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“Me siento solo y discriminado por ser homosexual; me quiero suicidar”

El suicidio no es una decisión sino una consecuencia de una enfermedad. Más del 50% de los suicidios se relaciona con depresión: experto.

Escrito en MENTE SANA el

“Me quiero suicidar. Tengo 26 años y me siento solo y discriminado por ser homosexual. Me gustaría tener una pareja con quien compartir mi vida, pero no es posible ya que soy poco atractivo y pobre”, reconoce Emmanuel.

El suicidio sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo y la ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo. 

Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año pierden la vida más personas por suicidio que por VIH, paludismo o cáncer de mama, o incluso por guerras y homicidios. “En 2019, se suicidaron más de 700,000 personas, es decir 1 de cada 100 muertes”.

El psiquiatra y neuropsiquiatra por el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, Juan Enrique Vélez Escalante González, asegura que el suicidio no es decisión racional que las personas toman sino resultado de una enfermedad. El 90% de las veces la persona que terminó con su vida tenía una enfermedad mental, señala. 

Lo anterior ha llevado a la OMS a elaborar nuevas orientaciones para ayudar a los países a mejorar la prevención del suicidio y los cuidados conexos.

En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los casos de suicidio han incrementado durante los últimos años; en el 2000, se registró un total de 3,475 suicidios, para 2019 la cifra era de 7,223 y para 2020 se tiene registro de 7,896. La tasa nacional de suicidio es de 6.2 y los estados que la superan de manera importante son Yucatán (10.2), Aguascalientes (11.1) y Chihuahua con 14.0. Por otro lado, hasta el 8% de la población mexicana entre 50 y 59 años también ha pensado en suicidarse.

Suicidio y pandemia: decir sí a la vida

El 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y el programa DISÍ a la Vida, del Consejo Ciudadano de Seguridad, en el periodo enero- agosto de 2021 hubo un incremento del 120% en las solicitudes de apoyo psicológico frente a la ideación o planeación suicida, con relación al mismo periodo de 2020.

El 71% de los reportes son de mujeres y de ellas, el 86% tienen menos de 30 años de edad, lo que las ubica como el sector poblacional con mayor disposición a la búsqueda de auxilio. Las cifras parten de la información recabada en la Línea de Seguridad y Chat de Confianza (55 5533 5533)

“En las llamadas recibidas se ha detectado la urgente necesidad de atender los problemas que han dado pie a esta tendencia. Los trastornos mentales y el suicidio son todavía un tema tabú en algunos sectores y familias, lo que disuade de buscar ayuda a las personas que han contemplado quitarse la vida o intentado hacerlo”.

En el reporte de motivos por los que las personas llaman a DISÍ a la VIDA destacan los problemas familiares, desesperanza, problemas de pareja, problemas emocionales, duelo y violencia familiar.

Cuando inició la pandemia de covid-19, los expertos consideraban que el incremento en los casos de suicidio sería uno de los efectos por las afectaciones emocionales como indica información recopilada por el programa DISÍ a la Vida:

“La depresión y desesperanza son, en gran medida, consecuencias de la pérdida de empleo, la crisis económica familiar, la reducción del contacto interpersonal, los cambios en estilos de vida y de organización al interior del hogar y los conflictos intrafamiliares, que ya se presentaban. Estas situaciones son incluso más fuertes en mujeres, porque quedaron más expuestas a la violencia en el hogar, que pueden provocar depresión y aislamiento”.

¿Qué es el suicidio?

Al respecto, en entrevista con sumédico.com, Vélez Escalante González, quien trabajó de 2008 a 2019  en la Secretaría de Salud de la CDMX como psiquiatra y de 2007 a 2018 en la clínica de sueño de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también en el área de Psiquiatría, explica que el suicidio en la mayor parte de los casos es la complicación médica de una enfermedad. 

“Por definición, el suicidio es cuando una persona termina con su propia vida. El asunto es que el 90% de las veces la persona que terminó con su vida tenía una enfermedad mental y aunque no todos los casos se relacionan con esto, sí la mayoría y esto es muy importante de entender. Hay que conceptualizarlo como la consecuencia de una enfermedad, como la complicación de una enfermedad, por ejemplo, las personas con neumonía por covid-19 pueden morir por insuficiencia respiratoria, las personas que tienen depresión u otras enfermedades mentales pueden fallecer por suicidio como complicación de la enfermedad”.

