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"Sólo dormía 3 horas, trabajaba sin parar y compré cosas sin sentido"

El diagnóstico del trastorno bipolar puede retrasarse hasta 8 años y el tratamiento es de por vida

Escrito en MENTE SANA el

Martha cada vez dormía menos. Pasó de descansar 8 horas, a 6, luego a 5 y posteriormente solo a 3. Al mismo tiempo, empezó a querer trabajar más, sentía la necesidad de estar ocupada y en movimiento todo el tiempo.

Las cosas se empezaron a complicar más cuando también desarrolló una compulsión por las compras. Adquiría cosas sin tener la necesidad e incluso, compraba objetos que ni siquiera tenían un uso. Como consecuencia, se endeudó mucho y empezó a trabajar todavía más.

“En ese tiempo yo tenía 29 años y trabajaba como enfermera auxiliar. Tenía un turno de 7 de la mañana a 2 de la tarde, pero yo aceptaba hacer más turnos para seguir trabajando sin descanso. Llegué a pasar una semana prácticamente sin dormir y si llegaba a conciliar el sueño, mi mente seguía activa. Después de eso, mi psiquiatra recomendó una hospitalización de 14 días y ahí recibí el diagnóstico de trastorno bipolar tipo I”.

(Foto: Martha, paciente de trastorno bipolar) 

Actualmente, Martha tiene 46 años y está totalmente controlada, estable con la toma de su medicación, pero asegura que el camino para lograrlo no fue nada fácil.  

Con el fin de informar, derribar estigmas y educar a la comunidad, cada 30 marzo se conmemora el Dia Mundial del Trastorno Bipolar, una fecha que coincide con el nacimiento del famoso pintor Vincent Van Gogh, quien se cree vivió con esta enfermedad.

2 de cada 100 mexicanos padecen trastorno bipolar

La última Encuesta Nacional de Salud Mental (2017) revela que el 2% de los mexicanos padece trastorno bipolar en alguna de sus presentaciones, lo que significa que 2 de cada 100 personas adultas en México padece esta enfermedad mental.

La doctora Joanna Jiménez Pavón, médico psiquiatra con alta especialidad en trastornos afectivos bipolares y depresión resistente al tratamiento, del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, señala que el trastorno bipolar es una enfermedad psiquiátrica crónica recurrente, es decir, que presenta episodios constantes, pero que es controlable.

Altera la forma en que regulamos el estado de ánimo, la energía de nuestro cuerpo y la manera de pensar y actuar.

“Hasta un 80% de los casos de trastorno bipolar ocurre por la combinación de genes y la forma en que está hecho y funciona nuestro cerebro. Esto significa que el principal factor de riesgo es la biología directamente”, explica.

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El otro 20% corresponde al estrés ambiental y social, sobre todo el que llegamos a tener cuando somos niños.

Síntomas empiezan en la adolescencia

Puede afectar a cualquier edad, pero hay momentos en que es más común ver los síntomas de inicio. En México se sabe que el trastorno bipolar se manifiesta con mayor recurrencia durante la adolescencia, aproximadamente a partir de los 15 años; sin embargo, el diagnóstico tarda mucho.

“Puedo empezar en la adolescencia con un episodio depresivo y tal vez recibo tratamiento para controlar la depresión o la ansiedad, pero varios años después se detecta que en realidad se trata de trastorno bipolar”, indica la especialista.

(Dra. Joanna Jiménez, psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría) 

Este trastorno es ocasionado por la alteración de los mecanismos cerebrales que regulan nuestro ánimo, lo que ocurre de manera cíclica o afecta solo en determinados periodos. El resto del tiempo se puede estar prácticamente sin síntomas.

Episodios durante el trastorno bipolar pueden ser de dos tipos

1. Depresivos. Es cuando toda la energía, el ánimo y la cognición están enfocados hacia la tristeza y la falta de energía, hay bajo interés sexual, problemas para concentrarse y tomar decisiones, insomnio o en algunos casos, exceso de sueño.

2. De elevación del ánimo. Estos pueden ser de manía o hipomanía, es decir, hay mucha energía, se quieren hacer muchas cosas a la vez, sentimos que no necesitamos dormir, hay pocas horas de sueño y podemos estar o muy felices o irritables.

