotismo, si entendemos éste como esa fuerza que conlleva el deseo de experimentarnos hasta lo más íntimo, donde el profundo gozo corporal, emocional e incluso místico se conjugan hasta desfallecer y experimentar, a la vez, el éxtasis. 

Las limitaciones de los prejuicios

Tanto la expresión de las emociones como del erotismo son sujetas a creencias, reglas, conceptos, deseos, actitudes, valores, roles y más. Mismos que se plantean comúnmente bajo una perspectiva de doble moral e ignorancia que impide o al menos dificulta seriamente las expresiones y el manejo emocional y sexual adecuado. 

Por ejemplo, las emociones se catalogan como buenas o malas moralizando la capacidad de la extraordinaria sensibilidad humana y en consecuencia generando que las personas desconfíen de lo que sienten y de sí mismos. De esta forma el individuo se pasa la vida en una lucha con lo que siente, en lugar de tener la oportunidad de conocerse y explorar cada emoción conociéndose así y aprendiendo a comprender lo que cada sentimiento le dice sobre sí mismo.

Lo mismo sucede con el erotismo, lo que deseamos, fantaseamos o imaginamos está puesto en entredicho constantemente. La prohibición, los prejuicios y la culpa ante el gozo del propio cuerpo y del encuentro sexual, dañan y confunden a hombres y mujeres conflictuando así su intimidad y sus relaciones.

El autoconocimiento

Ahora, visualicemos la combinación que surge del analfabetismo emocional y del erotismo mutilado de algún modo. Una consecuencia severa en muchas personas es la falta de conocimiento personal y de conciencia de sí mismos. La persona se llena de culpas o culpa a otros de aquello que no sabe resolver. 

Amarse y comprenderse a sí mismo/a se vuelve algo muy difícil, pues surge un sentimiento de carencia constante que buscamos satisfacer en el afuera con logros, con una pareja o con dinero, tratando así de alimentar una imagen personal satisfactoria pero sin resolver la raíz.

Si tanto el erotismo como las emociones son fuerzas a través de las cuales se expresa nuestra singularidad, es necesario regresar a nuestro interior y reconocer nuestros sentires, descifrar aquello que nos aqueja y recuperar la claridad frente a los aspectos que nos impidan la expresión libre y el entendimiento profundo de nuestro vivir.