Desde hace varios días, las redes sociales y medios de comunicación han compartido y hecho circular la posible crisis de pareja que existe entre la cantante colombiana Shakira y su esposo, el futbolista Piqué.
El día de hoy, se agrega información extra a este caso, pues la revista española ¡Hola! ha publicado una serie de fotos e información donde se asegura que el pasado 28 de mayo, la cantante habría sido trasladada a la Clínica Teknon tras lo que se cree sería un ataque de ansiedad.
Pero, ¿qué son los ataques de ansiedad que causaron que la famosa cantante necesitara atención de una ambulancia y, posteriormente, su traslado al hospital?
(foto: unsplash)
Los ataques de ansiedad
Según la información de MayoClinic, los ataques de ansiedad (también llamados ataques de pánico)son episodios repentinos de miedo intensos, desencadenados por un situación específica que cause preocupación, miedo o estrés intensos. Estos ataques están caracterizados por presentar síntomas de desesperación o angustia, aunque también pueden presentarse malestares físicos, como la falta de aire, corazón que late con mucha fuerza (aceleración del pulso), la sensación de un nudo en el estómago.
También se le puede considerar como una avalancha de emociones, esencialmente de miedo o preocupación, que puede iniciar de forma repentina o de forma gradual (es decir, poco a poco), y donde se siente que se está perdiendo el control, así como la aparición de sensación (y temor) de morir o de que se experimenta un ataque cardíaco.
Las causas de un ataque de pánico son variadas, pero una situación de estrés intenso puede actuar como desencadenante, ya sea un proceso traumático, muerte enfermedad de un ser querido, cambios significativos en la vida, problemas de pareja, conflictos laborales, etc. Si estos llegan a ser demasiado frecuentes, podríamos hablar de un trastorno de pánico.En algunos casos, un estrés intenso y una ansiedad no tratada, tendrían la capacidad de derivar en un ataque de pánico, dependiendo del estímulo.
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Saber reconocer un ataque de ansiedad: los síntomas
Los síntomas y la forma en que un ataque de ansiedad se manifieste, variarán y serán diferentes de persona a persona, así como también influirá la causa detonante del ataque.
Sin embargo, los síntomas más frecuentes son:
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Sentimientos de angustia y desesperación desmedida.
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Presión en el pecho (que puede hacer creer que es un infarto cardíaco).
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Temblores y sudoración.
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Sensación de falta de aire o dificultad para respirar.
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Pulso y respiraciones acelerados.
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Dolor de cabeza.
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Gritos y/o llantos que no se pueden controlar.
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Náuseas (ganas de vomitar) y malestar estomacales en general.
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Mareos, sensación de desmayo, confusión.
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Sensación de frío o, por el contrario, de mucho calor.
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Miedo a morir.
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Hormigueo, principalmente en las manos o la cara.
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Sensación de ser “ajeno” o verse en tercera persona (despersonalización) o el pensamiento y percepción de que lo que se vive no es real (desrealización).
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Sentimiento de que se va a perder el control y se puede hacer algo “loco”.
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¿Qué hacer en un ataque de ansiedad?
Si te encuentras en un ataque de ansiedad que ya identificaste, lo ideal es aplicar estrategias que te permitan controlar lo que estás sintiendo:
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Identifica lo que sientes, acéptalo y no lo evadas. Lo recomendable es que entiendas y seas consciente de lo que está pasando, pero que también sepas que poco a poco irán disminuyendo.
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Respira profundamente, con lentitud, y exhala con lentitud, esto te ayudará con la sensación de falta de aire o la respiración acelerada.
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Busca un espacio tranquilo. Si te es posible, puedes salir a tomar aire fresco y despejar tu mente. También puedes “salir mentalmente” imaginándote un lugar que te resulte agradable y feliz.
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Intenta fijarte en lo que pasa en tu entorno. Si bien no debes evadir el ataque, es útil que no te quedes simplemente pensando en lo que estás sintiendo. Intenta escuchar o mirar lo que pasa en tu entorno, siempre y cuando no te resulte estresante o molesto.
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Una vez que sientas que vas mejorando, haz algo que te resulte agradable, de esa manera podrás ir relajando a tu cuerpo y tu cerebro.
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Cuéntale y pide ayuda a alguien en quien confíes. Muchas veces tener la ayuda de alguien más podría ser de utilidad, pues te puede aligerar la carga el sentir que no estás solo y que no debes resolverlo todo por tu propia cuenta.
(Con información de: El Mundo, Medical News Today, MayoClinic, Psicólogos ANIMAE.)