“Estos síntomas pueden aparecer durante periodos que van desde semanas hasta meses enteros, donde la persona puede estar muy deprimida o con un estado de ánimo elevado”, puntualiza Jiménez.

Afecta por igual a hombres y mujeres, aunque con algunas diferencias

Este problema de salud mental afecta por igual a hombres y mujeres, aunque hay ligeras diferencias en el tipo de trastorno bipolar que se padece.

El trastorno bipolar tipo I afecta más a hombres que a mujeres y se caracteriza porque puede haber episodios de más de dos semanas donde prevalece la tristeza, la disminución de la energía y los problemas del sueño, pero también periodos de elevación de la energía llamados manías, en las cuáles hay una alteración hacia arriba tan intensa, que causa una disfunción.

“Es como si nos prendieran y nos apagaran el switch, así se llega a sentir; o como estar en una montaña rusa”, señala la psiquiatra.

Por su parte, el trastorno bipolar tipo II afecta más a las mujeres y se caracteriza porque hay profundas depresiones también, pero cuando el estado de ánimo se eleva, no suele ser tan grave, al grado que el paciente no se da cuenta de las alteraciones.

Diagnóstico puede retrasarse hasta 8 años

Uno de los principales problemas es el retraso en el diagnóstico. Como normalmente se tienen estos periodos de depresión muy prolongados, es común creer que solamente se está deprimido.

Eso fue lo que sucedió con Martha, pues durante años los médicos consideraron que solo tenía depresión.

“Al principio no pensé que se tratara de una enfermedad psiquiátrica, simplemente no podía dormir, estaba muy cansada todo el tiempo, tenía dolores de espalda y de cabeza muy frecuentes. Me vio el médico general y me dijo que no tenía nada a nivel físico, sino que se trataba de algo psiquiátrico; me envió a urgencias de psiquiatría y desde entonces tengo el seguimiento de los especialistas”, relata.

“Mi primer diagnóstico fue depresión mayor. Me dieron antidepresivos pero luego empecé a desarrollar manía. Cuando tuve ese último episodio maniaco, mi psiquiatra supo que no se trataba de depresión, sino de trastorno afectivo bipolar”, agrega.

(Foto: Martha y su familia) 

Al respecto, la doctora Jiménez puntualiza que no es un diagnostico tan fácil de hacer, lo tiene que confirmar un psiquiatra especializado y se tienen que revisar muchas cosas, lo que favorece que se tarde hasta 8 años en dar con el diagnóstico correcto y, por lo tanto, el paciente no recibe el tratamiento necesario; mientras, la enfermedad se complica.

Hipotiroidismo, una de las enfermedades relacionadas con el trastorno bipolar

Cuando la enfermedad no se controla oportunamente puede dar lugar a otras complicaciones, como las adicciones a sustancias psicotrópicas o que producen una alteración en el funcionamiento del sistema nervioso central.

El trastorno bipolar también se relaciona con problemas metabólicos, pues los episodios de depresión y de elevación del ánimo alteran el apetito y pueden modificar el peso corporal constantemente.

“Por los genes involucrados está ligado también a otro tipo de enfermedades como las endocrinológicas, en donde se ve mayor prevalencia de complicaciones como el hipotiroidismo”, explica la especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Estigma social y falta de información empeoran la situación

También hay un fuerte estigma hacia la enfermedad, pues se trata de un problema que en general no entiende la población.

“El peor momento para mí viviendo con trastorno bipolar fue el inicio, el día en que me dijeron que padecía esta enfermedad y que necesitaba ser hospitalizada porque se trataba de algo con lo que tenía que vivir toda la vida, que necesitaría estar medicada todo el tiempo porque si no tendría crisis”, dice al respecto Martha.

(Foto: Freepik) 

“Aceptar la enfermedad fue muy difícil, sobre todo por todo el estigma que había sobre las enfermedades psiquiátricas en el momento en que fui diagnosticada. Cuando salí de la hospitalización y me reincorporé al trabajo, mis compañeros me miraban con lástima y noté que me habían reducido mis actividades laborales. Eso me hizo sentir mal porque yo me sentía muy capaz de hacer mi trabajo, pero las demás personas no lo veían así”, recuerda con desánimo.

