La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria crónica, de naturaleza autoinmune que causa dolor, inflamación, rigidez y pérdida de la función de las articulaciones.
A nivel mundial, se calcula que afecta entre el 0.5 y el 2% de la población y de acuerdo con el Colegio Mexicano de Reumatología, en nuestro país existen más de 2 millones de mexicanos con esta afección. El padecimiento es más frecuente y más grave en mujeres que en hombres.
En los últimos años ha aumentado la conciencia respecto a que los padecimientos reumatológicos, como la artritis reumatoide, tienen un elevado impacto en la esfera psicosocial de los pacientes, pues a diferencia de lo que se cree, la AR es una enfermedad que suele iniciar en mujeres jóvenes en edad productiva, entre los 25 y 55 años.
(Foto: Laboratoires Servier institution QS:P195,Q907487, Rheumatoid arthritis -- Smart-Servier (cropped), CC BY-SA 3.0)
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Complicaciones de la enfermedad sin tratamiento
El impacto que tiene esta enfermedad en la calidad de vida de los pacientes puede ser muy grande. Sin el tratamiento adecuado, más del 70% de los pacientes con este padecimiento experimentan destrucción irreversible de sus articulaciones en el primer año, y hasta el 40% presentan incapacidad laboral a los cinco años de diagnóstico. Además de las secuelas físicas, la calidad de vida de los pacientes con artritis reumatoide se ve muy afectada por el daño emocional, familiar, económico y social que provoca el padecimiento.
Control satisfactorio de la AR
Bajo este panorama, es crucial difundir entre la población y los médicos de primer contacto la importancia de un diagnóstico oportuno. Si bien la enfermedad no tiene cura, en la actualidad existen medicamentos capaces de detener el proceso de la enfermedad y evitar el daño articular. Mientras más pronto se inicie el tratamiento correcto mayor será la posibilidad de evitar secuelas del padecimiento. Con las opciones actuales de tratamiento, los reumatólogos debemos apostar por un tratamiento que tenga como objetivo principal la remisión (control satisfactorio) de la AR, para que las mujeres con esta enfermedad puedan acceder a una mejor calidad de vida, con adecuada capacidad funcional y una vida laboral y social exitosa.