¿Crees que alguien podría modificar tu memoria y convencerte de que algo sucedió al grado de lograr que lo recuerdes aunque no sea verdad? La memoria y los recuerdos son dos temas relacionados con el cerebro que han sido objeto de diversos estudios debido a la complejidad de su construcción.
La memoria es la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, de acuerdo con la Real Academia Española, pero el proceso es mucho más complejo que eso.
Es un proceso activo en el que el cerebro almacena información e implica diferentes estadios: la adquisición, la consolidación, evocación, reconsolidación, la extinción y actualización de la información, de acuerdo con Federico Bermúdez Rattoni, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien se ha dedicado a estudiar los mecanismos moleculares de plasticidad neuronal y la memoria.
Detalla que la memoria también está relacionada con la capacidad de usar el conocimiento adquirido a través de la experiencia para resolver problemas cotidianos en nuestro entorno, lo que a la vez genera cambios en el comportamiento del organismo. Si los recuerdos los construimos con lo que vivimos cotidianamente, ¿qué tan maleables son? Diversos especialistas se han hecho esa pregunta y Bermúdez Rattoni afirma que “la memoria puede modificarse a nuestra conveniencia”.
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La investigación más conocida sobre el tema es la que hizo la psicóloga Elizabeth Loftus, quien reclutó a 24 jóvenes y a sus familiares cercanos para el estudio La formación de memorias falsas. A los familiares se les pidió que escribieran tres recuerdos de cuando los jóvenes eran niños, después a ellos les enseñaron estas memorias con una cuarta que era falsa, que era la historia de cuando se perdieron en el centro comercial, pero se incluyeron detalles reales, como los nombres de tiendas que visitaban o de personas con las que iban a ese lugar.
El resultado fue que siete de los 24 jóvenes dijeron tener recuerdos del evento falso y hasta agregaron detalles que se les vinieron a la mente sobre ese momento, aunque no había ocurrido.
Un estudio más reciente es el de la psicóloga Julia Shaw, quien convenció a adultos de que en su adolescencia habían cometido crímenes que en realidad no hicieron. Lo más curioso es que después de un tiempo la mayoría admitió que los habían cometido y hasta los describían con lujo de detalles.
Aunque todavía faltan más investigaciones que permitan precisar cómo es que el cerebro se apropia de falsos recuerdos como si fueran verdaderos, los estudios que existen muestran que esto es posible y que hacer creer a alguien que hizo o vivió algo no es tan descabellado como parece. ¿Crees que tú podrías tener un recuerdo de algo que no sucedió?
Con información de Gaceta UNAM