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Otra complicación es la falta de información que se tiene acerca de las enfermedades mentales, pues en general no sabemos reconocer un problema ni cuál es el límite de la normalidad, mucho menos cuándo deberíamos buscar ayuda.

“Mientras más información tengamos, mejor podremos identificar que alguien lo padece y necesita ayuda o podremos reconocerlo en nosotros mismos”, destaca la doctora Jiménez.

Se requiere de un tratamiento multidisciplinario

Al padecer trastorno bipolar se requieren de medicamentos llamados estabilizadores del estado de ánimo, que lo que hacen es impedir una elevación del estado de ánimo tan intensa que genere problemas o que se llegue a desarrollar una profunda depresión.

Antes de eso se pueden recibir otros tratamientos, como antidepresivos, pero éstos no son muy efectivos porque no previenen las recaídas y tampoco evitan los estados elevados.

El tratamiento principal del trastorno bipolar consiste en la toma de fármacos, pero para recuperarse en todas las esferas de la vida y mantener la estabilidad se requiere de un manejo integral que no solo involucre a los psiquiatras, sino que también incluya psicoterapia y nutrición, entre otras.

(Foto: Pixabay) 

“Es de por vida y se va adaptando al tipo de trastorno que se padezca, porque no todos tienen la misma severidad, ni el mismo número de episodios, además de que cada uno responde diferente al tratamiento”, explica la psiquiatra.

Psicoterapia, fundamental para el control de las crisis

En el caso de Martha, tuvieron que modificar su tratamiento varias veces pues, aunque lo seguía al pie de la letra, su cuerpo no reaccionaba como se esperaba y seguía teniendo crisis importantes.

“Yo estuve muchas veces hospitalizada por crisis debido a que me diagnosticaron el trastorno bipolar junto con un hipotiroidismo. Empecé a recibir moduladores del ánimo y medicamentos que me ayudaban a dormir porque ya no descansaba bien. Aunque era muy apegada a seguir el tratamiento al pie de la letra y todas las recomendaciones del médico, había momentos en que mi cuerpo no respondía y desarrollaba las crisis, con mucha ansiedad y episodios maníacos y depresivos o en ocasiones, episodios mixtos”, detalla.

“Debido a ello me tenían que hospitalizar, me cambiaban de medicamento y se convirtió en un círculo vicioso”, agrega.

Desde su experiencia, el tratamiento multidisciplinario es fundamental, pues en su caso no solo los fármacos ayudaron, también la psicoterapia.

“La psicoterapia también puede ser un gran apoyo porque prácticamente lo educan a uno respecto a la enfermedad. Es ideal para controlar el exceso de ansiedad, porque te enseñan a respirar y a manejar las crisis para no llevar las emociones hasta el extremo”, dice Martha.

¿Qué hacer ante la sospecha de trastorno bipolar?

Al estar cerca de una persona con trastorno bipolar lo más importante es buscar información confiable para entender qué es lo que le está pasando. También se le debe facilitar la información a quien lo padece para buscar ayuda profesional.

“Lo peor que podemos decir es ‘ya medícate’ o ‘tú contrólalo’, porque las causas son muy biológicas, se pierde la regulación del estado de ánimo y por más que la persona lo intente, no puede controlarlo”, agrega Jiménez.

Si alguien se identifica con los síntomas, lo primero es que debe hacer es buscar una valoración integral que confirme o descarte el diagnóstico.

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“Se pueden acercar al Instituto Nacional de Psiquiatría, donde contamos con ayuda de psicólogos y psiquiatras especializados. También en la página mentalizarte.com y en instituciones de salud mental que se encuentran en cada una de las alcaldías de la Ciudad de México y en todos los estados de la República Mexicana”, recomienda la experta.

El camino es difícil, pero no imposible

Vivir con trastorno bipolar no ha sido fácil para Martha, especialmente cuando fue diagnosticada, pues según cuenta, sufrió mucho el estigma social acerca de la enfermedad y a nivel personal, se sintió muy aislada.

