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El hígado graso puede provocar cirrosis y muerte

A nivel mundial uno de cada cuatro adultos padece hígado graso. En pacientes con diabetes uno de cada dos pacientes lo presentan

Escrito en OPINIÓN el

En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se fomenta la salud preventiva que ayuda a reducir riesgos como el de padecer hígado graso, una enfermedad que debe ser detectada de forma oportuna para iniciar el tratamiento que reduzca la posibilidad de que evolucione a cirrosis.

El hígado graso surge al acumularse anormalmente grasa en sus células y es un padecimiento que se desarrolla en meses o años y su evolución puede ser progresiva. 

El depósito de grasas en el hígado desencadena una respuesta inflamatoria que ocasiona hepatitis, la cual conduce a la cirrosis comprometiendo la función del hígado y ocasionando complicaciones que disminuyen la calidad de vida del paciente.

(Foto: Freepik)

¿Qué es el hígado graso?

Entre las complicaciones se encuentran la encefalopatía hepática - desórdenes neurológicos por exceso de toxinas-, sangrados digestivos, acumulación anormal de agua en el vientre, extremidades e incluso en pulmones y cáncer de hígado.

A nivel mundial uno de cada cuatro adultos padece hígado graso. En pacientes con diabetes uno de cada dos pacientes lo presentan.

Datos de la Organización Mundial de la Salud señalan que en México uno de cada dos adultos padece hígado graso y la cirrosis ocupa uno de los primeros cinco lugares como causa de muerte en adultos con un incremento cada vez mayor asociado a hígado graso. 

Entre los factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad está:

  • consumo excesivo de grasas saturadas
  • azúcares refinadas y productos industrializados
  • falta de ejercicio
  • síndrome metabólico -obesidad
  • hipertensión arterial
  • diabetes
  • resistencia a la insulina
  • elevación de las grasas
  • sobrepeso

(Foto: Freepik)

De igual forma, la elevación de grasas en la sangre: triglicéridos y colesterol, la diabetes y/o prediabetes, hipertensión arterial, circunferencia de la cintura mayor a 94 centímetros en hombres y mayor a 80 centímetros en mujeres, consumo excesivo de alcohol y antecedentes familiares del  hígado graso, son los principales factores de riesgo identificados.

El diagnóstico de hígado graso debe alertar sobre una posibilidad de progresión de la enfermedad y por tanto de posibles complicaciones. 

Un alto porcentaje de pacientes no sienten alguna molestia y en la mayoría de los casos el diagnóstico se realiza en revisiones de rutina.

Si usted tiene factores de riesgo como obesidad o diabetes, alteraciones en el ultrasonido de hígado y enzimas hepáticas elevadas es probable que tenga hígado graso.

En algunas ocasiones se puede requerir de un examen más profundo del hígado, por lo que el médico le puede solicitar una biopsia hepática y, en el caso de que el paciente desarrolle cirrosis, deberá tener un seguimiento médico continuo. 

En la actualidad no existen fármacos específicos para el tratamiento del hígado graso, por lo que un apoyo para el paciente es la reducción de peso en un 10%, lo que disminuye el grado de fibrosis y la inflamación del hígado.

Para disminuir riesgos de desarrollar esta enfermedad y mejorar el tratamiento, se recomiendan algunas acciones, entre ellas: realizar actividad física habitualmente, controlar la diabetes, medir al menos una vez al año las enzimas del hígado y realizar un ultrasonido del hígado si existen factores de riesgo. 

(En la realización de este artículo también participaron los doctores Axel Mena Quintero y  Clara Cristina Sánchez-Rodríguez)