Para quienes ejercemos la medicina o alguna disciplina relacionada con el área de la salud, la docencia y la investigación parecieran ser actividades inherentes, como que no fuese necesario preguntarnos ¿me toca hacerlo?
La investigación científica es una de las actividades más satisfactorias en mi vida profesional, pero también en mi vida personal. Sin embargo, es una tarea que sólo algunos profesionales de la salud tienen el privilegio de ejercer como una actividad laboral exclusiva; adicional a los conocimientos nuevos que se generan y la docencia que de manera natural también se brinda a un grupo de colaboradores, también permite el beneficio de vivir de esa gran pasión por la ciencia.
(Foto: Especial)
Nadie nace sabiendo y cuando nos iniciamos en la vida de la ciencia, vamos en compañía de grandes maestras y maestros; de tutores quienes nos guían y son un ejemplo a seguir, hasta que llega el momento en que debemos conformar nuestro grupo y comenzar proyectos propios; si bien las líneas de investigación pueden ser similares a las de nuestros primeros años, cada quien le damos una dirección y enfoque específicos de acuerdo a nuestras capacidades y preferencias; le damos nuestra personalidad.
Algunas veces me he preguntado, ¿cuál es el mejor momento para independizarse, como ocurre en las familias entre padres e hijos; o cuándo estamos listos para dar el siguiente paso?, y considero que el deseo de independencia y de crecimiento es el detonante justo de esta decisión, lo que no significa divorciarse del tutor pero sí iniciar un plan propio y que es la forma de crecer la ciencia con nuevas ideas y nuevas formas de trabajo, de abordaje y de solución de problemas, enfrentando retos propios y aprendiendo de los errores y de los aciertos.
Particularmente admiro a todos aquellos colegas que hacen de la investigación una forma de vida, generan preguntas todo el tiempo y se sobreponen a las pocas respuestas, admiro por que la razón que los mueve es el crecimiento de su equipo y de su institución, a la par del propio.
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Recientemente pensaba en el escultismo y en cómo Baden Powell acuñó las bases de esta práctica, para todos quienes fuimos scouts y nos seguimos considerando parte de esta gran experiencia de vida: “Una vez scout, siempre scout”; recordé la frase “Rema tu propia canoa” y me identifiqué perfectamente con ser investigadora junior. En lo importante que es no resistirnos a dar este paso, a emprender un nuevo proyecto, a arriesgarnos, a formar un grupo de colegas y colaboradores, a remar nuestra propia canoa.
¿Será sencillo? No, será difícil pero siempre mejor que no intentarlo y entonces los productos de ese trabajo vendrán acompañados de todas aquellas distinciones que el mundo de la investigación promueve y algunos sueñan … o no.
Rema tu propia canoa …es tu tiempo.