“En el aspecto personal también es muy duro. Cuando me diagnosticaron mis hijas estaban pequeñas y debido a la hospitalización mi esposo tuvo que buscar quien pudiera cuidarlas mientras él trabajaba. Además, yo no tenía permitidas las visitas ni las llamadas en el hospital porque debía descansar, así que nos separamos durante varios días y fue algo muy complicado”, cuenta.

(Foto: Freepik) 

Tuvieron que pasar varios años para que aprendiera de su trastorno y, sobre todo, para entender que no era un impedimento para llevar una vida completamente normal.

“El trastorno bipolar no te impide trabajar, estudiar, tener una familia ni educar a unos hijos, todo se puede hacer si se siguen todas las indicaciones del médico”, afirma.

Trastorno bipolar no afecta las capacidades en ninguna forma

Desde su experiencia, Martha hace algunas recomendaciones: “A quienes recién están recibiendo el diagnostico yo les diría que no tengan miedo. El trastorno bipolar es como cualquier otra enfermedad crónica, en la que se tiene que estar tomando el medicamento de por vida, se deben seguir todos los cuidados y recomendaciones del médico psiquiatra y mantener hábitos saludables, como dormir bien, comer equilibradamente y hacer ejercicio”.

La doctora Jiménez está de acuerdo con dicha afirmación, pues asegura que, aunque el padecimiento es crónico como la diabetes o la hipertensión, es controlable y se puede tener una gran calidad de vida una vez que se recibe el diagnóstico y el tratamiento adecuado.

(Foto: Martha, paciente de trastorno bipolar) 

“El trastorno bipolar no afecta las capacidades en ninguna forma, de hecho, ha habido personajes famosos y muy talentosos que se sabe padecieron la enfermedad, entre los que se incluye el pintor Vincent van Gogh, quien nació un 30 de marzo y es la razón por la que en esa fecha se conmemora el Día Mundial del Trastorno Bipolar”, destaca la especialista.

Educar a médicos para diagnóstico más temprano, una prioridad

Una de las grandes preocupaciones en México es que hay pocos psiquiatras, por lo que se busca educar también a los médicos generales para que sean capaces de reconocer los síntomas del trastorno bipolar y puedan canalizar a los pacientes con un especialista en caso de ser necesario.

(Foto: Freepik) 

También está la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que busca psicoeducar a los médicos y al personal de asistencia sanitaria para que aprendan más de las enfermedades mentales, las reconozcan y refieran a los pacientes. De igual forma, en el Instituto Nacional de Psiquiatría hay cursos a distancia y la disposición para compartir información con otras instituciones y médicos.

“Estemos atentos no nada más a nosotros, también a nuestros familiares y en vez de querer aconsejar, lo mejor es informarnos. No debemos discriminar a una persona con trastorno bipolar, porque podríamos ser nosotros o podría ser alguien cercano que queremos mucho”, recomienda Jiménez.

“Tener trastorno bipolar no nos impide una buena calidad de vida y tampoco tenemos derecho a impedírselo a alguien que lo padece”, agrega.

Futuro esperanzador

Después de padecer el trastorno bipolar por más de 15 años, Martha cree que las cosas han mejorado mucho, especialmente en lo referente al estigma social, pues desde su perspectiva, ahora se habla mucho más acerca de las enfermedades mentales.

“Creo que actualmente el estigma ha disminuido un poco, porque ahora se puede hablar sin temor de los trastornos mentales, incluso hay personas famosas que los padecen y lo expresan ante la sociedad, así que ya no se piensa que se trata de un loco que anda por la calle o que necesita una camisa de fuerza. Ya se ve como algo más normal”, afirma.

Para ella lo más importante es informarse de fuentes confiables acerca de la enfermedad, para poder entenderla y sobrellevarla de la mejor manera.

“No se dejen llevar por las cosas que leen en Internet, porque hay mucha información falsa que puede confundir. Si hay dudas, lo mejor es preguntarle al psiquiatra y tener la certeza de que se va a salir adelante”, concluye.

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