TRASTORNO DE PERSONALIDAD

Trastorno de personalidad disociativo: La realidad tras múltiples personalidades

Películas como “El Club de la Pelea”, “Cybill” o la serie “The Crowded Room” ofrecen interpretaciones dramáticas que, si bien llaman la atención, pueden alejarse de la verdadera esencia del trastorno de personalidad disociativo

Es crucial que, al hablar de TPD, lo hagamos con sensibilidad y conocimiento.
Es crucial que, al hablar de TPD, lo hagamos con sensibilidad y conocimiento. Créditos: Canva
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El trastorno de personalidad disociativo (TPD), antes conocido como trastorno de personalidades múltiples, ha sido tema recurrente en el cine y la televisión, presentando personajes intrigantes y misteriosos que poseen múltiples identidades. Sin embargo, la representación en medios de entretenimiento, aunque popular, a menudo distorsiona o simplifica una condición compleja que afecta a quienes lo padecen.

El trastorno de personalidad disociativo se relaciona con traumas pasados. Foto: Canva

Películas como “El Club de la Pelea”, “Cybill” o la serie “The Crowded Room” de Apple TV+ ofrecen interpretaciones dramáticas que, si bien llaman la atención del espectador, pueden alejarse de la verdadera esencia de este trastorno mental.

El TPD es una condición psiquiátrica que se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad distintos que controlan el comportamiento del individuo en diferentes momentos. Estas personalidades, conocidas como "alteres", pueden tener nombres, edades, géneros o incluso habilidades completamente diferentes. Los alteres se manifiestan como una respuesta de defensa ante situaciones traumáticas, especialmente durante la infancia.

Cuando una persona experimenta un trauma severo que su mente no puede procesar, el aparato mental busca protegerse creando una nueva personalidad que pueda enfrentar ese dolor o ansiedad.

¿Cómo representan el trastorno de personalidad disociativo en el cine? 

En “El Club de la Pelea” el personaje principal, interpretado por Edward Norton, crea una versión idealizada de sí mismo, Tyler Durden, para hacer frente a su insatisfacción y angustia existencial. Aunque la película utiliza el trastorno de manera más metafórica, es un ejemplo de cómo el TPD puede ser usado para explorar temas de identidad y control. Sin embargo, en la vida real, las personas con TPD no suelen tener alteres con deseos de destrucción o anarquía, como Tyler. Más bien, estos alteres son mecanismos de defensa para sobrevivir a traumas profundos, como abusos físicos o emocionales.

Por otro lado, en la serie “The Crowded Room”, basada en hechos reales, se explora de manera más cercana la idea del TPD como una respuesta directa a eventos traumáticos en la infancia. Esta serie, protagonizada por Tom Holland, presenta un caso en el que las diferentes personalidades del protagonista intentan lidiar con los traumas que su "yo" original no puede enfrentar solo. Aquí se refleja mejor la idea central del trastorno: una respuesta protectora y no una fantasía peligrosa.

Es un trastorno que va más allá de múltiples personalidades. Foto: Canva

Es importante destacar que el trastorno de personalidad disociativo es una patología compleja y no se trata simplemente de "personalidades múltiples" que emergen por diversión o capricho. Los síntomas incluyen amnesia disociativa, despersonalización y dificultad para integrar recuerdos, pensamientos y sentimientos. Las personas con TPD suelen vivir con un alto nivel de angustia emocional y requieren un tratamiento psicológico especializado para aprender a gestionar sus alteres y reestructurar su identidad.

En los medios, el TPD es a menudo malinterpretado como una condición de descontrol o peligro, cuando en realidad se trata de una lucha interna para sobrellevar experiencias que han quebrado la cohesión de la identidad de la persona. Por ejemplo, en “Cybill”, la protagonista sufre una fragmentación de su identidad para lidiar con sus traumas pasados, pero el tratamiento televisivo del personaje suele caer en el estereotipo de la "mujer impredecible". Esto contribuye a perpetuar la idea errónea de que las personas con TPD son inherentemente peligrosas o inestables.

Debe considerarse una enfermedad mental grave

A lo largo de los años, el cine y la televisión han mostrado una fascinación con el TPD, pero es fundamental recordar que estos retratos artísticos no reflejan fielmente la experiencia real de quienes viven con el trastorno. Aunque algunas producciones logran capturar aspectos esenciales del TPD, como el papel del trauma en la formación de las diferentes identidades, otras tienden a exagerar los síntomas o a simplificar la complejidad de la condición.

Las personas con TPD buscan sanar. Foto: Canva

En última instancia, el trastorno de personalidad disociativo es una enfermedad mental grave que afecta profundamente la vida de las personas que lo padecen. Las representaciones en la cultura popular, aunque entretenidas, no deben reemplazar el entendimiento clínico y empático de esta condición. Las personas con TPD no buscan protagonizar historias de misterio o peligro; buscan sanar, integrar sus personalidades y encontrar paz dentro de sí mismas.

El tratamiento adecuado, que a menudo incluye psicoterapia prolongada, puede ayudar a las personas a restaurar la cohesión de su identidad y mejorar su calidad de vida.

Es crucial que, al hablar de TPD, lo hagamos con sensibilidad y conocimiento, evitando caer en los clichés que a menudo vemos en las pantallas. Solo así podremos contribuir a una mejor comprensión y apoyo para quienes viven con este trastorno.

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