De su relación con la depresión…

El especialista en psiquiatría además comenta que la depresión es la enfermedad más común que se relaciona con el suicidio.

“Ya sea la depresión que conocemos todos, que es el trastorno depresivo mayor, conocida como depresión unipolar o bien en el caso de los pacientes con trastorno bipolar. Sabemos que hasta un 10% de los pacientes con depresión podrían tener un intento suicida y de aquellos que tuvieron el intento suicida, hasta el 10% podrían lograrlo. De hecho, hasta más del 50% de los suicidios se relacionan a depresión”.

Es el caso de Emmanuel, quien en una llamada a los servicios de apoyo para personas con ideación  suicida manifestó su petición de ayuda. 

Dijo que ha sido víctima de muchos señalamientos y de discriminación a lo largo de su vida, pero sobre todo en la universidad, donde comenta que uno de sus compañeros le robó su escrito de tesis de grado por el hecho de ser homosexual. Comenta que desde ese momento no puede sentirse bien consigo mismo y sufre de depresión; por último, cree que la solución a sus problemas sería el tener por fin una pareja con quién compartir su tiempo.

¿Hombres o mujeres? 

El doctor Vélez advierte que el suicidio puede presentarse en cualquier momento de la vida; sin embargo, en las personas más jóvenes es entre quienes el suicidio “pega con mayor fuerza”.

”En México es la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años de edad. A nivel mundial, es un 50% de las muertes violentas en hombres y 71% en mujeres. En Estados Unidos, el rango de suicidio es de 33% en grupo de edad de 10 a 34 años y termina siendo también la segunda causa de muerte para ese grupo. Regresando a México, la tasa de suicidio es 5.2 por cada 100 mil habitantes y en Estados Unidos es 10.5 y 14 muertes por cada 100 mil habitantes lo que nos da idea de la gravedad del problema en las personas más jóvenes”.

Vélez además aclara que en las mujeres hay más intentos suicidas pero es más frecuente que los hombres lo consumen, es decir, que logren el suicidio.

¿Peligro de suicidio? No todos piden ayuda

El especialista explica que algo que se ha tratado desde hace mucho tiempo es el tema de cómo predecir el suicidio; qué persona lo va a intentar, cuándo lo va a intentar y cómo lo va a intentar pues se quiere hacer mucho más por eso. 

“Desafortunadamente no tenemos ningún predicador del suicidio, algo que nos diga específicamente quién lo va a intentar pero sí tenemos cosas que conocemos como factores de riesgo; situaciones que sabemos facilitan la presencia de esta situación. Sabemos que muchas de las personas que tuvieron un intento suicida buscaron atención previamente, no todos y esto es importante porque a veces se tiene la idea de que todos debieron pedir ayuda cuando no es así”.

Respecto a cómo piden ayuda las personas en riesgo de suicidio, Vélez refiere que las acciones van desde levantar la mano, decir que se sienten mal, contarle a personas cercanas que se han sentido tristes, angustiadas o desesperadas. 

“En general cuando se llega al suicidio, en la mayor parte de las ocasiones va a ocurrir de una manera paulatina, es decir, van apareciendo los pensamientos de querer morir y eventualmente van a llevar a la persona a pensamientos de querer matarse”.

Acerca de lo anterior, el doctor dice que algunas personas consuman el suicidio aunque muchas veces se trata de un acto impulsivo en el cual no hay pensamientos previos de muerte. 

“No es tanto que lo piensen consistentemente como es en el caso de depresión pero puede ocurrir que suceda alguna situación que es muy fuerte o dura para el paciente y en ese momento tiene un intento suicida; son intentos más impulsivos e impredecibles”.

Así, uno de los principales factores de riesgo es tener una enfermedad mental pero también hay otros. 

“Ser víctimas de abuso, de acoso sexual, de violencia física o psicológica también son factores de riesgo importante y otro es la estigmatización”.

El abuso en la infancia cambia el cerebro

El tema del abuso es un factor importante, particularmente cuando ocurre en la infancia; también el abandono.

