Después de cenar, algunas personas pueden sentir pesadez y molestias digestivas como la inflamación. Una solución rápida puede ser tomar algún remedio efervescente o un poco de agua, sin embargo, la Universidad de Harvard revela lo que realmente funciona para dormir ligero.
No se trata de que “cenes como un mendigo”, como coloquialmente se dice, sino que adoptes algunos hábitos para mejorar tu digestión y con ello, puedas transformar tu bienestar general.
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Investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron que para no tener inflamación en la noche es clave cenar temprano, entre las 17:00 y las 19:00 horas.
Este simple cambio puede mejorar la digestión, la calidad del sueño y el control del peso, además de que permite al cuerpo alinearse mejor con su ritmo circadiano natural, regulando funciones importantes como el metabolismo y la secreción hormonal.
Lo que debes hacer después de cenar para no inflamarte
Sin embargo, cenar temprano no basta para evitar molestias digestivas en la noche. Los expertos de Harvard destacan que, además, hay que dar un paseo de 10 minutos después de cenar para ayudar a equilibrar los niveles de azúcar en sangre, mejorar la digestión y activar la circulación.
Caminar tranquilamente tras la cena es muy benéfico porque activa el metabolismo y facilita la digestión, ayudando a prevenir gases y acidez. Este hábito también puede contribuir a deshinchar el estómago y mejorar la absorción de nutrientes.
Así que, en lugar de solo sentarnos o acostarnos a ver la televisión después de cenar, lo ideal es movernos un poco con una caminata que, además, nos puede servir para disminuir el estrés y desconectarnos de las dificultades diarias.
No tiene que ser un paseo muy largo, basta con caminar al menos 10 o 15 minutos después de cenar para obtener estos maravillosos beneficios.
Caminar después de cenar también mejora la glucosa
Procura caminar casi inmediatamente después de cenar para evitar que sientas pesadez o flojera y para tener un beneficio extra en tus niveles de glucosa. Según los expertos de Harvard, cuando caminamos después de una comida equilibramos el impacto en la glucosa, que normalmente tiene una subida 30 o 90 minutos después.
La Asociación Americana de la Diabetes afirma que caminar a paso tranquilo puede reducir la glucosa en sangre durante 24 horas o más después de la actividad. Esto es especialmente beneficioso para personas con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2.
Por otro lado, un estudio publicado en la revista Nutrients señala que una caminata después de las comidas puede controlar los picos de azúcar en sangre en un 30% o más, incluso para personas que no tienen diabetes. Caminar un poco puede ser suficiente para reducir los picos de glucosa y mantener la salud metabólica.
Los investigadores encontraron que caminar 10 minutos después de cada comida puede controlar la glucosa de forma más efectiva que una sola caminata de 30 minutos en otro momento del día.
Caminar en un entorno tranquilo como un parque o un sendero rodeado de naturaleza favorece una sensación de calma, lo que también beneficia a la glucosa, ya que el estrés elevado puede alterar el azúcar en sangre.
Dar un paseo al atardecer de igual forma ayuda a regular los ritmos circadianos de sueño y vigilia, promoviendo la producción de melatonina. Esto facilita conciliar el sueño y mejora la calidad del descanso nocturno.
Caminar mejora tu salud de muchas formas
Además de los beneficios mencionados, caminar después de cenar puede:
- Reducir la presión arterial diastólica en personas con hipertensión.
- Mejorar la circulación sanguínea y controlar el colesterol.
- Contribuir a mantener un peso corporal saludable.
Recuerda que puedes hacer un cambio en tu salud con hábitos sencillos como cenar temprano (entre las 17:00 y las 19:00 horas), procurar dar un paseo de al menos 10 minutos después de cenar, preferiblemente al aire libre y a un ritmo moderado, así como mantener una rutina constante para que nuestro cuerpo se adapte y maximice los beneficios.
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