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Diciembre, donde la alegría y la nostalgia coexisten

Por segundo año consecutivo la pandemia las cubre con un colorido diferente. No ha sido un proceso fácil para nadie, muchas personas siguen en duelo

Escrito en OPINIÓN el

Solemos creer que las fiestas decembrinas nos ponen de manera automática en modo fiesta y que todo es felicidad. Sin embargo, lo cierto es que si bien para muchos así es, para otros estas fechas se pintan de nostalgia por los recuerdos de buenos momentos  y también por las experiencias dolorosas vividas al paso del tiempo. 

Además, por segundo año consecutivo la pandemia las cubre con un colorido diferente. No ha sido un proceso fácil para nadie y ha resultado frustrante no poder realizar nuestras actividades como estábamos acostumbrados. Cada persona, familia o grupo lo ha vivido a su manera y en circunstancias muy diversas.

Sin embargo, para cientos de miles de familias la pandemia les arrebató a seres queridos y hoy se encuentran viviendo su duelo. Cuántos padres han tenido que despedir a sus hijos sin siquiera haber tenido el consuelo de cuidarlos en sus últimos momentos. Cuántos niños y adolescentes han quedado en la orfandad, teniendo que enfrentar la vida con la ausencia de uno o ambos padres, lo que sin duda requerirá de todo el apoyo de quienes tomen en sus manos su cuidado, de las escuelas que tienen un papel fundamental en su desarrollo integral y de todos como sociedad para acogerlos. 

En definitiva, la vida nos mostró de la peor manera que no ofrece garantías absolutas ni certezas inviolables.

Sin embargo, no nos engañemos, la vida siempre ha sido así, desde el principio de los tiempos y somos nosotros quienes para poder aventurarnos cada día sin pensar en los innumerables riesgos que conlleva levantarse y salir de casa, hemos aprendido a mantenerlos en el subconsciente y, por si fuera poco, a creer que controlamos todo cuanto acontece a nuestro alrededor.

Si me preguntaran ¿volveremos a vivir confiados  y sintiendo que controlamos gran parte de lo que sucede en nuestro pequeño mundo? Contestaría que sí; sin embargo, cada uno lo hará a su manera y a un ritmo distinto y el proceso se dará en relación a las pérdidas que cada uno haya experimentado. 

Volver a confiar significa reconocer que la vida invita, encontrar nuevos sentidos y propósitos que nos hagan levantarnos cada día con renovada esperanza, no en que nada malo sucederá, sino en que no importa qué suceda podremos enfrentarlo porque nos reconocemos capaces para sortear las dificultades, para aprender de las experiencias, para sabernos acompañados por los seres queridos; los que están presentes y los que ya no están con nosotros, pero que de algún modo siguen acompañándonos.

No olvidaremos estos dos años pero los integraremos en nuestra biografía, honraremos a nuestros muertos y seguiremos celebrando la vida en sintonía con nuestro propio contexto sociocultural y espiritual.

 Hace poco  escuchaba testimonios de los sobrevivientes  de la la tragedia del 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos; en ellos se dejaba ver cómo cada uno había logrado asumir la pérdida y expresaba la necesidad de hablar de ellos y de seguir celebrando el paso por su vida. Esto reforzó mi certeza en que el ser humano no tiene que olvidar, sino continuar hacia delante reconociendo su historia pasada y sabiéndose protagonista de su vida en el presente, donde la alegría y la nostalgia pueden y de hecho, coexisten.

En estas fechas mi deseo para ustedes, amables lectores, es que tengan paz y armonía para poder procurarlas por donde caminen y así, poco a poco y día a día nos vayamos contagiando de ellas para que nos sostengan en los buenos momentos y también en aquellos otros, en los que pareciera que los vientos soplan en sentido opuesto a nuestros deseos.