“Esto causa cambios biológicos en el cerebro de las personas y se ha empezado a entender en los últimos 10 años. Estos abusos en la infancia generan cambios permanentes en el cerebro que aumentan el riesgo de muchas enfermedades mentales, cambios en los circuitos neuronales que controlan el estado de ánimo y cambios en la manifestación de genes”.

¿Tristeza o depresión? Una diferencia importante

El especialista destaca además la importancia de separar la tristeza de la depresión pues no son lo mismo. 

“La tristeza es una manifestación normal del estado de ánimo y es hasta evolutiva; las personas estamos tristes para evitar las cosas que nos lastiman, que nos molestan o nos pueden hacer daño y estamos contentos para repetir cosas que nos benefician. La tristeza y la alegría es normal, son emociones flotantes y efímeras que duran un ratito y se quitan y siempre responden a una situación pues al sentirnos tristes dura poco tiempo y la depresión es un estado más bien constante, no es efímero”.

Vélez detalla que si una persona está deprimida, la tristeza en lugar de ser por algunas horas o por algunos días, es consistente.

“Cualquier persona que tenga tristeza todos los días, la mayor parte del día por dos semanas seguidas o más tiempo, es muy posible que tenga depresión. Otra forma de verla es cuando la persona ha perdido el interés por las actividades o ha dejado de disfrutarlas todos los días, durante la mayor parte del día. Entonces, la constancia en los síntomas es el punto definitorio más importante entre quién está triste y quien está deprimido. Con tristeza y desgano diarios ya podemos sospechar depresión”.

Por otro lado, el doctor explica que se ha observado que los intentos suicidas en las mujeres suelen ser menos violentos como la ingestión de sustancias y en el caso de los hombres los intentos suicidas suelen ser más violentos; es una diferencia importante entre ambos grupos.

Estigma y la atención vía telefónica: 911 también atiende ideación suicida

El tema más importante en torno al suicidio, refiere Vélez, es el estigma pues las personas no siempre buscan ayuda porque no saben que es un problema, tampoco saben que se debe tener atención y tampoco que hay una solución. 

“El estigma es un punto muy importante por el cual las personas no se atienden. Tenemos muchos hospitales en el país que pueden atender estos problemas porque cuentan con especialistas aptos. No en todos los estados hay hospitales psiquiátricos y esto puede limitar el acceso, además la salud mental fue el patito feo de la medicina durante mucho tiempo, aunque conforme pasa el tiempo, afortunadamente se le pone más atención”.

Cuando se tiene pensamiento suicida recurrente, se puede también buscar ayuda vía telefónica al 911.

“Se puede llamar al 911 pues también en este número se atienden llamadas por ideación y pensamientos suicidas. También contamos con programas de prevención del suicidio por estado y por ello, es importante identificar la línea de vida o atención pública. Una intervención vía telefónica definitivamente no es la solución al problema a largo plazo pero en el momento de crisis en que la persona está decidiendo si se queda aquí o se quita la vida, la diferencia puede ser que alguien la escuche o le diga que todo estará bien; que la enfermedad se puede tratar y que hay otros caminos. La atención telefónica no es un tratamiento final y tampoco una solución pero sí es algo que puede prevenir en su momento y así es como debemos tomar estos recursos de línea de vida”.

Suicidio: consecuencia de una enfermedad y no una decisión, ¿cómo ayudar?

Una de las formas más importantes de ayudar es detectar a las personas que tienen depresión y tratarlas, tener claro conocimiento de qué es tristeza y qué es depresión

“Vale la pena buscar a un especialista. La depresión es una enfermedad como cualquier otra y algunos pacientes requerirán de un tratamiento farmacológico, otros solamente psicoterapia pero es algo que tiene que decir el especialista o psiquiatra. Hay que entender al suicidio no como una decisión sino como la consecuencia de una enfermedad que hace que las personas perciban el mundo de una manera negativa pero como resultado de una enfermedad; no es algo voluntario, es una condición patológica y por ello puede tratarse”.

Finalmente, el doctor Vélez invita a “levantar la mano” si llegan estos pensamientos de querer morir y buscar atención siempre con un profesional.