Main logo

Poner límites y decir "no", ¿para qué sirve?

Los límites, físicos o emocionales, ayudan a expresar nuestras necesidades, regularnos, y a sentar una buena autoestima

Escrito en MENTE SANA el

Seguramente, en más de una ocasión todos hemos llegado a sentir que no estamos cómodos con una situación, las acciones, las palabras o en general con una relación que tengamos, ya que sentimos que no es lo nuestro, pero hemos aceptado por “inercia”, y simplemente nos preocupa e intimida dejarlo.

Usualmente este problema se debe a la falta de límites personales o la ausencia del “no dentro de nuestro glosario de uso cotidiano. Son estos, los límites, los que nos sirven para establecer lo que nos gusta y lo que no, dejando ver a quienes nos rodean nuestras necesidades.

La comodidad, el autoestima, y el correcto desarrollo de las relaciones interpersonales (amigos, pareja, o laborales), dependen en gran medida de la capacidad que tenemos para expresar estas necesidades, pues ayudarán a equilibrar las interacciones, y existirá menos probabilidad de sentirnos presionados a realizar cosas que no nos gustan.

(foto: freepik)

La importancia de poner límites

Poner límites tiene, en gran parte, relación con la autoestima y el valor individual. Es una expresión de lo que queremos y de lo que no, incluyendo nuestros ideales, principios, y también nuestras necesidades psico-emocionales, mostrando el respeto que tenemos hacia nosotros mismos y lo que nos conforma.

Cuando ponemos límites, y dejamos en claro lo que no nos agrada (siempre utilizando la comunicación asertiva), es probable que las relaciones con otras personas se vean beneficiadas, principalmente en el ámbito de las parejas, pues brindará la posibilidad de que esta se vuelva equitativa y no signifique una carga para ninguno de los dos.

Por otra parte, también nos será útil para conocernos a nosotros mismos, ya que tendremos que hacer ejercicios de introspección para poder entendernos, y puede que descubramos cosas de nosotros mismos que quizás no conocíamos.

El autoestima también se ve potenciada una vez que respetamos nuestros pensamientos y sentimientos ante los demás, manteniéndonos firmes ante ellos. Darnos nuestro lugar y hablar de lo que queremos, siempre es un potencializador para sentirnos valiosos y libres.

(foto: freepik)

¿Qué evita que pongamos límites?

Incluso si sabemos que poner límites es necesario y que al no hacerlo estamos cayendo en un error que nos afecta a nosotros mismos, en muchas ocasiones simplemente evitamos hacerlo, debido a diferentes motivos y razones que, aunque muy populares en el pensamiento, son ideas que poca justificación y veracidad tienen. 

  • El miedo al rechazo y a la soledad.
    Muchas veces llegamos a creer que si le decimos que “no” a alguien, o si expresamos una opinión diferente, podríamos causar molestias e incluso seríamos la causa de que decidan alejarse. 
  • La dificultad para decir “no” porque nos sentimos culpables de hacerlo.
    La culpa es una de las emociones más frecuentes en las personas, y de las que más estragos podrían causar en quienes la experimentan, principalmente si esta no se resuelve. En ocasiones llegamos a pensar que si le negamos nuestra ayuda a alguien, o simplemente le negamos algo, estaríamos siendo poco amables y cometiendo algo malo.

  • Nos da miedo mostrarnos vulnerables.
    Esto es la causa de que aceptemos la responsabilidad de muchos más compromisos o deberes de los que deberíamos, o que nos ahoguemos en algo que nos está causando conflictos, simplemente porque pedir ayuda o admitir que está fuera de nuestro alcance es algo inadmisible, ya que podríamos quedar expuestos y lucir “débiles”.
  • El miedo a parecer egoístas
    Algo en nosotros nos hace creer que si decidimos no ayudar, no acompañar, o no dar algo, estaríamos siendo bastante malos, incluso si existen razones justificadas (como negarse a ayudar a un compañero con el papeleo de su trabajo porque nosotros ya tenemos mucho por hacer), porque estaríamos pensando más en nuestra persona y nuestra comodidad, dejando de lado lo que el otro necesita.

(foto: freepik)

¿Cómo aprender a poner límites?

Lo más importante es tener claro lo que no queremos, lo que no nos gusta, y lo que puede incomodarnos, en función de nuestras necesidades y relaciones interpersonales. Se debe saber identificar aquello que nos desagrada, ya que de esa manera seremos capaces de entender qué evitar o ante qué acciones alejarnos.

Tenemos que mentalizarnos a que nuestras necesidades tienen valor e importancia, pues si nosotros mismos no llegamos a darle valor, es difícil que otros lleguen a hacerlo; tenemos que respetarnos a nosotros mismos (con creencias, valores, e ideas), para posteriormente exigir ese mismo respeto del resto. Debemos dejar de pensar que nos abandonarán por expresar nuestras ideas o necesidades, o que se verá mal hacerlo.

Hay que tener paciencia, principalmente si recién se comienza a poner límites. No es algo fácil, por lo que no se debe presionar a uno mismo, ni reprocharnos si vamos avanzando lento, lo ideal es celebrarnos y aplaudirnos por los pequeños avances que podamos tener.

Otra de las cosas más importantes es saber luchar con los sentimientos de culpa, recordándonos a nosotros mismos nuestro valor; lo que pensamos y sentimos, incluso si difiere de nuestros cercanos, tiene un valor muy importante, por lo que es completamente válido (y necesario) expresarlo. No está mal darnos nuestro lugar.

(Con información de: ABC Bienestar, Salud 180, La Mente Es Maravillosa)